Obama promete retirar las tropas de Irak antes de un año

El cenagal furioso de Mesopotamia

El presidente norteamericano, Barack Obama ha anunciado que un número importante de los 142.000 soldados que Estados Unidos mantiene en Irak regresará previsiblemente a su paí­s en el plazo de un año. La Casa Blanca confirma lo que fue uno de los ejes de la campaña de Obama, tras extensas consultas del presidente con sus mandos militares y después del éxito para los intereses norteamericanos de las elecciones provinciales desarrolladas en Irak este sábado. «Estamos en posición de empezar a depositar más responsabilidades sobre los iraquí­es», dijo. Sin embargo, aunque la insurgencia iraquí­ ha remitido en la virulencia de sus ataques y atentados, la retirada de Irak promete ser un auténtico quebradero de cabeza para la Casa Blanca.

De cumlirse el plazo prometido por Obama la mayor parte de las tropas norteamericanas abandonaría el país, después de haber dejado entre 750.000 y un millón de muertos entre la invasión y la guerra civil de baja intensidad en la que han sumido al país árabe. Aunque Maliki ha salido respaldado por las elecciones del sábado, los enfrentamientos sectarios entre las distintas facciones iraquíes esta lejos de apagarse. La violencia ha remitido en los últimos meses, pero ¿qué ocurrirá cuando se reduzca sensiblemente la presencia militar estadounidense?. El US Army forma aceleradamente divisiones del nuevo ejército iraquí, pero todo indica que la situación cuando las tropas se retiren será extremadamente inflamable. Obama, que en todo momento ha insistido en la necesidad de una “retirada responsable” del país árabe, mantiene reuniones periódicas con la cúpula del Pentágono para preparar a un año vista las opciones de retirada. Pero la Casa Blanca sabe que donde se juega la retirada no es en el terreno militar, sino principalmente en el terreno diplomático, con el obstinado país vecino: Irán.Retirar las tropas de Irak sin dejar el país y su régimen títere al borde del abismo y sumido en un caos incontrolable exige que Teherán no accione los poderosos hilos que le permiten agitar a las organizaciones chiies iraquíes –la confesión mayoritaria en Irán-. Y reforzar Afganistán, incrementando el número de tropas norteamericanas y de la OTAN exige la misma pasividad, el mismo plácet del régimen de los ayatolás. De ahí los crecientes gestos de acercamiento de la Casa blanca a un régimen hostil al imperio de la barras y estrellas y que tiene además una creciente influencia en la orilla oriental del Mediterráneo. Qué ironía. Bush puso a Teherán en el “Eje del Mal” y en varias ocasiones –antes de que su misión cumplida se le atragantara- se mostró partidario de continuar su “cruzada democratizadora” contra el vecino iraní. Ahora su sucesor, que intenta sacar la pata del cenagal furioso de Mesopotamia, tiene que agitar la bandera blanca con los taimados persas.

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