El cine palpitante

El cineasta francés Jean Epstein dirigió una de las versiones más perturbadoras del inmortal escritor norteamericano Edgar Allan Poe. La caída de la Casa Usher es una de las obras cumbre del cine mudo de terror, una película a reivindicar.

Desconocida entre muchos cinéfilos, la película estuvo desaparecida por muchos años hasta que en 2010 se restauró una copia en 35 mm de la colección Raymond Rohauer.

Hay películas que parecen estar poseídas. La película de Epstein late al ritmo de la misma locura que posee al personaje protagonista, Roderick, magistralmente interpretado por un alucinado Jean Debucourt.

Roderick Usher es una excéntrico pintor obsesionado con terminar el retrato de su amada esposa Madeleine. Pero cada pincelada la enferma. Cuanto más vida le da al cuadro más la posee como si fuese una especie de vampiro. Acabar el retrato significa matar a su amada.

Tan desconocida es la película como lo es la participación de Luis Buñuel como guionista.

La película se rodó en 1928, poco antes de que Buñuel estrenara La edad de oro y Un perro andaluz. Buñuel entró en el cine de la mano de Jean Epstein. De él aprendió como asistente de dirección el uso de la cámara y la puesta en escena. Pero la poderosa mirada de Buñuel rasgará el lirismo de Epstein.

E.A. Poe visto por un joven Buñuel. Buñuel reescribirá el personaje de Madeleine del cuento original de Poe vistiéndola de “novia cadáver”. Una figura, la de la “renacida”, con hondo simbolismo que reinará en la filmografía del director de Viridiana y que influirá en el imaginario de otros de los grandes: Alfred Hitchock que filmará Vértigo. De Entre los Muertos, protagonizada por Kim Novak también como “Madeleine”.

Como un alquimista, la película de Epstein logra sublimar el ardor interior de Poe. Se han hecho infinitas versiones de los cuentos de Poe pero quizá ninguna como la película de Epstein ha logrado materializar con tal plasticidad y fuerza el terror de los cuentos de Poe.

El miedo a ser enterrado vivo, la obsesión con la muerte, la esposa muerta…Todos los terrores de Poe contados en una única historia. Más que adaptarlo Epstein se inspira en el cuento de Poe e incorpora referencias a otros cuentos góticos como “El retrato Oval”; “El cuervo”; «Ligea» y por supuesto al “Retrato de Dorian Gray” de Oscar Wilde.

El vanguardista montaje, los movimientos de cámara, la cámara lenta, los extraños travellings a ras del suelo, los primerísimos planos, el espacio dislocado, la descomposición del motivo central… toda una promiscuidad formal necesaria para contar el hundimiento de la Casa Usher a la que todos temen. El modernísimo lenguaje de Epstein “anima” los objetos. El viento, los arboles, el tiempo son invocados por la palabra cinematográfica.

Junto con los cineastas soviéticos, Jean Epstein fue uno de los primeros teóricos del cine. Cuando el cine era considerado una vulgar atracción de feria Epstein lo comparaba con la poesía. La poesía como misterio, donde la frontera entre lo fantástico y lo real se quiebra, siendo la poesía lo más cercano al arte nuevo, el cine.“El cinema es el más poderoso medio de poesía, el más real medio de lo irreal, de lo subreal” (…) «La poesía de hoy es un nuevo estado de la inteligencia». Así definió Jean Epstein el arte cinematográfico a principios de la década de 1920.

Es su afán por definir la fotogenia, la “propiedad cinematográfica de las cosas”, Epstein escribió algunos de sus mejores ensayos: “Buenos días, cine” (Bonjour cinéma!, 1921), o “La inteligencia de una máquina, Una Filosofía del cine” (La intelligence d’une machine, 1935).

Jean Epstein reivindica la razón y la emoción del cine, ese “hermafrodita de ciencia y arte”

Cojan aire antes de verla.

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