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El adelanto electoral en Grecia reaviva los temores en la eurozona

Ayer, los problemas políticos de Grecia volvieron a salir a la luz lo que hizo tambalearse la estabilidad financiera global. De hecho, Atenas sufrió la mayor caída bursátil desde la década de los ochenta y el resto de los mercados de valores se hicieron eco de esta debacle.

Las dudas sobre Grecia se trasladaron a las bolsas de todo el mundo, ya afectadas por la caída de los precios del crudo y las fuertes pérdidas que ayer vivió la renta variable china. El S&P 500 sufrió retrocesos de un 1% nada más abrir la sesión, mientras que las empresas del EuroStoxx cayeron por segunda jornada consecutiva, en este caso un 2,5%.

El desencadenante de esta reacción en cadena fue el anuncio del primer ministro griego, Antonis Samaras, de adelantar las elecciones presidenciales. De hecho, el político anunció que, si no consigue recabar los apoyos suficientes para su candidato, se convocarían elecciones generales. Lo que temen los inversores es una victoria de la Coalición de la Izquierda Radical, Syriza. Este resultado volvería a despertar los temores sobre el lugar que ocupa Grecia en la unión monetaria europea, ya que Syriza tiene intención de renegociar la deuda del país y de aumentar el gasto público, medidas que sin duda afectarían a la relación de Atenas con sus acreedores.

“En las próximas seis semanas, es probable que Grecia tenga más importancia para los mercados globales de la que han tenido Rusia y su conflicto con Ucrania en 2014”, opina Charles Robertson, economista jefe de Renaissance Capital. “Una posible victoria de Syriza podría obligar a la eurozona a elegir entre unión fiscal o la primera salida de la eurozona de uno de sus miembros”. Syriza se presentó por primera vez a unas elecciones en mayo, concretamente en los comicios al Parlamento europeo. Desde entonces ha ido ganando adeptos amparado por el descontento de los ciudadanos con las medidas de austeridad asociadas al rescate de la UE a Grecia, que asciende a 245.000 millones de euros. Según los sondeos, Syriza podría incluso hacerse con la victoria en las elecciones generales, lo que supondría un claro deterioro de las relaciones entre Atenas y sus acreedores internacionales.

Ayer, la bolsa de Atenas cerró con pérdidas del 12,8%, la mayor caída registrada desde diciembre de 1987. Fueron los bancos griegos los que encabezaron la caída. De hecho, las acciones de Attica Bank perdieron más del 26% y las de Piraeus Bank, un 17%. La inquietud ante los últimos acontecimientos de Grecia llevaron a los inversores a aumentar el riesgo de un posible impago de la deuda del país, lo que disparó el coste de la deuda pública a corto plazo frente al largo plazo.

Samaras declaró que su decisión de adelantar las elecciones presidenciales estaba destinada a recuperar la estabilidad política ante la presión a la que estaba siendo sometido el Gobierno para que adelantara las elecciones. “Aunque hemos conseguido estabilizar la economía y recuperar el crecimiento, sigue habiendo dudas sobre la estabilidad política del país”, declaró.

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