A medida que Washington y Berlín instan al gobierno a acelerar los recortes, el próximo el de las pensiones, y se acerca la jornada del 29-S, la consigna que debe abrirse paso entre el 90% de la población es ¡a ganar la Huelga General!
¡A ganar! es la consigna del momento. Y sumar nuevas fuerzas ara ampliar y extender las concentraciones del Movimiento de Unidad Popular contra la crisis, recoger miles de firmas en apoyo a su manifiesto y empezar ya a organizar la huelga en fábricas y centros de trabajo, en barrios y pueblos son las tareas cruciales de ahora mismo. La temperatura política del país Dos acontecimientos ocurridos la pasada semana nos proporcionan una medida exacta de cual es la temperatura política de la mayoría de la población. En primer lugar, los datos del debate sobre el estado de la nación. Poco más de medio millón de personas, es decir, apenas el 1,05% de la población lo siguió en algún momento. Y de ellos, Zapatero les inspiró “poca o ninguna confianza” al 75%. Y Rajoy al 69%. Ese es el grado de credibilidad que ofrece la clase política a la inmensa mayoría de la sociedad española. Y el rechazo a sus medidas está en correspondencia con ello. En segundo lugar, la resolución final de la huelga de los trabajadores del Metro de Madrid, cuya combativa lucha ha conseguido dejar la rebaja salarial que pretendían imponerles en algo poco menos que irrelevante. Buscaban recortarles un 5% los salarios y se han tenido que conformar con hacerlo en un testimonial 1%. Los trabajadores del metro madrileño se han unido para responder unitaria y contundentemente a esta agresión, y el gobierno autónomo se ha tenido que bajar de la burra y ya no se atreve a actuar como antes. Con su lucha, han puesto de manifiesto que ¡sí se puede! Sí se pueden conseguir objetivos tangibles, concretos y prácticos si nos unimos para hacerles frente. Si se puede hacerles retroceder en sus planes y ataques. Uno y otro hecho ponen de manifiesto el enorme caudal de energía y de lucha latente que recorre el país. De lo que se trata ahora es de despertarlo y encauzarlo, ofreciendo alternativas y métodos de lucha que permitan la participación activa en la huelga de todos los sectores afectados por los recortes y ataques. ¿Cómo hacerlo para que el 29-S sea un gran éxito de movilización ciudadana, una respuesta popular capaz también de echar atrás sus planes de ajuste? Ampliar y extender Nueve semanas y media, ese es el tiempo que queda para la Huelga General del próximo 29-S. Es importante el dato. Porque en ese tiempo es mucho lo que nos estamos jugando, y mucho también lo que podemos hacer hasta entonces. Que el 29-S va a ser una importante jornada de lucha está fuera de toda duda. Pero esa no es la cuestión. De lo que se trata es de convertir el 29-S en un gran éxito popular. Y que lo sea o no lo van a medir sus resultados prácticos. En primer lugar y antes que nada, que el 29-S se paralice por completo el país. Ese es nuestro objetivo y en él tenemos que concentrar todas nuestras fuerzas desde ya mismo: que ningún trabajador acuda ese día a su puesto de trabajo, que ningún autónomo preste sus servicios, que todos, comerciantes, pequeños y medianos empresarios cierren sus establecimientos, que ninguna ama de casa acuda al mercado ese día, que ninguna madre lleve sus hijos al colegio, que nadie acuda a la consulta del médico,… En segundo lugar que el 29-S sea una huelga general popular y obrera, y no exclusivamente una movilización de la clase obrera. Por supuesto que los trabajadores tenemos que estar en primera fila y ser la columna vertebral de la batalla, eso está fuera de toda duda. Por número, por condiciones materiales de trabajo, por tradición histórica, por disciplina y combatividad, a la clase obrera le corresponde ocupar el papel de centro organizador del 29-S. Pero no basta sólo con eso. Hay que unir al resto de clases populares, al conjunto de sectores (funcionarios, autónomos, inmigrantes, agricultores, parados, jubilados, amas de casa, estudiantes, pequeños y medianos empresarios, profesionales e intelectuales,…) que si no están siendo ya atacados por el plan de ajuste, lo van a ser de forma inmediata. Ampliar y extender la huelga hacia esos sectores de la población, hacer que se sumen activamente a ella es un aspecto fundamental de la batalla en la que estamos. Nuestros enemigos pretenden trocear y seccionar la respuesta popular para debilitarla. Nosotros debemos proceder exactamente al contrario: uniendo al 90% de la población en la lucha. Paralizar el país, llenarlo de concentraciones En eso reside nuestra fuerza, en que somos la inmensa mayoría. Y la clave de todo está en cómo nos unimos y organizamos para paralizar completamente el país el 29-S. Y eso depende de todos y cada uno de nosotros. Podemos y debemos hacerlo. La tarea de movilizar a 46 millones de españoles puede parecer a muchos titánica e inalcanzable. Pero no lo es en absoluto. Porque depende de que cada uno pase a actuar sin dilación desde ya mismo en su fábrica o centro de trabajo, en su barrio o pueblo, en su asociación ciudadana o comunidad de vecinos, con la gente de su entorno más inmediato empezando a organizar la huelga, extendiéndola desde ese núcleo inicial y sumando cada día a más gente. Que el 29-S se pueda expresar una voluntad popular y nacional unánime de rechazo a los planes de ajuste no es más que el resultado de ir sumando y uniendo muchas voluntades individuales o de pequeños colectivos cada semana, cada día, cada hora. Esa es la tarea del momento. La experiencia enseña que no es en absoluto una tarea imposible para nadie organizar una concentración –el mismo día y a la misma hora en que se celebran otras decenas de ellas en toda España– unitaria, pacífica y silenciosa en su barrio, pueblo o ciudad, como las que el Movimiento de Unidad Popular contra la Crisis ha creado ya en 20 ciudades españolas, para extender el clima de opinión de que el 29-S debe participar toda la población en la Huelga General. Y sus efectos, como estamos comprobando, actúan como una bola de nieve. Cuanto más gente acude una semana, mayor es la asistencia la semana posterior. Cada concentración que se organiza en una nueva ciudad, anuncia nuevas concentraciones la semana siguiente en otros puntos nuevos de la geografía española. Con un método sencillo, popular y eficaz, cualquiera puede sin ningún esfuerzo recoger firmas de apoyo al manifiesto “¡Sí, el 29-S todos a la Huelga General!” y en torno a esa recogida de firmas organizar una concentración ese viernes en su barrio, pueblo o ciudad. El 29-S tenemos la oportunidad de que emerja, se haga visible y cobre fuerza una alternativa distinta para salir de la crisis desde los intereses de la mayoría ante los ojos de millones de personas de nuestro pueblo. De que seamos capaces o no de hacerlo va a depender el éxito de la Huelga General. De que una alternativa así acumule fuerza política y organizativa dependerá que el 29-S marque un punto de inflexión a partir del cual sea posible empezar a dar la batalla entre el pueblo y los grandes centros de poder económicos y políticos en un escenario distinto, en otra correlación de fuerzas. Que el 29-S contribuya a cambiar ese escenario no es algo que esté en absoluto predeterminado, depende de lo que nosotros hagamos hoy. De que cada una de las nueva semanas y media que quedan suponga un avance en la línea de unir al 90% de la población. De que cada una de esas semanas sumemos más y mejores fuerzas a las concentraciones, extendiéndolas por toda la geografía española. De que cada semana miles de personas del pueblo se conviertan en difusoras de esta línea recogiendo firmas de apoyo al manifiesto del movimiento de Unidad Popular contra la Crisis.En definitiva, de que aprovechemos al máximo todos y cada uno de los 70 días que quedan para crear el clima de opinión necesario que convierta el 29-S en un gran éxito popular. El 29-S, ¡VAMOS A GANAR!