«El gobierno ya está tomando medidas para distinguir entre los diversos movimientos en la región que promueven la ley islámica en el gobierno. Una evaluación interna, ordenada por la Casa Blanca el mes pasado, ha identificado grandes diferencias ideológicas entre movimientos como la Hermandad Musulmana en Egipto y al-Qaeda que guiará el enfoque de EEUU en la región.»
Ninguna de las revoluciones de las últimas semanas ha sido abiertamente islamista, ero hay indicios de que los levantamientos podrían dar paso a más fuerzas religiosas. Un influyente clérigo yemení ha llamado esta semana a reemplazar a la administración del presidente Ali Abdullah Saleh, respaldada por Estados Unidos, por un gobierno islámico, y en Egipto, un teórico islamista tiene un papel destacado en la redacción de los cambios constitucionales tras la caída del poder del presidente Hosni Mubarak el mes pasado. (THE WASHINGTON POST) ASIA TIMES.- La Hermandad Musulmana egipcia (Ikhwan Al-Muslimeen) se formó en 1928. Durante las últimas ocho décadas, se ha convertido en una organización política, social y religiosa de influencia y profundidad sin precedentes en su país de origen, Egipto. La caída del presidente Hosni Mubarak en febrero y el inicio de un período de transición en Egipto anuncia la posibilidad de participación a gran escala de la Hermandad Musulmana egipcia en la vida nacional. Entrevista con Ibrahim Mounir, miembro del buró ejecutivo de la Hermandad conocido como la Maktab Al-Irshad (Oficina de Orientación) y ampliamente considerado como uno de los miembros de más alto rango del movimiento de la Hermandad Musulmana. EEUU. The Washington Post La administración Obama se prepara para la posibilidad de nuevos regímenes islamistas tras las revueltas Scott Wilson La administración Obama se está preparando para la posibilidad de que gobiernos islamistas se instalen en el norte de África y Oriente Medio, reconociendo que las revoluciones populares traerán un mayor influencia religiosa a la política de la región. El gobierno ya está tomando medidas para distinguir entre los diversos movimientos en la región que promueven la ley islámica en el gobierno. Una evaluación interna, ordenada por la Casa Blanca el mes pasado, ha identificado grandes diferencias ideológicas entre movimientos como la Hermandad Musulmana en Egipto y al-Qaeda que guiará el enfoque de EEUU en la región. "No debemos tener miedo del Islam en la política de estos países", dice un alto funcionario del gobierno que habla bajo la condición de mantener el anonimato, para describir las deliberaciones políticas internas. "Es el comportamiento de los partidos políticos y los gobiernos lo que los juzgará, no su relación con el Islam." Los gobiernos islamistas abarcan una amplia gama de ideologías y ambiciones, desde la brutalidad primitiva de los talibanes en Afganistán al Partido de la Justicia y el Desarrollo de Turquía, un movimiento con raíces islamistas que dirige un sistema político en gran medida secular. Ninguna de las revoluciones de las últimas semanas ha sido abiertamente islamista, pero hay indicios de que los levantamientos podrían dar paso a más fuerzas religiosas. Un influyente clérigo yemení ha llamado esta semana a reemplazar a la administración del presidente Ali Abdullah Saleh, respaldada por Estados Unidos, por un gobierno islámico, y en Egipto, un teórico islamista tiene un papel destacado en la redacción de los cambios constitucionales tras la caída del poder del presidente Hosni Mubarak el mes pasado. Un número de otros partidos islamistas están decidiendo ahora cómo de grande será el papel que desempeñan en las protestas o las reformas post-revolución. Desde que asumió el cargo, el Presidente Obama ha abogado por un "nuevo comienzo" con el Islam, lo que sugiere que la creencia islámica y la política democrática no son incompatibles. Pero al hacerlo, ha alarmado a algunos pragmáticos en política exterior y a aliados como Israel, que temen que los gobiernos sobre la base de la ley religiosa inevitablemente recorten las reformas democráticas y otros valores occidentales. Algunos dentro de la comunidad de inteligencia de EEUU, de círculos diplomáticos extranjeros y del Partido Republicano dicen que la disposición de Obama a aceptar los movimientos islamistas, incluso los que cumplen ciertas condiciones, no tiene en cuenta el enfoque metódico que adoptan muchos de estos partidos para transformar gradualmente naciones seculares en Estados islámicos, en contradicción con los objetivos de la política de EEUU. Hezbolá en el Líbano y Hamás en los territorios palestinos han prosperado en las elecciones democráticas y ejercen gran influencia. Ninguno de ambos, cada uno con un brazo armado, apoya el derecho de Israel a la existencia, ni han renunciado a la violencia como herramienta política. Y mientras que muchos en la región apuntan a Turquía como una mezcla modélica de Islam y democracia, el partido gobernante islamista está restringido por el ejército y el sistema judicial del país altamente seculares, un par de fuertes controles institucionales que países como Egipto y Túnez no poseen. "La palabra real y la definición del islamismo no son en sí mismo una amenaza", dice Jonathan Peled, portavoz de la embajada de Israel en Washington, citando la relación de Israel con el gobierno turco, entre otros. Pero Peled dice que Israel teme que "las fuerzas extremistas anti-democráticas puedan sacar ventaja de un sistema democrático", ya que, dice, Hamas se hizo con su victoria de 2006 en las elecciones parlamentarias palestinas. Israel permitió a Hamas a participar sólo bajo la presión de la administración de George W. Bush como parte de su compromiso expreso de promover la democracia árabe. "Indiscutiblemente, tenemos preocupaciones diferentes a las de la administración", dijo Peled. "Vivimos en el barrio, obviamente, por lo que experimentamos los resultados más de cerca." La elección entre estabilidad y democracia ha sido una tensión constante en la política exterior de EEUU, y en ningún lugar ha sido más pronunciada que en Oriente Medio. Muchos de los autócratas caídos o en peligro en la región han contado con el apoyo de los sucesivos gobiernos de EEUU, ya sea como muros de contención en la Guerra Fría frente a la Unión Soviética o como baluartes contra el extremismo islamista antes y después de los ataques del 11 de septiembre de 2001. En su discurso en junio de 2009 en la Universidad de El Cairo, Obama reconoció la controversia que la promoción de la democracia del gobierno de Bush agitó a la región. "Eso no disminuye mi compromiso, sin embargo, con los gobiernos que reflejan la voluntad del pueblo", dijo, y agregó que "cada país da vida a este principio por su propio camino, basado en las tradiciones de su propio pueblo." En el Medio Oriente árabe, las tradiciones incluyen al Islam, aunque Obama no abordó directamente el papel de la religión en la política democrática. Dijo que Estados Unidos "dará la bienvenida a todos los gobiernos elegidos – a condición de que gobiernen con respeto a sus pueblos". El objetivo de los movimientos islamistas después de tomar el poder está en la raíz de la preocupación expresada por los legisladores republicanos y otros en Washington. Paul Pillar, un veterano analista de la CIA que ahora enseña en la Universidad de Georgetown, dice: "la mayoría de la gente en la comunidad de inteligencia ve las cosas en este tema de manera muy similar a la del presidente – es decir, el Islam político como una serie muy diversa de ideologías, todas las cuales utilizan un vocabulario similar, pero todas son muy diferentes. " "El principal reto del presidente Obama es enfrentarse a este desafío político en toda la zona, al tiempo que refuerza a Israel", dice Pillar, cuyos programas de estudio incluyen Oriente Medio. A medida que las revoluciones árabes se desarrollan, la Casa Blanca está estudiando varios movimientos islamistas, identificando las diferencias ideológicas en busca de pistas sobre cómo podrían actuar en el corto y largo plazo. Una evaluación interna de la Casa Blanca, de fecha 16 de febrero, examinó los puntos de vista de la Hermandad Musulmana y al-Qaeda sobre la jihad global, el conflicto israelo-palestino, los Estados Unidos, el Islam en la política, la democracia y el nacionalismo, entre otros. El informe realiza distinciones entre las ambiciones de ambos grupos, sugiriendo que la mezcla de Islam y nacionalismo de la Hermandad hace que sea una organización muy diferente a al-Qaeda, que considera las fronteras nacionales como obstáculos para la restauración del califato islámico. El estudio también concluye que la Hermandad critica a los Estados Unidos en gran parte por lo que percibe como una postura hipócrita de Estados Unidos hacia la democracia – promocionándola retóricamente, pero apoyando a líderes como Mubarak. "Si la política no puede distinguir entre al-Qaeda y la Hermandad Musulmana, no vamos a ser capaces de adaptarnos a este cambio", dice el alto funcionario del gobierno. "Tampoco vamos a dejarnos llevar por el miedo." Después de que Hamas ganara las elecciones parlamentarias palestinas en 2006, Estados Unidos e Israel encabezaron un boicot internacional a su gobierno. Sin embargo, funcionarios del gobierno de Obama, revisando la historia con un ojo en las revoluciones actuales, dicen que la razón para el boicot de EEUU no era el carácter islámico de Hamas, sino su negativa a someterse a condiciones tales como el reconocimiento de Israel. En un discurso el lunes en Ginebra, la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton pareció basarse implícitamente en esa lección, invitando a los partidos islamistas a participar en las futuras elecciones de la región con condiciones. "La participación política", dijo Clinton, "debe estar abierta a todas las personas de todo el espectro que rechacen la violencia, defiendan la igualdad y actúen de acuerdo con las reglas del juego de la democracia." THE WASHINGTON POST. 4-3-2011 Hong Kong. Asia Times Nuevas luces de guía en Egipto Mahan Abedin La Hermandad Musulmana egipcia (Ikhwan Al-Muslimeen) se formó en 1928. Durante las últimas ocho décadas, se ha convertido en una organización política, social y religiosa de influencia y profundidad sin precedentes en su país de origen, Egipto. La Hermandad Musulmana es un movimiento internacional con ramas en la mayoría de los países árabes, así como en Occidente. La caída del presidente Hosni Mubarak en febrero y el inicio de un período de transición en Egipto anuncia la posibilidad de participación a gran escala de la Hermandad Musulmana egipcia en la vida nacional. Después de haber sufrido décadas de represión, la Hermandad tiene mucho que ganar en el nuevo sistema político. Ibrahim Mounir nació en 1937 en Egipto. Estudió derecho en la Universidad y ha ejercido como abogado durante décadas. Mounir se unió a la Hermandad Musulmana en su adolescencia y fue ascendiendo de forma sostenida en sus filas. Actualmente es miembro del buró ejecutivo de la Hermandad conocido como la Maktab Al-Irshad (Oficina de Orientación) y es ampliamente considerado como uno de los miembros de más alto rango del movimiento de la Hermandad Musulmana. Mahan Abedin: ¿Cree usted que las protestas en El Cairo y en otras partes llegaron a su clímax demasiado pronto? Ibrahim Mounir: La revolución no se ha revelado plenamente todavía. Las protestas callejeras masivas obligaron a derrocar a Mubarak. Las próximas etapas de la revolución pueden requerir diferentes formas de protesta y resistencia. MA: ¿En qué medida se puede hablar de un cambio de régimen en Egipto? IM: Mubarak ha salido de la arena, pero la estructura del régimen se mantiene en su lugar. Sin embargo, esta estructura no es fuerte porque no tiene ideología o filosofía detrás de él. MA: Parece que el régimen egipcio ha recaído de nuevo en sus pilares principales, a saber, las fuerzas armadas. El ejército egipcio dice que va a gestionar el proceso de transición de manera justa y preparará el terreno para la democracia. ¿Cree en la palabra de los mandos del ejército? IM: En principio, confío en el ejército. Un punto importante que se olvida a menudo por los observadores internacionales es que el régimen de Mubarak empleó continuamente la estrategia de divide y vencerás. Mubarak creó divisiones dentro del ejército, así como divisiones entre el ejército y otras instituciones, en particular varias policías y fuerzas de seguridad. El número principal es de las fuerzas de seguridad con 1.5 millones de miembros, mientras que el ejército es de sólo medio millón de hombre. Conspiró para crear animosidad entre Omar Suleiman [ex jefe de seguridad] y El Habib-Adly, el ex ministro del Interior y jefe de las fuerzas de seguridad. Mubarak incluso creó divisiones dentro de su propio Partido Democrático Nacional. El principal objetivo de esta política era mantener débiles a las instituciones con el fin de asegurar la base de poder de Mubarak. A ninguna institución se le permitió llegar a ser demasiado fuerte y como resultado no hay que sobreestimar las capacidades políticas y de seguridad del ejército. AM: Usted dice que confía en el ejército, pero ¿hay garantías adecuadas para obligar al ejército a cumplir sus promesas? IM: En primer lugar todo el mundo ha puesto su mirada en el ejército egipcio y espera que cumpla sus promesas. En segundo lugar, hay divisiones entre los altos mandos del ejército y los oficiales de menor rango. Los oficiales más jóvenes están mucho más cerca al pueblo y se resisten a emprender acciones que atentan contra los intereses fundamentales del pueblo egipcio. En tercer lugar, incluso si quisiera, el ejército, con medio millón de hombres, no puede controlar Egipto. MA: ¿Eso significa que si el ejército incumple sus promesas la gente volverá a las calles? IM: El pueblo egipcio ha superado la barrera del miedo. Ha demostrado su firmeza acerca de perseguir sus aspiraciones políticas legítimas. MA: Ha habido mucha especulación en los medios occidentales sobre el papel (o su ausencia) de la Hermandad Musulmana en las protestas. ¿Cuál fue el verdadero alcance de la participación de la Hermandad en la revolución? IM: Es imposible hablar con precisión sobre lo que estaba sucediendo en las calles. Pero las protestas se llevaban a cabo en todo el país, no sólo en la plaza Tahrir en El Cairo. Puedo confirmar que gran parte de las protestas fuera de la capital fueron organizadas por la Hermandad y sus redes de afiliados y organizaciones. Además, la mayoría de los servicios logísticos en la Plaza Tahrir fueron proporcionados por la Hermandad. Me han dicho que hasta los baños públicos fueron construidos por miembros de la Hermandad y sus partidarios. Como se puede imaginar, las instalaciones sanitarias son importantes cuando se está llevando a cabo un movimiento de protesta prolongada en una zona específica. MA: Gran parte de la atención se centra en el ejército y se presta muy poca atención al Estado profundo, a saber, los servicios de inteligencia egipcios. Parece que la revolución no ha logrado desplazar a estas organizaciones de su privilegiada, aunque secreta, posición en la escena política. ¿Qué planes tienen para reformar estas organizaciones secretas, las pondrán en conformidad con las normas y valores democráticos? IM: Las entidades a las que se refiere están todavía en su lugar, y como usted dice son muy influyentes, pero no necesariamente todopoderosas. La reforma de estas instituciones sensibles requiere tiempo. Este es un programa para todos los actores de la política egipcia, no sólo para la Hermandad Musulmana. Todos los principales actores políticos, incluido el ejército, tienen que participar en el proceso de reforma de los servicios de inteligencia y de seguridad en Egipto. MA: Algunos observadores opinan que si no hay una reforma de raíz institucional y cultural de los servicios de seguridad, la democracia no echará raíces en Egipto. IM: Aquí estamos hablando de corto y largo plazo. En el corto plazo, la cancelación de la Ley de Emergencia, para garantizar la independencia del poder judicial y asegurar la libertad de prensa, abre un largo camino para hacer de Egipto un país más transparente y responsable. Los medios de comunicación, en particular, deben estar alerta frente a la corrupción y los abusos, lo que pondrá una enorme presión sobre los servicios de seguridad para limpiar sus actuaciones. Las reformas culturales a la que usted alude tomarán su tiempo. Tenemos que entrenar a nuestros oficiales de policía y de seguridad a pensar en términos de servir al pueblo y respetar las normas y estándares internacionales de derechos humanos. MA: ¿Cuál es la condición jurídica concreta y las circunstancias de los veteranos detenidos de la Hermandad, y en particular de Khairat al-Shater, están estas personas todavía en prisión? IM: Sí, todavía están en la cárcel. En términos generales, una vez que la Ley de Emergencia se haya levantado y la Constitución haya sido reformada, la Hermandad Musulmana entrará en la política en serio. MA: Hablando de la actualidad, ¿en estos días la presión judicial y policial sobre la Hermandad Musulmana ha disminuido a raíz de la caída de Mubarak? IM: Sí, en gran medida. Pero todavía hay un juego del gato y el ratón entre la Hermandad y el establishment de seguridad. A pesar de ello uno de nuestros miembros, Sobhi Saleh, es miembro del comité que tiene la tarea de reformar la Constitución. Esta reforma constitucional será sometida a un referéndum dentro de dos meses. MA: Las elecciones están programadas para dentro de seis meses, ¿las elecciones parlamentarias y las presidenciales tendrán lugar al mismo tiempo? IM: No lo sé. Pero esperamos que el ejército entregue el poder una vez que expire el período transitorio. Muchos esperan que el ejército se retire del centro de la escena en ese momento, pero aún así seguirán viendo la evolución con mucho cuidado. Este tipo de función de supervisión no es muy distinto al papel desempeñado por los militares turcos en las últimas décadas. MA: ¿Tendrá la Hermandad Musulmana un candidato oficial en las próximas elecciones presidenciales? IM: ¡No! MA: ¿Por qué no? IM: El estado de ánimo, tanto interna como externamente, no está a favor de esa medida en esta etapa. MA: ¿Eso significa que tienen miedo de ganar las elecciones presidenciales?! IM: En los últimos 60 años, el pueblo egipcio y los sectores de la comunidad internacional han sido bombardeados con propaganda anti-Hermandad. Nosotros buscamos sólo el poder, queremos cambiar la forma en que el pueblo egipcio nos percibe y piensa de nosotros. En esta primera etapa no es tan importante quién gobierne Egipto, lo importante es la forma en que se rija. MA: Siempre que las elecciones sean relativamente libres y justas, esperan dominar el próximo parlamento? IM: Esperamos obtener alrededor del 30% de los votos. Seguro que más si participamos en las elecciones parlamentarias como parte de una coalición con uno o más partidos. Pero esto dependerá de las condiciones que prevalezcan. MA: ¿En qué medida usted aspira a cambiar la política exterior de Egipto? IM: Esta es una decisión del pueblo egipcio. Respetaremos sus deseos. MA: Pero la política exterior es un ámbito especializado y, como tal, es elaborada por especialistas y no directamente por el pueblo. Mi pregunta es, una vez que la Hermandad Musulmana se asegure una posición fuerte en el panorama político egipcio, ¿hasta qué punto desea cambiar la política exterior? IM: No puedo responder a este tipo de cuestión en esta etapa. En cualquier caso, los acontecimientos se suceden a un ritmo muy rápido en una amplia serie de cuestiones, incluido el conflicto palestino-israelí y la relación entre los propios palestinos. Pero en términos generales, las políticas regionales y mundiales de nuestro país serán decididas por el pueblo. MA: Permítame en este terreno una serie de preguntas específicas. ¿Quieren reestructurar la relación de Egipto con los Estados Unidos? IM: Nos gustaría acabar con la influencia ilegítima de Estados Unidos sobre los asuntos egipcios. Nadie en su sano juicio puede ignorar a Estados Unidos, en particular los avances de su vanguardia científica y tecnológica, pero como cualquier otro país independiente, aspiramos a reducir la influencia extranjera en nuestros asuntos. MA: ¿Quieren que los Estados Unidos reduzcan o incluso corten su ayuda anual a los militares egipcios? IM: Rechazamos el concepto de la ayuda como una cuestión de principios. Pero en lo que respecta a las relaciones más amplias entre los dos ejércitos, esto dependerá de los procesos democráticos en Egipto. MA: ¿Así que no descarta la posibilidad de que un futuro gobierno egipcio pida a Estados Unidos que suprima su ayuda anual a los militares egipcios? IM: Nuestra respuesta a esta pregunta es muy clara. ¡No vamos a pedir esta ayuda! Gran parte de la corrupción en nuestro país tiene sus raíces en este paquete de ayuda. MA: ¿Qué tan pronto Egipto romperá el asedio de Gaza? IM: Desde nuestro punto de vista, este asedio debía haber sido roto ayer en lugar de hoy. MA: En otras palabras, ¿puede que no suceda muy pronto? IM: ¡Sí! MA: ¿Cuáles son los escenarios probables a largo plazo en lo que respecta a las relaciones entre Egipto e Israel? IM: Israel ha planteado una amenaza y un conjunto de desafíos profundos y complicados para toda la región desde 1948. Pero no tenemos acceso a gran parte de la información relativa a este caso. No es justo que nos hagan esta pregunta, cuando no tenemos acceso a toda la información pertinente. MA: ¿A qué clase de información se refiere? ¿Se refiere únicamente a la información clasificada? IM: Me refiero a toda la información existente y los hechos que se relacionan con este caso. Tenemos que revisar todo antes de llegar a conclusiones y decisiones políticas. MA: ¿Así que no descarta la renegociación del tratado de paz de Camp David? IM: No tiene sentido hacer esta pregunta ahora. Como ya he dicho, tenemos que revisar todo antes de llegar a conclusiones. Por otra parte, el pueblo egipcio participará plenamente en el proceso. Sus valores, creencias y sentimientos hacia los conflictos internacionales y el mundo en general tendrá que ser tenidos en cuenta. ASIA TIMES. 4-3-2011