La reforma educativa del PP

Educación de Clase

La nueva reforma educativa del PP ya está en marcha. Aún en su fase de «cocción» las lí­neas maestras apuntan a un gigantesco abismo social

Los recortes en Educación van a suponer, según comunicó el gobierno español a Bruselas, más de 10 mil millones de euros en 5 años. Pero ya este curso empieza con 6 mil millones menos. Más de 40 mil profesores van a perder sus puestos de trabajo, las tasas universitarias se elevarán a los 1.500 euros de media anual, y las condiciones para acceder a becas van a endurecerse enormemente.

Sin duda, y solo para empezar, los recortes van a suponer una significativa reducción de la plantilla, aumento de las horas de trabajo del personal docente, del ratio de alumnos por profesor, el cierre de centros escolares, masivamente en las zonas rurales, y un deterioro acelerado de las infraestructuras.

Solo con esta radiografía basta para tomar conciencia de cuál es el destino inmediato de nuestro sistema educativo. A partir de aquí cualquier otro análisis se añade a un futuro en el que para cualquier familia española tener un hijo en la universidad va a suponer un lujo insostenible. Ni hablar de dos o de tres. No tardaremos en tener que tomar decisiones como cuál de nuestros vástagos es el que debe tener el “privilegio” de estudiar una carrera, y eso, solo para los pocos que se lo puedan permitir.

Lo cierto es que el gobierno español está aplicando a pies juntillas las exigencias en el terreno educativo planteadas por la carta del Banco Central Europeo en septiembre del 2011. Aunque el contenido de la carta no se ha hecho público, ni por parte de Zapatero ni de Rajoy, la política de la Troika es más que conocida, como lo es también para la Sanidad.

España ha de agudizar y multiplicar su perfil de “país de camareros”, la Florida europea en la que el abismo social entre la minoría privilegiada y la gran mayoría sea insalvable.«Aumenta el control de los monopolios sobre la Educación»

Al servicio del pueblo

Cada uno de los puntos en los que las organizaciones y la comunidad educativa denuncian el proceso de privatización son contundentes y evidentes. Pero el aspecto principal del proyecto educativo del PP, continuación del proyecto del PSOE con otras “apariencias”, no es la contradicción entre lo público y lo privado, sino entre los intereses del 90% de la sociedad y los de los principales centros de poder, el FMI y Berlín, la banca y los monopolios. Una educación para el saqueo, o una educación al servicio del pueblo.

Si no salimos de la discusión exclusiva entre lo público y lo privado, incluso algunos argumentos utilizados por el PP pueden servir de reclamo para algunos sectores sociales que realmente van a ser seriamente perjudicados, como el resto, dividiendo a la gran mayoría que sufrimos los recortes. Tal y como pasó con la Reforma Laboral, en la que el PSOE consiguió enfrentar a sindicatos y empresarios, cuando estos últimos son vilipendiados por una reforma al servicio de los intereses de los grandes monopolios, que son quienes realmente se benefician del abaratamiento de la mano de obra y la “flexibilización” del mercado laboral.

La sociedad del conocimiento

Bajo estas grandilocuentes palabras se articula todo el proyecto de convertir el sistema educativo en un taller de aprendices o un aparcamiento de parados, como decía Ricardo Moreno en su “Panfleto Antipedagógico”.

Cada una de las medidas que el gobierno prepara no buscan más que un doble objetivo: satisfacer las exigencias de la Troika, entregando el suculento botín de los presupuestos educativos al cumplimiento del pago de una deuda usurera, y reformar las estructuras educativas aumentando en control de las grandes corporaciones sobre la formación de las actuales y futuras generaciones.

La propuesta estrella del gobierno se basa en la reducción en un año de la ESO y el “incentivo económico” de la FP. Una reestructuración que es presentada como la solución al fracaso escolar. Lo alumnos podrán entrar antes en los ciclos de Formación Profesional con el aliciente de poder combinar su aprendizaje con “trabajo remunerado” en las empresas. De esta manera el currículum se adapta a las necesidades del mercado laboral.

La misma existencia de 6 millones de parados y la Reforma Laboral definen con precisión las consecuencias de este cambio. Pero la realidad es que el sistema educativo va a transformarse en un gigantesco “taller de aprendices”, de mano de obra barata, que nutrirá las necesidades del mercado laboral, enmascarando así los datos del fracaso escolar que, en una gran parte, se trasvasarán a los datos del paro.

Por otra parte, al no atajar ninguna de las causas reales del fracaso escolar, es de suponer que éste, aún con repuntes maquillados, se mantendrá o incrementará en lo fundamental, por lo que miles de estudiantes no obtendrán la titulación mínima necesaria y se convertirán en mano de obra no cualificada sometida a condiciones de trabajo ultraprecarias. Ya actualmente, según el informe del MEC “Datos y Cifras del Sistema Universitario Español 2010-2011”, de los casi seis millones de parados en España, el 21,3% tienen Educación Primaria, el 37,1%, Primera etapa de Educación Secundaria, el 22,4% son de Segunda etapa de Educación Secundaria y sólo el 10% son universitarios.«Unos pocos privilegiados accederán a los niveles superiores»

Nadie debe olvidar que este cambio conlleva que el Estado corra con parte de los gastos que de otra manera deberían asumir las empresas; que como ya ocurre en la Comunidad de Madrid, las empresas serán responsables del diseño del 60% del currículum, lo que supone la adaptación de los contenidos a “los intereses del mercado”; y que las realmente beneficiadas no van a ser las pequeñas y medianas empresas, ni si quiera una gran parte de las grandes, sino los monopolios (y los bancos que los participan o dirigen) que son quienes aumentan los beneficios al abaratar los costes y no ven perjudicadas sus ganancias por la caída del poder adquisitivo de los españoles, pues una gran parte de sus mercancías se venden fuera de nuestras fronteras. Por otra parte, las miles de empresas que dependen subsidiariamente de las multinacionales son forzadas a bajar los precios, reduciendo su margen de beneficios, y el resto directamente no vende porque la gente no compra.

Por no hablar de la ausencia de un tejido productivo nacional que permita ese supuesto aumento de la cualificación y formación de trabajadores en los sectores más cualitativos de cualquier economía. El tejido productivo está en manos del capital extranjero, porque lo que manda para el resto es el sector servicios, precario y en descomposición.

Solo los mejores

Algunas de las banderas levantadas por el gobierno han sido las de la “efectividad”, la “competencia”, el “esfuerzo” y el “respeto a la autoridad”, que en amplios sectores educativos, frente al desastre de la LOGSE, han sido exigencias desde hace años. Como se dice popularmente, “se pilla antes a un mentiroso que a un cojo”

En primer lugar, la propuesta del PP pasa por caminar hacia una educación separada por niveles, como ocurre en Holanda, en los que, en función de que “los peores” no lastren a “los mejores”, se les divide en tramos según sus notas y rendimiento. No hace falta muchos conocimientos educativos para saber que la estrategia de los guetos no tiene nada que ver con la mejora educativa. En definitiva, que una pequeña minoría sea la elegida para poder acceder a los niveles superiores, mientras que a la gran mayoría se le condena al fracaso, al paro y, en el mejor de los casos, al seiscientoseurismo.

En segundo lugar, el proceso de “privatización” es en realidad un aumento del control y la capacidad de decisión de los monopolios sobre nuestra educación básica, secundaria y universitaria. Ya no es la externalización de los servicios básicos, como limpieza o comedores, ni la creación de bolsas de paro gestionadas por ETTs (propiedad de los monopolios en su mayoría), sino la participación directa de entidades privadas y fundaciones en la gestión de colegios públicos, universidades y su financiación, como ya hemos visto a través de Universia del Banco Santander, la Fundación Botín, y ejemplos como el del CEIP El Álamo en Madrid.

A esto hay que añadir que la mejora de la formación y evaluación del profesorado irá pasando progresivamente a manos de las fundaciones, como está pasando con la red de hospitales públicos en toda España, en el caso de los profesionales de la Sanidad. No es casualidad que el PP insista en hablar de por qué tenemos una Sanidad alabada en todo el mundo y una Educación mediocre, y en proponer una formación docente tipo MIR. El problema no es la forma de la estructura, sino quién la dirigirá o ya lo está haciendo.

Y, por último, el descenso de la tasa de natalidad (estimaciones de un descenso del número de estudiantes universitarios del 1,5% medio anual), los recortes y la injerencia de los monopolios en la financiación y la gestión universitaria, está provocando dos fenómenos. El de la creación de una élite de universidades que se encargarán de la formación del pequeño núcleo de privilegiados destinados a ocupar los puestos dirigentes e intermedios de las multinacionales y del Estado. Y un descenso acusado de la tasa de población universitaria con la extinción de incontables universidades, relegando a una gran parte de las universidades públicas al papel de meras expendedoras de títulos que conducirán al futuro licenciado a optar entre trabajos precarios, la interinidad vitalicia, o emigrar a países tecnológicamente avanzados de nuestra área geográfica.» …el enfrentamiento entre sectores populares que deben estar unidos»

Según las últimas cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el 2011 más de 62.000 españoles emigraron a países europeos (la mayoría jóvenes universitarios en busca de un primer empleo), fuga masiva de cerebros que ligada al drástico recorte de inversiones en I+D+i terminará por convertir a España en un país sin investigación e innovación, condenándonos a comprar patentes extranjeras y producir productos de bajo perfil tecnológico que requieran mano de obra de escasa o nula cualificación y fácilmente explotable.

Carceleros con tiza

En cuanto al “respeto a la autoridad”, nos encontramos con una de las subversiones más torticeras por parte del gobierno, de un problema sufrido por los profesionales y que preocupa enormemente a las familias.

Tengamos en cuenta que los profesionales del sistema educativo van a dejar de participar, cada vez más, de la gestión de los centros y de la elección de contenidos; que su formación y evaluación va a estar controlada por fundaciones privadas, que sus puestos de trabajo van a depender progresivamente de las “necesidades del mercado”, y que sus condiciones laborales serán de extrema saturación y ausencia total de medios. En este contexto, el único resorte “educativo” en manos de los maestros va a ser la acción coercitiva del Estado, no el ejercicio democrático de la autoridad docente. Serán las leyes y las autoridades administrativas y judiciales las que velen por el cumplimiento de las normas y el mantenimiento del orden.

Educación para el saqueo

A todo lo visto anteriormente, hay que añadir la base de todo el proceso: el saqueo. Como decíamos al principio el objetivo sobre el que se asienta toda la reforma es el del gigantesco trasvase de rentas a manos de banco y monopolios, especialmente extranjeros. Por mucho que la cara visible sea en muchos casos una marca nacional, las obligaciones de pago son unas y van en dirección a Washington y Berlín.

Recientemente el ministro Wert se encargó de recordar que “el gasto educativo tiene que ser compartido por las familias”, y en su reforma se ha preocupado de concretarlo.

Con las subidas de las tasas universitarias y las matrículas escolares, el aumento de los costes del material y los libros escolares (además de la subida del IVA), la jibarización de las becas , y la externalización de las actividades extraescolares, lo que va a implantarse en Educación es un auténtico copago. Un auténtico saqueo.

Por otra parte, el aumento de la población escolar de origen inmigrante (12,2 % del total de población escolar) y la irregular distribución de la misma en los centros docentes sostenidos con fondos públicos (un 80% va a la escuela pública y solo el 20% a colegios concertados), ha conllevado la necesidad de ingentes medios materiales y humanos y el consiguiente aumento de las partidas presupuestarias que no podrán materializarse por los recortes, quedando la enseñanza pública convertida, en muchos casos, en guetos de inmigrantes. A parte del aumento de las desigualdades, esto tendrá como consecuencia principal el enfrentamiento entre sectores populares que deben estar unidos ante un ataque que nos afecta a todos.

Recientemente un dirigente de la CEOE decía que los españoles debemos aprender de la “cultura del esfuerzo del pueblo chino”. Lo que se olvidó decir es que China crece al 9%, ha elevado el nivel de vida de su población, reducido la mortalidad infantil, el analfabetismo, y está, detrás de Brasil, a la cabeza en la lucha contra el hambre, según organizaciones como ActionAid, porque su gobierno, como el de Brasil, India, Ecuador o Bolivia, defiende su independencia del FMI y pone los recursos nacionales al servicio de los intereses del país.

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