Literatura hispana

Ednodio Quintero: escribir como respirar

Para hablar de las insalvables barreras que hacen que todaví­a, en América Latina, cada paí­s ignore casi por completo lo que se escribe y publica en sus paí­ses vecinos, Ednodio Quintero emplea unos términos rotundos: habla de «la balcanización sociocultural de América Latina». ¿Cómo habrí­a que calificar entonces la ignorancia supina que existe en España hacia una parte sustancial de lo que allí­ se escribe y publica? Quizás habrí­a que hablar de «nuestra castración cultural». Una emasculación que sólo, raramente, se interrumpe, cuando alguna do seis noveeditorial con verdadero espí­ritu literario nos da una alegrí­a y rompe la muralla.

Ednodio Quintero no es, recisamente, un autor reciente. Su primer libro data de 1974. Y su obra más conocida, su novela "La danza del jaguar", es de 1991. Sin embargo, para el mundo editorial español es casi una "novedad", pese a que su obra ya había obtenido la "bendición" (por así decirlo) de algunos de los escritores y críticos esenciales de nuestra lengua: desde Sergio Pitol a Juan Villoro y, aquí, cómo no, Enrique Vila-Matas, uno de los autores más sensibles a todo lo que de valor nace y crece en la literatura hispanoamericana. Ednodio Quintero nació en 1947 en Las Mesitas (Trujillo), una aldea de la región andina de Venezuela de apenas 500 almas, "un sitio olvidado de los cartógrafos y de Dios", sin agua potable ni electricidad, a la que sólo se accedía a caballo, y cuyo imaginario colectivo permanecía anclado en la España del siglo XVI. "Mis ancentros de origen español -dice Ednodio-, campesinos de Extremadura y Andalucía, se habían asentado en estas tierras hace ya 300 años. Mis ancestros indígenas ("soy mestizo en un 16%, lo he calculado") provenían de la rama norteña de los chibchas. De los primeros heredé mi vocación mediterránea y la lengua de Cervantes y Quevedo; de los segundos, el cabello rebelde, mis ojos de japonés achinado y mi conciencia de guerrero".Junto a estos orígenes prodigiosos -que no han dejado de alimentar su literatura: sobre todo la geografía y la mitología de sus relatos-, Ednodio ha contado lo que podríamos llamar su "segundo nacimiento": con 15 años, y por un bajón espectacular de sus resultados escolares, un doctor consultado por su familia dictaminó su "insania mental" y como remedio un año de vida natural. Ednodio marchó a casa de un familiar, un padrino, que disponía de una biblioteca inagotable. Allí leyó todo Faulkner, y quedó seducido por "Crimen y castigo"; "Todavía algunos días me levanto convertido en Raskolnikov".Y aún sufriría un tercer asalto de la fortuna.En 1965 llega a Mérida para estudiar Ingeniería Forestal, y allí fue "vapuleado" por textos desconocidos de Borges, de Cortázar, de Kafka, de Marcel Schwob, de Ambrose Pierce. Bajo su influencia fueron surgiendo sus primeros relatos y armándose sus primeros libros. "Cuando uno es joven, imita lo que conoce". En sus primeras colecciones de cuentos ("La muerte viaja a caballo", 1974) se rastrean a la perfección esas influencias.Pero tras el tercer libro, enmudeció. Diez años de silencio. Cuando regresó, en 1986, ya era un escritor, un escritor con voz propia y con mundo propio. De entonces a acá, Ednodio ha escrito y publicado seis novelas, varias colecciones de cuentos, dos libros de ensayos sobre narrativa y los guiones de dos películas.La literatura de Ednodio Quintero está saturada por relatos mitológicos -de una mitología imaginada-, de paisajes vividos y recreados -tan agrestes como sus Andes nativos-, de guerreros que combaten y sufren derrotas, personajes asaltados por imprecisas angustias y capaces de metamorfosis insólitas. Por debajo, subyace una vivencia narrativa esencial: la de que la existencia es una guerra que se disputa en un mundo hostil. Un mundo en el que no hay solo amenazas exteriores, sino también abismos interiores. Pero los personajes de Ednodio no son derrotados, no se dan por vencidos: "No nos rendimos: sólo hay una vida", es su divisa.En la evolución de su narrativa última están ya asimiladas y trituradas las viejas retortas faulknerianas, borgianas y kafkianas, a las que se ha añadido las posteriores lecturas de Berhnard o Gombrowicz. Entre los autores en lengua española de su generación, Quintero se reconoce en las obras de Pitol, de Aira, de Villoro o de Vila-Matas.Ednodio Quintero es un escitor de los que piensan que el autor tiene un compromiso con el lenguaje: "el escritor tiene que darle cuentas no al mercado sino a Cervantes y a la lengua". El escritor tiene que sentir la literatura como un modo de estar en el mundo: tiene que escribir como respira.

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