Arquitectura

El castillo, la catedral, el museo

En el desarrollo de la historia las diferentes sociedades han utilizado la arquitectura para representar su visión del mundo o sus aspiraciones. El castillo o la catedral ocuparon el papel simbólico que en la actualidad cumple el museo. Sus orgullosos promotores anuncian al mundo que son expresión de la democratización cultural de la sociedad contemporánea. Pero realmente es así­, o se han convertido en una combinación entre centros comerciales del arte y edificios espectáculo representativos del nuevo estatus alcanzado por los sectores dominantes?

Durante las décadas finales del siglo XX, los museos han exerimentado un extraordinario crecimiento asociados a la extensión de la cultura del ocio. Pero, con qué fin? ¿Democratizarlos o comercializarlos? Del arte para las elites al arte popularizado El arte se convirtió en mercancía tras la revolución industrial, pero como pasara con el automóvil o los viajes en avión, solo las elites tenían acceso inicialmente. En el desarrollo de su comercialización se fue popularizando, lo que hizo aumentar enormemente los beneficios de la industria cultural. Los museos pasaron a tomar una posición central en el ocio cultural, que aun perdura hasta nuestros días. Solo el año pasado hubo más de 14 millones de visitantes en los principales museos españoles. Pero la popularización del arte vino ligada a su comercialización, y en consecuencia, los museos actuales se asemejan más a centros comerciales que a templos del arte. Desde 1980 hasta la actualidad se fueron gestando importantes cambios en la concepción museística, tres fueron los fundamentales.El primer cambio no fue de contenido, sino de continente. Un contenedor espectacular pasaba a convertir al museo en el foco de atención de la zona. Al mismo tiempo, el edificio empezaba a tener más superficie en tiendas, cafeterías y anexos de consumo que espacio de exposiciones. Y todos estos servicios, por su puesto, previo paso por caja. Otro de los cambios sustanciales que han sufrido el museo ha sido la transformación del antiguo cofre del arte en el nuevo centro generador del arte. Otorgándole un nuevo papel dentro del ámbito cultural como promotores artísticos, pasando a ser los gestadores, desarrolladores y, en definitiva, controladores de las corrientes del arte que se desarrollan y de las lineas que no tienen difusión. Los museos se han convertido en una nueva herramienta de desarrollo del pensamiento único, colaborando a monopolizar también la creación del arte. La relativa libertad de creación que los artistas disfrutaron durante este siglo ha ido menguando y menguando hasta encontrarse maniatada. El último de los cambios esenciales, es el nombramiento del museo como símbolo de la nueva identidad urbana. Símbolo que expresa principalmente el estatus o las aspiraciones de la clase dominante de un país, o a veces de una autonomía. El Guggenheim de Bilbao, la Ciudad de las Ciencias en Valencia son el castillo o la catedral de otros tiempos. Aun con otro envoltorio, de modernidad y dinamismo, siguen siendo la expresión del poder y la estabilidad alcanzada por los sectores dominantes.

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