Elecciones en la India

El avance de los intocables

Por primera vez, el bipartidismo imperante en los 61 años de existencia de la India independiente puede terminarse para dar paso a un mapa polí­tico muy complejo y fragmentado. Todo indica que serán las formaciones regionales, tribales, representantes de castas, religiones y minorí­as étnicas quienes tendrán la clave en la formación del próximo gobierno.

El tradicional equilibrio biartidista que permanece instalado en Nueva Delhi desde que el paí­s ganó su independencia puede romperse por primera vez. La fragmentación del mapa polí­tico indio. Surge con fuerza un tercer frente de izquierdas, que cuenta con varios partidos regionales y con dos fuerzas de vocación nacional, el Partido Comunista de India-Marxista (PCM) y el BSP, o Partido de la Mayorí­a, de Mayawati. Así­, las decimoquintas elecciones de India desde su independencia podrí­an concluir con un miembro de la casta de los intocables, Mayawati, elegida primera ministra. Conocida como behenji o hermana por sus millones de seguidores, se ha convertido en un sí­mbolo de la casta de los intocables, que ha sufrido siglos de oprobio y marginación en IndiaDurante cuatro semanas, desde hoy y hasta el 13 de mayo, cerca de 714 millones de indios acudirán, escalonadamente, a decidir el futuro de su paí­s en una contienda que será tan reñida en las urnas como después en las negociaciones para formar la inevitable coalición gubernamental. La consulta electoral se desarrollará en cinco fases y en ella serán elegidos los 543 diputados de la Asamblea del Pueblo.En un paí­s con una edad media de 25 años y 43 millones de nuevos votantes, los dos candidatos principales triplican esa edad y ambos, curiosamente, nacieron en lo que hoy es Pakistán. Para fomentar la participación, que jamás ha superado el 63%, se ha puesto en marcha una campaña de distribución de tarjetas electorales para 585 millones de personas que volverán a usar el millón de máquinas de votar electrónicas adquiridas para los comicios anteriores, hace justo cinco años. Todo es desmesurado en la llamada «mayor democracia del mundo» y casi todo puede pasar en unas elecciones que prometen ser históricas.Por primera vez, el bipartidismo imperante en los 61 años de existencia de la India independiente puede terminarse para dar paso a un mapa polí­tico muy complejo y fragmentado. Todo indica que serán las formaciones regionales, tribales, representantes de castas, religiones y minorí­as étnicas quienes tendrán la clave en la formación del próximo gobierno. Y cuando dentro de un mes las más de mil máquinas contadoras de votos se detengan y se anuncien los resultados oficiales, comenzará el baile de alianzas, pactos y traiciones que culminará con el nombramiento del nuevo primer ministro.Aunque concurren un millar de fuerzas polí­ticas, sólo dos partidos parecen capacitados para articular una mayorí­a. Se trata del histórico Partido del Congreso – que ha gobernado en los últimos cinco años bajo el paraguas de la Alianza Progresista Unida-y del Bharatiya Janata Party (BJP), que gobernó en la legislatura precedente encabezando la Alianza Nacional Democrática. No se puede descartar que el Tercer Frente, que hace apenas dos meses se erigió como alternativa «a la polí­tica prorricos del Partido del Congreso y del BJP» dé la sorpresa, que serí­a mayúscula si su dirigente con más tirón, la intocable Mayawati, se convirtiera en primera ministra. El Tercer Frente cuenta con varios partidos regionales y con dos fuerzas de vocación nacional pero muy desigualmente implantadas, el Partido Comunista de India-Marxista (PCM) y el BSP, o Partido de la Mayorí­a, de Mayawati. Así­, las decimoquintas elecciones de India desde su independencia podrí­an concluir con un miembro de la casta de los intocables, Mayawati, elegida primera ministra. Conocida como behenji o hermana por sus millones de seguidores, se ha convertido en un sí­mbolo de la casta de los intocables, que ha sufrido siglos de oprobio y marginación en India.El clí­max de esta tendencia se alcanzó cuando una mujer dálit -la casta de los intocables- llamada Mayawati ganó en 2007 por mayorí­a absoluta en Uttar Pradesh, la región más poblada de la India y su corazón polí­tico, con 190 millones de habitantes, los mismos que Brasil. La lí­der dálit consiguió esta aplastante victoria al apelar a votantes no pertenecientes a la casta baja, como los musulmanes, brahmanes empobrecidos o hindúes moderados, hasta entonces a favor del Partido del Congreso. No está nada claro que el Partido del Congreso, que ha dirigido la etapa de mayor crecimiento del paí­s, vaya a recibir un voto de castigo. Aunque al competir con algunos de sus aliados – que han preferido no cerrar pactos-en varias circunscripciones el resultado final es incierto, puesto que el escaño va al candidato más votado. El Partido del Congreso parte como favorito, sobre todo porque parece imposible que el BJP vuelva a su nivel de voto de hace cinco años. Además, algunos antiguos aliados del BJP, como el BJD de Orissa – donde ha habido pogromos contra cristianos-,le han dado la espalda por su fanatismo religioso. Un gobierno del nacionalista BJP podrí­a aumentar la beligerancia con Pakistán y dar al traste con el proceso de distensión, en jaque desde los atentados de Bombay. Serí­a, además, reacio a perder influencia en Afganistán en beneficio de Pakistán, en un momento en que la OTAN medita cómo salir del avispero afgano sin perder la cara, mientras que en el interior podrí­a desgarrar el frágil tejido religioso con propósitos electorales, tal como ha hecho en el pasado. Manmohan Singh es el candidato del Partido del Congreso a revalidar el cargo de primer ministro, mientras que el BJP presenta al que fue vicepresidente entre el 2002 y el 2004, L. K. Advani. La edad de ambos, 76 y 82 años, respectivamente, contribuye a hacer pensar que la próxima legislatura será de transición y posiblemente corta, a la espera de que tomen el timón los tapados de ambos partidos.En el caso del Partido del Congreso, es Rahul Gandhi, uno de los secretarios generales, de 38 años, al que parte del partido quiere ver en el cargo de primer ministro, que ya ejercieron su padre, Rajiv Gandhi; su abuela, Indira Gandhi, y su bisabuelo, Jawaharlal Nehru. Cuenta con el empeño de su madre, Sonia Gandhi, presidenta del partido. Sus carteles electorales ofrecen imágenes de madre e hijo junto a Manmohan Singh, pero apenas de Rahul Gandhi solo, con lo que se especula que Singh, cuya salud es precaria, podrí­a ceder el mando a Rahul cuando este cumpla cuarenta años. El tapado del BJP es el primer ministro de Guyarat, Narendra Modi, que aún está purgando su omisión de ayuda durante los disturbios del 2002, en los que unos dos mil musulmanes fueron asesinados como represalia por la quema de unos 50 activistas hindúes en un vagón. Aunque magnates como los Ambani o los Tata ya han dado la cara por él, India no parece estar a punto para sus polí­ticas de confrontación. El Avance del llamado Tercer Frente, parece ponerles en la posición clave para que el partido en el gobierno renueve legislatura. Esto puede impulsar, un retorno a la polí­tica de no alineamiento, volver a reforzar los lazos con Irán y Rusia y se desengancharí­a de la estrategia norteamericana de contención de China.

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