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El capital riesgo anglosajón se abre camino en la reestructurada banca española

Justo al comienzo de la reestructuración del sector financiero español, varios responsables de entidades de capital riesgo, nacional y extranjero, mostraban su deseo de participar en todas las operaciones que se iniciaban, bien como fusiones frías (los conocidos como denostados SIP’s) o integraciones completas. Sin embargo, no ha sido hasta fechas recientes cuando algunos de los fondos de capital riesgo internacional, principalmente anglosajón, han encontrado su ocasión para entrar de manera directa en el sistema bancario español. El paso más definitivo ha sido el del estadounidense Apollo, con la adjudicación de Evo Banco, la filial fuera del territorio de origen de NCG Banco. Su presidente, José María Castellano, consigue de esta manera imponer su criterio para la próxima subasta del propio grupo: el ejecutivo ha mantenido en todo momento que su adjudicación a fondos internacionales supondría un menor ajuste de plantilla.

La fórmula podría ampliarse a otras entidades, como Catalunya Caixa o BMN en su futura salida a bolsa, pese a las reticencias siempre mostradas por el Banco de España de que fondos de capital riesgo se conviertan en accionistas de entidades financieras españolas.

Varias firmas de capital riesgo ya habían fijado su punto de mira en el sector financiero justo cuando se iniciaba el proceso de reordenación de las entidades, principalmente de las todavía entonces cajas de ahorros. Sin embargo, la oportunidad no se ha presentado hasta en los últimos meses, cuando algunos ya dan casi por cerrado todo el proceso aunque con algunos bocados que aún pueden acabar en manos de firmas de inversión de origen extranjero, principalmente anglosajonas.

Las adjudicaciones que hasta el momento se han producido de entidades con problemas de viabilidad han acabado en manos de los grupos bancarios sanos españoles. Sin embargo, el empacho de algunas de ellas (caso de Caixabank, Banco Sabadell o, en menor medida, BBVA) y el escaso atractivo de las entidades nacionalizadas o de algunos de sus negocios, de los que estaban obligadas a desprenderse por las ayudas recibidas tras el rescate europeo al sector, han allanado el terreno para la entrada en acción de los fondos de capital riesgo internacionales, a pesar de las continuas reticencias que se ha mostrado el Banco de España a su entrada.

Después de que varias de esas firmas de capital riesgo se hayan abierto un hueco con los negocios inmobiliarios de Bankia (que han acabado en manos de Cerberus por 90 millones de euros) o de Catalunya Caixa (cuyo negocio inmobiliario asumían el estadounidense Kennedy Wilson y el escandinavo Värde Partners), el paso decisivo se ha producido con la adjudicación por parte de NCG Banco de Evo, su filial fuera de su territorio origen (Galicia, León y Asturias), al estadounidense Apollo por 60 millones de euros. Este fondo ya había logrado hacerse hace dos años con AvantCard, por la que ya tenía licencia como Establecimiento Financiero de Crédito (EFC, que pueden prestar pero no captar depósitos), y la reciente comprar de Finanmadrid a Bankia.

Ficha bancaria

Apollo logra con la operación de Evo Banco un salto cualitativo, ya que obtendrá ficha bancaria propia para poder captar pasivo de sus clientes y que supone el verdadero negocio del banco forjado entre José María Castellano y su consejero delegado en NCG, César González-Bueno, para aquella red fuera de su territorio de origen. Un modelo de banco más moderno, forjado a la imagen de ING Direct (el consejero delegado fue el encargado de su puesta en marcha en España) con el objetivo puesto hasta el momento en la captación de pasivo (más de 1.600 millones, con sólo un pequeño porcentaje fuera de balance) y con un perfil de clientes más joven e interactivo.

Uno de los mensajes más destacados por NCG Banco tras esta operación es que con la adjudicación de Evo Banco a Apollo, operación para la que ha contado con el asesoramiento de Mediabanca, es que se preserva el empleo (615 puestos) y la red (80 sucursales) de una entidad que «se constituirá como una entidad financiera independiente».

Este argumento es el que ha esgrimido el propio presidente del grupo bancario gallego, José María Castellano, para evitar un mayor ajuste de la plantilla ante la próxima adjudicación de la propia matriz, prevista para finales de este mes o en los primeros días de octubre. Algunos fondos estadounidenses, como Guggenheim, habrían mostrado su interés por NCG Banco y su entrada como principal accionista supondría un menor coste laboral que si acabara en manos de Caixabank o BBVA, dos de los grupos que podrían optar por la entidad para incrementar su cuota de mercado en Galicia.

El complejo cierre de la reestructuración del sistema financiero español, que algunos ya lo fían a las próximas subastas de NCG Banco y Catalunya Banc, parece haber debilitado la férrea oposición que, hasta el momento, mostraba el Banco de España a la entrada de firmas internacionales de capital riesgo como accionistas principales de las entidades bancarias españolas.

Desde luego que Evo Banco, que en el propio sector se le restaba la calificación de banco a pesar de contar con 80 oficinas y cerca de 250.000 clientes, no tiene la dimensión de NCG Banco o Catalunya Banc. No obstante, las frías pretensiones de los bancos sanos españoles por hacerse con el control de estas dos entidades, salvo a cambio de importantes garantías que aún encarecerían más la reestructuración bancaria española, podrían dejar el camino libre a los fondos de capital riesgo para hacerse con una porción mayor del sistema financiero español.

Además, algunas entidades como BMN tienen pendiente su salida a bolsa, como ya hiciera unos meses Liberbank. Algunas firmas de capital riesgo podrían estar interesadas, según algunos analistas, en tomar posiciones en estas entidades y, desde luego, en algunas otras que se consideraron sanas tras las pruebas de resistencia realizadas el pasado ejercicio.

La principal preocupación, según fuentes consultadas, es el grado de compromiso que los distintos fondos pudieran alcanzar con algunas entidades bancarias que, en algunos casos, prescindirían de su apoyo puntual como accionistas. «El capital riesgo juega con unos plazos más inmediatos que los manejados por los bancos tradicionales», comentan estas mismas fuentes.

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