El Alzamiento de Bilbao

«Cuarenta y ocho horas después de la renovación de 13 de las 17 juntas regionales y una semana después del todaví­a inconcluso motí­n de la Puerta del Sol, el pronunciamiento de Bilbao amenaza con llevarse por delante al derrotado jefe del Partido Socialista Obrero Español. Alfredo Pérez Rubalcaba no ha perdido el tiempo durante la campaña electoral. Apenas dos dí­as después de la debacle del PSOE, el lí­der de los socialistas vascos Patxi López efectuaba ayer por la tarde la llamada a descabalgar a José Luis Rodrí­guez Zapatero de la secretarí­a general del partido».

Jaque a Zaatero y, obviamente, a Carme Chacón, que puede quedarse sin apenas margen de maniobra. Un congreso se gana urdiendo acuerdos con las federaciones. Chacón necesita tiempo para articular la coalición de los zapateristas con los descontentos de aquí y de allá. Jaque al ala Este de la Moncloa y a sus personajes extravagantes: ayer el ministro de Industria, Miguel Sebastián, principal mentor económico de Zapatero, pedía elecciones primarias para “acercar el PSOE a lo que significa la acampada de Sol”. Jaque a una época. (LA VANGUARDIA) EL MUNDO.- LA OPERACIÓN iniciada dentro del PSOE para echar a Zapatero es el desenlace lógico a la ingenuidad del presidente del Gobierno de dejar en manos de alguien como Rubalcaba el control del Gobierno y del partido. La petición de Patxi López de celebrar con carácter de urgencia un congreso en el PSOE, a la que se han sumado otras voces del partido y del grupo parlamentario, responde a una estrategia diseñada para elegir a Rubalcaba como sucesor de Zapatero y blindarlo hasta 2016. Lo primero que hay que decir es que la celebración del congreso implica que Zapatero ha de dimitir como secretario general. Eso no estaba dentro del guión que el propio Zapatero expuso en el Comité Federal del 2 de abril y al que se aferró en la reunión de la Ejecutiva del lunes. PÚBLICO.- Lo del voto del miedo pueden descartarlo ya. No funciona. Y menos si nos cuentan que con el PP sufriremos reformas y recortes, pues el trabajo sucio ya lo va a dejar hecho Zapatero. Si esperan algún éxito que les salve de aquí a las urnas, diez meses no dan para mucho. La mejora del paro está descartada. El fin de ETA va lento. Tampoco parece esperable un giro a la izquierda, Para lo que sí da tiempo en diez meses es para empeorarlo aún más. Si el plan es, como defienden algunos –y pide el izquierdoso Financial Times-, continuar y culminar las reformas pendientes, el tortazo del 22-M puede ser recordado con nostalgia dentro de diez meses, como una derrota dulce. Opinión. La Vanguardia El Alzamiento de Bilbao Enric Juliana España sigue siendo un país de juntas, motines y alzamientos. Focos y guerrillas, por un lado; caudillismos, juramentos de lealtad y angustias centralizadoras, por el otro. Cuarenta y ocho horas después de la renovación de 13 de las 17 juntas regionales y una semana después del todavía inconcluso motín de la Puerta del Sol, el pronunciamiento de Bilbao amenaza con llevarse por delante al derrotado jefe del Partido Socialista Obrero Español. Alfredo Pérez Rubalcaba no ha perdido el tiempo durante la campaña electoral. Apenas dos días después de la debacle del PSOE, el líder de los socialistas vascos Patxi López efectuaba ayer por la tarde la llamada a descabalgar a José Luis Rodríguez Zapatero de la secretaría general del partido y a reordenar el socialismo en riguroso cónclave en vez de entregarse al espectáculo mediático de unas elecciones primarias. Acordada de manera unánime por la ejecutiva del Partido Socialista de Euskadi, la petición de congreso era inmediatamente bien recibida por diversas voces del PSOE, desde el líder extremeño Guillermo Fernández Vara –hoy al albur de Izquierda Unida– hasta Alfonso Guerra. La mayoría de las federaciones territoriales pueden secundar la propuesta, con la más que probable excepción de Madrid y Andalucía. El PSC esperará a ver qué pasa, para no añadir más daños a su momento de desgracia. Congreso federal para sustituir a Zapatero y proceder a la elección del nuevo candidato a la presidencia del Gobierno. Congreso en lugar de elecciones primarias. Cónclave en vez de espectáculo. Delegados con libertad de voto frente al espontaneísmo de militantes y simpatizantes. Organicidad por encima de la sentimentalización de la política y la fluidez de las emociones mediáticas. El partido por encima de la televisión. Clasicismo. Previsión, veteranía y experiencia. Cierre de filas ante el desastre. El PSOE de toda la vida frente a la tentación libertario-mediática de la generación zapaterista, que teme ser cancelada de la historia. Política frente a sociología. Los experimentos con gaseosa. El diario El País mirando de reojo a Público. Una jugada maquiavélica. Pérez Rubalcaba, José Blanco y Manuel Chaves sindicados con el jienense Gaspar Zarrías –visir de Andalucía cuando Sevilla todavía era socialista– en el papel de oficial de enlace con las federaciones. Felipe González, de acuerdo, probablemente. El pronunciamiento de Bilbao podría concluir con Patxi López en la secretaría general del PSOE y en los carteles socialistas de la próxima campaña electoral. Es uno de los políticos más valorados por los españoles a raíz de su elección como presidente del primer gobierno vasco sin el PNV. La agresiva esfera mediática de Madrid le trata bien. Le respeta. Los electores del Partido Popular no sienten rechazo hacia él. No le votarán, pero no irán por los bares echando pestes. En Andalucía cae bien. Los vascos, por norma general, caen bien en toda España. ETA ha matado a casi mil personas y nunca nadie ha pedido un boicot a los productos vascos, pongamos por caso, las bicicletas Orbea o las angulas de Aguinaga. Un buen vasco no nacionalista es el yerno ideal para muchas madres españolas. En Catalunya caería simpático. No está claro que a la mayoría de los catalanes les entusiasme la idea de cargar simbólicamente con la tremenda bofetada que el PSOE puede llevarse en las próximas elecciones generales. Una mujer recorriendo España con la obligación de dar explicaciones en cada mitin sobre la “catalanidad bien entendida” quizá no sea hoy la mejor baza para ganar en Barcelona. Patxi López despejaría los interrogantes sobre el liderazgo del PSOE por un periodo de al menos ocho años, y Alfredo Pérez Rubalcaba quedaría como un señor dando un paso atrás en favor de la renovación generacional bien encauzada desde arriba. No, Rubalcaba no ha perdido el tiempo durante la campaña. Patxi López se la devuelve a Zapatero, que ha jugado con él forzando la legalización de Bildu. El resonante triunfo de la coalición abertzale ha puesto fecha de caducidad al actual Gobierno vasco. El PNV volverá a gobernar en Euskadi dentro de dos años. Jaque a Zapatero y, obviamente, a Carme Chacón, que puede quedarse sin apenas margen de maniobra. Un congreso se gana urdiendo acuerdos con las federaciones. Chacón necesita tiempo para articular la coalición de los zapateristas con los descontentos de aquí y de allá. Jaque al ala Este de la Moncloa y a sus personajes extravagantes: ayer el ministro de Industria, Miguel Sebastián, principal mentor económico de Zapatero, pedía elecciones primarias para “acercar el PSOE a lo que significa la acampada de Sol”. Jaque a una época. España, país de juntas, motines y pronunciamientos. *********************************************** Opinión La rebelión de los barones José Antich Con una fuerza sólo comprensible por el descalabro electoral que ha sufrido el PSOE, varios barones socialistas salieron ayer a la palestra para desmontar el calendario político trazado por José Luis Rodríguez Zapatero. Ya no basta con su renuncia a ser candidato a la presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales: tiene que irse inmediatamente de la secretaría general del PSOE y un nuevo dirigente surgido de un congreso extraordinario en el mes de julio tiene que ocupar el puesto de número uno del partido. La iniciativa formulada ayer oficialmente por el lehendakari Patxi López al término de la ejecutiva del País Vasco tiene pocos precedentes en la vida política española de un partido en el gobierno. Dada la conocida prudencia de López, seguro que no estamos ni ante un calentón del político vasco ni ante una iniciativa individual. Hay que pensar que detrás hay una parte significativa del partido que ha decidido plantear la batalla soterrada de los últimos meses a cara descubierta. En los próximos días se anuncia un goteo de apoyos a la designación de un nuevo secretario general en un congreso inmediato. Más allá de las cuitas internas del PSOE, la pérdida de autoridad de Zapatero aparece en estos momentos un asunto de máxima trascendencia y, por duro que sea, exige una reflexión. Un presidente en estas condiciones ¿debe seguir al frente del Gobierno? Por si no fuera suficiente la desautorización de la sociedad española, su propio partido no ha aceptado el calendario que Zapatero había trazado públicamente tan sólo 48 horas antes. ¿Patxi López es la liebre de otro candidato o emerge como el tapado en la sombra con todos los números de encaramarse a la secretaría general y evitar las primarias? LA VANGUARDIA. 25-5-2011 Editorial. El Mundo Rubalcaba quiere la candidatura… y el partido LA OPERACIÓN iniciada dentro del PSOE para echar a Zapatero es el desenlace lógico a la ingenuidad del presidente del Gobierno de dejar en manos de alguien como Rubalcaba el control del Gobierno y del partido. La petición de Patxi López de celebrar con carácter de urgencia un congreso en el PSOE, a la que se han sumado otras voces del partido y del grupo parlamentario, responde a una estrategia diseñada para elegir a Rubalcaba como sucesor de Zapatero y blindarlo hasta 2016. Lo primero que hay que decir es que la celebración del congreso implica que Zapatero ha de dimitir como secretario general. Eso no estaba dentro del guión que el propio Zapatero expuso en el Comité Federal del 2 de abril y al que se aferró en la reunión de la Ejecutiva del lunes. Entonces dio a conocer su decisión de retirarse como presidente tras agotar la legislatura y de dejar de liderar el partido en el congreso subsiguiente. Asistimos así a una desautorización en toda regla. Nunca podría haber imaginado Rajoy que, poco más de un año después de que pidiera a la bancada socialista que retirara el apoyo a Zapatero, hubiera compañeros del presidente dispuestos a tomarle la palabra. «La respuesta a lo sucedido este domingo no pueden ser sólo unas primarias sin proyecto», justificó ayer el lehendakari, que añadió que ahora lo «primero» es «decidir qué queremos ofrecer y luego decidir quién abandera el proyecto». En realidad, lo que se pretende con este golpe de mano es evitar que 200.000 militantes elijan al cabeza de lista para las próximas generales, como había previsto Zapatero, pese a la intentona inicial de Rubalcaba y de Blanco por evitar las primarias y garantizar así la nominación del vicepresidente. Una votación de tales características es difícil de controlar y, ahí, alguien como Carme Chacón podría tener sus oportunidades. En lugar de ello se busca que sean los delegados, mucho más controlables por el aparato y por los barones, quienes decidan en un congreso que sin duda será mucho menos abierto que el de 2000 quién es su secretario general y cartel electoral. José Antonio Pastor, portavoz del PSE, era muy claro anoche: «No vamos a ocultar nuestra simpatía por Alfredo». Estamos ante una jugada perfecta de Rubalcaba. Si el vicepresidente fuera designado únicamente candidato, una sonora derrota le borraría al día siguiente de la escena. Sin embargo, vincular su candidatura al liderazgo del partido le permitiría una segunda oportunidad esgrimiendo la bandera de un nuevo proyecto y solicitando el margen de tiempo necesario para desarrollarlo. Dentro de esta operación de derribo contra Zapatero ni siquiera hay que descartar que, además de apartarle de la secretaría general por las bravas, se le impidiera terminar la legislatura proponiendo la investidura del propio Rubalcaba con apoyo del PNV. No sería así necesario presentar una moción de censura, tal y como José Antonio Alonso, portavoz socialista en el Congreso, retó ayer a los populares en respuesta altanera a su petición de que Zapatero se someta a una cuestión de confianza. Desde su posición de extrema debilidad es imposible ya que el presidente trate de liderar las reformas pendientes que tiene planteadas el país, el que era su gran empeño antes de dejar La Moncloa. ¿Cómo va a impulsar que sindicatos y empresarios, por ejemplo, cierren un pacto sobre la negociación colectiva cuando en su propio partido han decidido prescindir de él? Si Zapatero no es capaz de desactivar el órdago de Rubalcaba debería dimitir siquiera por dignidad. Qué paradoja que el sucesor del proyecto del talante y de la democracia bonita pudiera acabar siendo alguien que encarna la etapa más oscura del felipismo. EL MUNDO. 25-5-2011 Opinión. Público Diez meses dan para hundirse aún más Isaac Rosa “Tenemos una convocatoria electoral dentro de diez meses, el interés de España exige que se concluyan las reformas.” -José Blanco, vicesecretario general del PSOE- . Frente a la opinión general, soy de los pocos que creen que al PSOE no le ha ido tan mal. O lo que es lo mismo: que podía irle todavía peor. Después de una política de reformas y ajustes que encima de antisocial no ha servido para nada –con cinco millones de parados, la economía en muerte cerebral, y los mercados todavía sobrevolándonos-, conservar más de seis millones de votantes tiene mérito. Aparte de los incondicionales, supongo que hay ciudadanos despistados que han creído que de verdad se trataba de unas elecciones municipales y autonómicas, y han votado PSOE porque les parecía que el alcalde o presidente no lo hacía mal, o porque estaban hartos de aguantar un ayuntamiento o un gobierno regional del PP. Pero en unas generales ya no miraremos las aceras del barrio, ni el centro de salud ni las corrupciones locales, sino que se quedará a solas el Gobierno, sin alcaldes con que intentar amortiguar el voto de castigo. Así que habrá que pensar otra cosa para entonces. Lo del voto del miedo pueden descartarlo ya. No funciona. Y menos si nos cuentan que con el PP sufriremos reformas y recortes, pues el trabajo sucio ya lo va a dejar hecho Zapatero. En cuanto a las primarias, si creen que así nos ilusionarán, que le pregunten a Tomás Gómez, a ver qué opina del “efecto primarias”. Si esperan algún éxito que les salve de aquí a las urnas, diez meses no dan para mucho. La mejora del paro está descartada en las previsiones del propio Gobierno. El fin de ETA va lento, y como efecto puede estar ya amortizado fuera de Euskadi. Tampoco parece esperable un giro a la izquierda, para el que no hay ideas, ni por lo visto ganas, pues los primeros análisis internos tras las elecciones sugieren que somos los ciudadanos los que hemos girado a la derecha. Para lo que sí da tiempo en diez meses es para empeorarlo aún más. Si el plan es, como defienden algunos –y pide el izquierdoso Financial Times-, continuar y culminar las reformas pendientes, el tortazo del 22-M puede ser recordado con nostalgia dentro de diez meses, como una derrota dulce. PÚBLICO. 25-5-2011

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