SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

El BCE y la guerra del euro

El comunicado del BCE de ayer es casi una réplica del anterior pero Draghi en la rueda de prensa volvió a generar expectativas de que en junio el BCE volverá a mover ficha. En el último mes han cambiado muchas cosas en Europa. En Francia Hollande ha tenido un mal resultado electoral y ha tenido que anunciar más ajustes fiscales en medio de la campaña. La economía francesa está casi estancada y el temor, justificado, del gobierno francés es que esos ajustes les condenen a un estancamiento secular o incluso a una nueva recesión.

Hollande ha remodelado su Gobierno y ha nombrado a Valls primer Ministro. Valls ya ha demostrado que es un político duro y ha iniciado la guerra del euro. Los franceses han pedido abiertamente al BCE que deprecie el tipo de cambio tras el último Eurogrupo. Francia tiene la tasa de paro en máximos, las exportaciones estancadas y déficit por cuenta corriente. Por lo tanto, una depreciación del tipo de cambio, teniendo en cuenta la debilidad de la demanda interna, sería un estímulo inmediato sobre sus exportaciones, producción industrial, inversión empresarial y empleo.

El problema es que Alemania tiene la tasa de paro en mínimos, crea empleo y, aunque sus exportaciones también están estancadas, tiene un superávit exterior del 7,5% del PIB. Alemania creó 600.000 empleos en 2013 y los salarios crecen un 3%. Por lo tanto, en Alemania la depreciación del euro aumentaría la inflación, aunque sin poner en riesgo la estabilidad de precios. Alemania se ha opuesto a la medida argumentando que la responsabilidad del euro es del BCE que es independiente.

Alemania sabe que eso no es verdad. Los Tratados confinan al BCE el objetivo de estabilidad de precios y es el Eurogrupo el responsable de la política cambiaria. No obstante, el tipo de cambio es un fenómeno monetario y depende del dinero en circulación y es el BCE el que controla esa variable. El tipo de cambio efectivo nominal está próximo a máximos históricos y se ha apreciado con fuerza el último año, especialmente con países emergentes. El comercio mundial creció un 3% en 2013, la mitad que el promedio histórico. Y ha empezado 2014 con fuertes caídas de exportaciones en China y EEUU. Europa tiene la mayor tasa de paro del mundo y la fortaleza del euro ayuda a explicarlo.

Los tipos del BCE están prácticamente al 0% y no hay margen efectivo para influir en el tipo de cambio. Habría que ir a compras de bonos. Las compras de deuda pública requieren que el país esté rescatado y por decisión política los países han salido de los rescates, salvo Grecia y Chipre. Por lo tanto sería deuda privada. Hay planes con titulizaciones de créditos de nueva concesión a pymes que el BCE no compraría a vencimiento pero si permitiría financiar con una LTRO especial.

En España las exportaciones también están estancadas, al igual que la producción industrial, las ventas minoristas y el empleo, como reflejó la EPA del primer trimestre. Además el crédito a empresas y familias sigue en caída libre y explica casi la totalidad de la contracción de crédito de la Eurozona. España sería el país más beneficiado en esta guerra pero estamos en negación de la realidad y Merkel se aprovechará de nuestra debilidad.

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