SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

El arriolismo

El arriolismo es un marinero tumbado en una litera, observando como una mujer oriental, Flor de Loto, enciende la pipa de opio. El marinero expira e inspira y de golpe el mundo se detiene y todo lo malo que aparece en las encuestas es un lío que se va desvaneciendo.

Pedro Arriola Ríos (Sevilla, 1948) es el sociólogo de cabecera del Partido Popular. Asesoró a José María Aznar durante su despegue político y dicen que es el autor de la famosa frase “¡Váyase, señor González”. Como guionista de Aznar perdió las elecciones de 1993; le ayudó a ganar en 1996; se sentó en la mesa de negociaciones con ETA (Zurich, 1999) por delegación expresa del presidente; vio como el primer moderantismo aznariano coronaba la mayoría absoluta del 2000; asistió a la autodestrucción de ese moderantismo, puesto que al Caballero de la Triste Figura le va la marcha; no acabó de calibrar los malhumores que provocó la guerra de Iraq y asistió perplejo al vuelco electoral del 14 de marzo del 2004. “Aquel día me di cuenta de que España es un país mucho más católico de lo que creía; el sentimiento de culpa fue uno de los resortes activados por los atentados de Madrid; mucha gente votó con sentimiento de culpa”, me explicó en una ocasión Arriola, hombre poco dado a conversar con los periodistas.

Asesorando a Mariano Rajoy, Arriola ha destilado algunas de las enseñanzas del desastre del 2004. España sigue siendo un país ligeramente virado a la izquierda, en el que el Partido Popular debe hacer tres cosas para ganar las elecciones: evitar los frentes que más fácilmente puedan movilizar el voto de centroizquierda; mantener intacta la marca de Partido Alfa de la economía; y coagular los sentimientos nacional-españoles cada vez que los catalanes y los vascos –especialmente, los catalanes– tiren de la cuerda y no se avengan al dictado. Estas tres constantes se deben manejar con cautela para evitar que el PSOE capitanee grandes frentes de rechazo. Ese era, muy en síntesis, el pensamiento Arriola, cuando el prestigio de los partidos aún no se había venido abajo. Un pragmatismo sociológico que gusta a Rajoy, porque casa con su carácter y con su concepción del ejercicio del poder. El presidente toma arriolas.

La derecha de la derecha se la tiene jurada desde hace tiempo, por narcótico, sedante, centrista y maricomplejines. Estos días sus honorarios aparecen en la contabilidad B de Bárcenas. Honorarios altos. En esa contabilidad prodigiosa y excitante sale todo el mundo menos Aznar.

Arriola ha aconsejado a Rajoy atravesar el pasaje Bárcenas con los faros semiapagados y ahora en la Moncloa y en el Partido Popular se dan cuenta de que había demasiada adormidera en la pipa. La prensa internacional ha detectado una buena historia en España (realmente lo es) y la RAF –la potente prensa económica anglosajona– acaba de localizar un apetitoso objetivo PIG en ese sur de Europa que tanto ama.

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