Corresponsal del dí­a…

El caso del taxista-héroe-padre-internauta

La posición por servir desinteresadamente a quien se quiere sanar rompe cualquier barrera de conocimiento. Ese es el corazón de la medicina aunque no de la sanidad

En una brillante columna en su sección El ruido de la calle en El Mundo, Raúl del Pozo contaba como en la sofisticada y lujosa clínica Xanit de Benalmádena, donde se hace reconocimiento médico la selección esañola de baloncesto, los médicos de la UVI eran incapaces de resolver el caso de una joven inglesa, de 17 años, que había ingresado el pasado mes de agosto con una septicemia, una infección generalizada de la sangre. Explica que a pesar de tratamiento con toda clase de antibióticos, reuniones y consultas con médicos de otros hospitales, la enfermedad avanzaba y la chica estaba en peligro de muerte. Lo más llamativo del relato viene cuando su padre, un taxista de Londres, llegó poco después de ser avisado de la situación y, con mucha humildad, les explicó a los médicos que se había pasado 50 horas metido en internet averiguando la lista de medicamentos eficaces para este tipo de infecciones, visitando páginas de los centros hospitalarios especializados en septicemias y chateando con especialistas de centros norteamericanos. El hombre había encontrado, en una clínica de Minnesota que el antibiótico Flagyl era eficaz en algunos casos. Al día siguiente, tras la pertinente comprobación de los datos aportados y el inicio del tratamiento ya como último recurso, la chica había mejorado dramáticamente y pudo salir de la UCI para pasar a planta. Para Raúl del Pozo la hazaña confirmaba el asombroso prodigio de internet, gracias al cual “un taxista puede hacer un diagnóstico, un niño puede ser Platón, la ciencia está a disposición de los ciudadanos (…) Ya ha pasado aquel tiempo en que lo que se sabía, se sabía para uno mismo, para una casta, una clerecía. Hoy la sabiduría está detrás del ratón. Todas las bibliotecas del mundo, como harenes populares, están abiertas a todas las horas, atrapadas en un espejo, como pájaros, esperando que los llames con el dedo.” Sin embargo, el caso del padre héroe taxista internauta pone de manifiesto que la posición por la vida es la que encuentra los conocimientos y los recursos necesarios para que se produzca el milagro de la medicina. Las cincuenta horas de este hombre concentran lo que a la sanidad actual le falta y a los profesionales les sobra, la vocación, abnegación y desinterés con el que se empieza una carrera tan especial, y que las estructuras sanitarias actuales acaban enterrando para convertir al médico en un asalariado cuyos intereses no vayan más allá de sus condiciones laborales.

Deja una respuesta