Ante 20.000 personas congregadas ante él en Praga, el presidente norteamericano pronunció un discurso inesperado. «Como potencia nuclear, como el único poder nuclear que ha hecho uso del arma atómica, Estados Unidos tiene la responsabilidad mundial de actuar», afirmó Obama, y añadió «no podemos lograrlo solos, pero podemos ponernos al frente». ¿Puede EEUU -en el medio o largo plazo- conseguir renunciar a las armas nucleares?
En lena polvareda por el relanzamiento de los programas nucleares iraní y norcoreano, Obama hizo ayer un discurso vibrante, en el que se metió en el bolsillo a miles de checos atraídos por el magnetismo del carisma del nuevo presidente estadounidense. "La existencia de miles de armas nucleares es el legado más peligroso de la Guerra Fría", dijo, y añadió después que aunque ésta concluyó hace 20 años "el riesgo de un ataque nuclear ha aumentado" y más países cuentan con armamento atómico y continúan las pruebas nucleares. Obama dedicó un apartado especial al lanzamiento norcoreano, que se había producido horas antes del discurso: Corea del Norte "violó las reglas" y por lo tanto "ha llegado el momento de una respuesta internacional dura. Corea del Norte debe aprender que el camino hacia el respeto internacional no se alcanza mediante las amenazas y las armas ilegales". También se refirió a Irán, con el que las relaciones han mejorado sustancialmente desde la subida de Obama a la Casa Blanca. Sin embargo, aseguró que su Gobierno busca un acercamiento a Teherán basado en los intereses y el respeto mutuos pero que a cambio, Irán debe renunciar a un camino que llevaría a "una potencial carrera de armas en la región que aumentaría la inseguridad para todos". El presidente norteamericano anunció que por el momento continuará adelante con el escudo antimisiles que EEUU proyecta en Europa del Este para hacer frente a posibles lanzamientos por parte iraní. "En tanto permanezca la amenaza procedente de Irán, tenemos la intención de seguir adelante con un sistema de defensa antimisiles cuya eficacia esté probada (…) si la amenaza iraní desaparece, tendremos una base más sólida para la seguridad y desaparecerá el motivo principal en estos momentos para la construcción de sistemas de defensa antimisiles en Europa". Sin embargo, el dispositivo antimisiles es una de las fricciones principales con Rusia, país con el que EEUU se ha comprometido a firmar un nuevo tratado de desarme a cambio de renunciar al escudo. Obama no se limitó a una declaración de intenciones, y anunció un paquete de propuestas para avanzar en el desarme, cuya contrapartida debe ser el “desarrollo de los usos pacíficos de la energía nuclear”. Por eso, propuso "un nuevo marco para la cooperación civil nuclear", que incluiría un banco internacional de combustible nuclear, de tal modo que los países pudieran acceder a la energía atómica sin aumentar los riesgos de proliferación. “Ninguna iniciativa tendrá éxito si se basa en la denegación de derechos a los países que respeten las reglas. Debemos canalizar el poder de la energía nuclear por el bien de nuestros esfuerzos para combatir el cambio climático y para proporcionar oportunidades a todos los pueblos", sostuvo, reconociendo explícitamente el derecho de Irán a desarrollar un programa nuclear civil. La iniciativa de Obama cuenta también con mecanismos y medidas de control, para “impedir la proliferación de armas nucleares en más países e impedir que los terroristas adquieran armas o materiales nucleares”. El presidente norteamericano se comprometió a buscar que su país firme el Tratado de Prohibición Total de ensayos nucleares, que han firmado 148 países pero que sólo entrará en vigor si lo suscriben EEUU, China, India, Indonesia, Pakistán, Israel, Egipto y Corea del Norte. Además se comprometió a convocar una cumbre internacional para tratar sobre la no proliferación. De entrada, las intenciones de Obama sorprenden, una vez más, en contraposición al anterior inquilino de la Casa Blanca, y crean de forma efectiva el caldo de cultivo del carisma que el presidente norteamericano posee entre amplias capas de población de EEUU y Europa. Es un hecho innegable que la nueva política internacional de la Casa Blanca pone en primer plano los instrumentos de “poder blando” –el brazo diplomático, el atractivo cultural o el uso de los medios de comunicación para crear climas de opinión favorables a “reparar” la deteriorada imagen de EEUU en el mundo-. Pero ¿puede el país que ostenta el título de única superpotencia del planeta renunciar al pilar fundamental de su poder, la fuerza militar?. ¿Puede el Estado norteamericano, instrumento y garante de los intereses de los máximos explotadores mundiales, la burguesía monopolista yanqui, renunciar voluntariamente a un arma como la nuclear?. ¿Puede el gendarme mundial, sobre el que recae la responsabilidad de garantizar el orden mundial capitalista, enterrar uno de los instrumentos disuasorios –y si fuera necesario, destructores- más potentes que posee?. ¿Hemos de olvidar qué es una superpotencia hegemonista –después de 60 años de dominación mundial- sólo porque a su frente se haya puesto una figura de talante y carisma?. EEUU ascendió al Olimpo de las superpotencias a lomos del Enola Gay, no debemos olvidarlo. El tiempo dirá si el esperanzador discurso de Obama pertenece a la categoría de los bienintencionados o al de los fariseos.