La corriente dentro del BNG encabezada por Xosé Manuel Beiras, que tiene el nombre de Encontro Irmandiño han protestado en un comunicado, que se ha difundido en su página web, por el reglamento que va a regir la asamblea del próximo mayo y que fue aprobado por el Consello Nacional el pasado sábado. Aunque aparentemente hubo un consenso en el Consello Nacional celebrado el 14 de marzo donde dimitió toda la ejecutiva ante el fracaso electoral, Encontro Irmandiño liderado por Beiras considera que se incumple tal consenso por parte de la línea encabezada por Quintana, que intenta descaradamente «mantenerse a toda costa utilizando reglamentarismos». De lo que responsabilizan a Carlos Aymerich, del sector afín a Quintana, y a la Unión do Pobo Galego (UPG), corriente nacionalista excluyente, porque impusieron «su mayoría mecánica», y añaden que Beiras llevó al nacionalismo gallego «a sus más altas cotas de apoyo popular».
Centran en lo organizativo su crítica, ero el problema para el BNG es bastante más serio. El batacazo electoral con la pérdida de casi 50.000 votos es expresión del viento popular por la unidad que ha provocado un auténtico maremoto político en Galicia el 1-M. Viento que demanda liquidar la hegemonía de una línea de nacionalismo excluyente dominante en el BNG, Viento que demanda recuperar las mejores tradiciones de un nacionalismo de izquierdas y progresista. Es cierto que con Beiras al frente, el BNG cuadruplicó sus votos, superando al PSG-PSOE, y convirtiéndose en la segunda fuerza política de Galicia. Ahora hace falta en el BNG una línea de verdad contra la crisis, que impulse un programa progresista de redistribución de la riqueza y ahorro para invertir en economía productiva. Con ella, podría convertirse en otra fuerza a favor de dar una salida a la crisis favorable a los trabajadores.