Ciencia y plantas medicinales (2)

El árbol de Nim: «la botica del pueblo».

25 millones de árboles en India encierran, en su semilla, un pesticida y un medicamento natural. Un filón para un paí­s emergente y para la humanidad.

La botica del ueblo El Nim, o “la botica del pueblo” como lo llaman en la India, es un árbol resistente capaz de crecer en zonas semiaridas con escasas precipitaciones y altas temperaturas. Es usado desde hace siglos por los indios para aliviar fiebres, dolores e infecciones. Pero no sólo eso, medicinas y productos agroquímicos se encuentran en los productos químicos encerrados en la misma planta. Sus propiedades son reconocidas por el conocimiento milenario popular y por la ciencia occidental. No en vano ha enfrentado a India contra las multinacionales que han tratado de patentarlo en beneficio propio. A los tres años de haber sido plantado, el árbol de Nim (o Nim) empieza a proporcionar beneficios porque es todo él es aprovechable. Las hojas para fines terapéuticos, el aceite de las semillas y la corteza del árbol molidas pueden ser utilizadas como plaguicidas, germicidas y fertilizantes orgánicos. Adicionalmente, su madera es parecida a la caoba. En manos de un país emergente como es India, el árbol de Nim no es sólo un filón para el desarrollo nacional, es también un regalo para la humanidad entera. Precisamente, el sistema de patentes sobre este tipo de recursos en manos de los países emergentes cumple un papel de freno a su crecimiento. El Nim no ha estado exento de la extorsión monopolista practicada por las multinacionales, especialmente las farmacológicas. Diversos extractos de Nim fueron en su momento patentados recientemente por compañías norteamericanas. El Nim se convirtió en los años 90, ante la patente tramitada por compañías norteamericanas, en un símbolo del conocimiento indígena de la India, de resistencia contra la piratería de los organismos vivos de las multinacionales (que tratan de patentar los organismos vivos en beneficio propio) y del crecimiento de una de las principales potencias emergentes del mundo actual. Versatilidad Las muchas virtudes del Nim son atribuibles a los compuestos químicos que tiene el árbol desde sus raíces hasta lo más alto de su copa. El más importante, es el llamado azadirachtin, que se encuentra en sus semillas y tiene diferentes aplicaciones. Medicina El Nim es mencionado en muchos textos antiguos, y autoridades de la medicina tradicional india lo colocan en el pináculo de su farmacopea. La corteza, las hojas, las flores, las semillas y la pulpa del fruto se utilizan para el tratamiento de una gran variedad de enfermedades y molestias, desde la lepra y diabetes hasta úlceras, problemas de piel y resfrío. Higiene Millones de indios utilizan ramitas de Nim como cepillo de dientes antiséptico. Su aceite es utilizado para la preparación de pasta de dientes y jabón. Anticoncepción El aceite de Nim es conocido como potente espermaticida y se cree que es 100% efectivo cuando se aplica en forma intravaginal antes del acto sexual. Lo que resulta intrigante es que también lo utilizan internamente los ascetas que desean aplacar el deseo sexual. Madera La madera contiene compuestos químicos naturales que repelen a las termitas lo que la convierte en un material de construcción interesante en muchos países, desde Estados Unidos a la India. Combustible El aceite de Nim es utilizado como aceite para faroles, mientras que la pulpa del fruto es útil para la manufactura de metano. Agricultura El Upavanavinod, antiguo tratado en sánscrito que trata de silvicultura y agricultura, menciona al Nim como la cura para suelos, plantas y animales enfermos. Los residuos de las semillas de Nim luego de extraer el aceite sirven para alimentar ganado y aves, mientras que las hojas aumentan la fertilidad del suelo. Lo que es más importante, el Nim es un potente insecticida, eficaz contra 200 insectos, incluyendo langostas, algunas especies de ortópteros, nematodos, larvas de mosquito, doríforas, y gorgojos del algodón. Estas propiedades, y otras, conocidas por los indios desde hace milenios, han determinado que este árbol en sánscrito sea denominado Sarva Roga Nivarini, "curador de toda dolencia" o, en la tradición musulmana, Shajar-e-Mubarac, "árbol bendito". El acceso a sus diversos productos siempre fue gratuito o barato: Hay aproximadamente 14 millones de árboles de Nim en la India y las añejas técnicas de extracción de aceite de las semillas y de emulsiones plaguicidas no requieren equipamiento costoso. Se puede conseguir una gran cantidad de distintos componentes medicinales a partir del Nim. Suelo científico, suelo productivo La labor científica de descifrar y difundir las bondades del Nim ha venido vinculada a la lucha de India por su independencia y el desarrollo de un proyecto productivo autóctono. Durante los últimos años de la década del 70, hubo importantes trabajos de investigación acerca de las propiedades del Nim en los que se involucraron diferentes institutos del mundo agrario, médico, energético e industrial (Agricultural Research Institute de la India, el Malaria Research Centre, hasta el Tata Energy Research Institute y Khadi and Village Industries Comisión) Gran parte de esta labor de investigación fue fomentada por movimientos defensores del pensamiento de Gandhi, con un claro tinte patriótico, que llevaban a cabo campañas de boicot a comidas extranjeras y de promoción y desarrollo de los productos autóctonos. En las manifestaciones masivas que se levantaron en 1994 contra el llamado “borrador Dunkel”, por el negociador Arthur Dunkel encargado de negociar la Ronda Uruguay del GATT contra los intereses de los países del Tercer Mundo, los participantes llevaban ramas de Nim. A pesar de que la India desarrolló gran cantidad de productos comerciales a base de Nim, no hubo intentos de adquirir la propiedad intelectual de las fórmulas, puesto que conforme a la legislación india, los productos agrícolas y medicinales no son patentables. Los científicos indios tampoco se mostraban propensos a patentar sus inventos. Pero eso no fue así por parte de otros. Vidas patentadas Ya en 1971, el importador de madera norteamericano Robert Larson observó la utilidad del árbol en la India y comenzó a importar semillas de Nim a la oficina central de la compañía en Wisconsin. Durante la década siguiente llevó a cabo pruebas de rendimiento y riesgos del extracto plaguicida de Nim llamado Margosan-O y en 1985 recibió la autorización del Organismo para la Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos (EPA). Tres años más tarde vendió la patente del producto a una compañía química multinacional, W R Grace and Co. A partir de ese momento, más de doce empresas estadounidenses y japonesas patentaron en Estados Unidos fórmulas de soluciones y emulsiones a base de Nim e inclusive de una pasta de dientes. La estrategia del gigante químico W R Grace era manufacturar y comercializar su producto con una sede en la India y degradar a los productores, o bien apropiándose de su tecnología o bien convenciéndolos para dejar de manufacturar productos de valor agregado y en cambio abastecer a la compañía de materia prima. Suculentas ofertas Las suculentas ofertas de Grace fueron en muchos casos rechazadas, como lo fueron también sus solicitudes de patentar el compuesto derivado del Nem de sus productos. Pero finalmente se asoció con empresas indias para procesar millones de semillas y exportarlas a EEUU. En 1992, el National Research Council (NRC) de Estados Unidos publicó un informe pensado para "abrir los ojos empresariales del mundo occidental con respecto a la aparentemente infinita variedad de productos que el árbol podría ofrecer". El atractivo del Nim era innegable en un momento donde el rechazo a los pesticidas e insecticidas propios de la revolución verde se extendía. La patente sobre determinados derivados del Nim se argumentaba por el hecho de ser productos sintéticos elaborados a partir de las moléculas naturales, no patentables. Ninguna de las moléculas activas del Nim, algunas de ellas complejas, fue sintetizada jamás en los laboratorios. Las patentes se limitaban a los métodos de extracción del producto químico natural en la forma de una emulsión estable o solución, que no son más que una extensión de los procesos tradicionales utilizados por milenios para elaborar productos a base de Nim. De hecho la tecnología necesaria para extraer dichos componentes biológicamente activos ya la tenían las aldeas de los países asiáticos donde crece el árbol. En otras palabras, la gente aplasta las semillas, las ponen en remojo en agua fría de un día para otro, sacan la emulsión de la parte superior y la echan por encima de los cultivos. Pero rápidamente se desarrolló el proceso de monopolización de un mercado tan suculento. El aumento de precio de las semillas de Nim, cuyo coste de partida era cercano a cero, se convirtió en inaccesible para los agricultores locales. El monopolio sobre la semilla y la su transformación (el proceso de añadirle valor) estaba dado. Y el rechazo de agricultores y científicos indios también, lo cual empezó a tener frutos unos pocos años después. Patente revocadaEn el 2000, tras diez años de juicios, la Oficina de Patentes Europea revocó la patente, inicialmente concedida a la empresa W R Grace, para utilizar el aceite del Nim como fungicida. Había, sin embargo, otras 69 patentes sobre productos derivados del Nim presentados por 50 multinacionales. La actuación decidida de las fundaciones científicas indias y del sector productivo (la declaración en una de las audiencias del juicio por parte de un director de una compañía agrícola india) fueron fundamentales para la revocación de la patente: demostraron cómo en India se había estado usando un extracto de aceite de Nim para el mismo uso que pretendía la patente muchos años antes de que ésta fuera solicitada. El resultado final echó para atrás el interés de las grandes agroquímicas en el aceite de Nim. Nim y CáncerCientíficos indios, japoneses y europeos han descubierto que la corteza del Nim, sus semillas y aceite, contienen polisacáridos llamados Limonoides que ayudan a reducir tumores y se muestran activos contra las células leucémicas. Una empresa farmacéutica ha patentado una droga para tratar el cáncer con neem que está siendo masivamente utilizada en Japón. Los frutos de cítricos también contienen limonoides (limonina, nomilina y ácido nomilinico), mientras que las semillas y hojas del árbol de Nim azadiractina, responsable de su principal actividad biológica. Los limonoides amargos de las frutas de cítricos, obacunona y limonina, poseen efectos preventivos sobre la formación de cánceres inducidos de colón en experimentación sobre ratas. Los limonoides le dan al Nim propiedades antibacterianas y antivirales, también antifúngicas (contra el pie de atleta) y antiinflamatorias (contra la artritis). Estudios hechos en India, Malasia y Tailandia demuestran que el Nim ayuda al tratamiento de la malaria y la diabetes. Pero, sin duda, es en la lucha contra el cáncer donde más esperanzadores son los resultados. Potencia la muerte celular, la apoptosis, la cual promueve que el sistema inmunitario identifique y destruya las células cancerosas. También produce glutation, una enzima antioxidante. La acción se ha demostrado en el laboratorio en líneas celulares de cáncer de pulmón, estómago, piel, próstata y mama, entre otros. Multiplica los efectos y reduce los efectos adversos de la quimioterapia. Se han elaborado cremas para tratar el cáncer de piel. Extractos de hojas previene la adhesión de las células cancerosas a otras células, lo que impide que el cáncer se expanda fácilmente a otras partes del cuerpo y así puede ser más fácilmente destruido. El Nim está siendo objeto todavía de investigación y es todavía un tratamiento alternativo complementario con los tratamientos convencionales. Hay ensayos en marcha. .

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