Ecuador contra Chevron: defensa de la soberaní­a

«Este escenario de confrontación entre los intereses de una nación y los de una trasnacional tiene su origen en el desconocimiento, cada vez más recurrente, de los principios básicos de la soberaní­a de los estados por parte de las grandes corporaciones, y permite ponderar el enorme peso y la capacidad de presión y de chantaje que éstas han alcanzado en años recientes como consecuencia de su vasto poder económico»

El discurso del residente ecuatoriano constituye un contrapeso por demás saludable al potencial depredador de multinacionales que, como Chevron, actúan de espaldas a las sociedades y al bien común, en función de los intereses económicos de sus accionistas, y con plena desatención de los principios soberanos. (LA JORNADA) THE WALL STREET JOURNAL.- Estados Unidos ha sobrevivido a una guerra civil, atentados terroristas, una depresión, múltiples recesiones, impugnaciones de presidentes, crisis financieras e inmobiliarias. En cada ocasión, sin embargo, las instituciones públicas, como el gobierno, funcionaron relativamente bien. Hoy, esas instituciones deben aprobar un nuevo examen. La recesión y la crisis financiera recientes han mermado la confianza de los estadounidenses en los reguladores y las firmas financieras que supervisan. Más de dos años después de que comenzara la crisis, el Congreso de EE.UU. aún intenta reformar la regulación de Wall Street. México. La Jornada Ecuador: defensa soberana y contrastes preocupantes El presidente de Ecuador, Rafael Correa, anunció ayer que propondrá a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) –de la que el propio mandatario ejerce la presidencia pro tempore– la creación de un frente común para paliar el creciente poder de las trasnacionales, que nos creen todavía su patio trasero, (su) colonia; que creen que pueden pisotear nuestra dignidad y soberanía. El correlato de tales señalamientos es un fallo emitido por la Corte Penal de Arbitraje de la Haya, en Holanda, que obliga al gobierno de Quito a pagar 700 millones de dólares a la petrolera estadunidense Chevron –la cual enfrenta una demanda millonaria por daños ambientales en territorio ecuatoriano– luego de determinar supuestas violaciones al tratado bilateral de inversiones entre Estados Unidos y Ecuador. Este escenario de confrontación entre los intereses de una nación y los de una trasnacional tiene su origen en el desconocimiento, cada vez más recurrente, de los principios básicos de la soberanía de los estados por parte de las grandes corporaciones, y permite ponderar el enorme peso y la capacidad de presión y de chantaje que éstas han alcanzado en años recientes como consecuencia de su vasto poder económico, en un contexto mundial en que el volumen de ventas de las empresas más grandes del mundo supera el tamaño de las economías de muchos estados. Por no ir más lejos, debe mencionarse que las ganancias totales de Chevron durante 2009 –unos 10 mil 500 millones de dólares– resultan muy superiores al producto interno bruto de Haití –ubicado en 7 mil millones de dólares, según cifras de 2008–, el país más pobre del hemisferio occidental y actualmente devastado por el terremoto del pasado 12 de enero. En ese sentido, el discurso del presidente ecuatoriano constituye un contrapeso por demás saludable al potencial depredador de multinacionales que, como Chevron, actúan de espaldas a las sociedades y al bien común, en función de los intereses económicos de sus accionistas, y con plena desatención de los principios soberanos. Por otro lado, el conflicto que hoy vive Ecuador debiera constituir un referente alarmante para nuestro país, cuya industria petrolera se encuentra, como lo advirtó el Comité Nacional de Estudios de la Energía, bajo la amenaza que representa la firma de tratados internacionales y las obligaciones que éstos pudieran significar en términos de resoluciones de controversias ante instancias internacionales, cuyas reglas sustantivas y procesales tienden a favorecer sistemáticamente a los capitales privados. Hoy día, y contrariamente a lo que ocurre de Ecuador –que con expresiones como las comentadas da pasos en firme para consolidar su soberanía–, México enfrenta un riesgo adicional de sufrir un retroceso en cuanto a las potestades del Estado sobre los hidrocarburos, si se toma en cuenta que el actual grupo en el poder ha dejado entrever nuevamente sus intenciones de entregar total o parcialmente la industria petrolera nacional a los intereses privados, nacionales y extranjeros, como ocurrió el pasado miércoles en el contexto del Foro Internacional de Energía que se desarrolló en Cancún. En suma, es deseable y necesario que las autoridades mexicanas vean el conflicto actual entre Ecuador y Chevron como un precedente nefasto y como un llamado de atención, y que cesen en sus intentos por ceder girones de la soberanía nacional a particulares. LA JORNADA. 4-4-2010 EEUU. The Wall Street Journal EEUU enfrenta un reto propio de las economías emergentes Jon Hilsenrath Estados Unidos ha sobrevivido a una guerra civil, atentados terroristas, una depresión, múltiples recesiones, impugnaciones de presidentes, crisis financieras e inmobiliarias. En cada ocasión, sin embargo, las instituciones públicas, como el gobierno, funcionaron relativamente bien. Hoy, esas instituciones deben aprobar un nuevo examen. La recesión y la crisis financiera recientes han mermado la confianza de los estadounidenses en los reguladores y las firmas financieras que supervisan. Más de dos años después de que comenzara la crisis, el Congreso de EE.UU. aún intenta reformar la regulación de Wall Street. Además, los legisladores acaban de salir de una agotadora batalla sobre la reforma del sistema de salud que los dividió a ellos y al país. Luego de todo el debate sobre el alza en los costos de salud —uno de los principales motivos de los problemas fiscales de EE.UU.— los déficits gigantescos se divisan en el horizonte. "Impera la sensación de que el sistema político estadounidense realmente no logra tomar decisiones enérgicas sobre temas importantes", afirma Daron Acemoglu, un profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts que ha estudiado la relación entre las instituciones y la economía. Acemoglu ha tenido mucha fe en las instituciones estadounidenses debido a su sólido historial de desempeño. Pero ahora, al igual que muchos estadounidenses, teme que el partidismo y los intereses entremezclados signifiquen que las instituciones de EE.UU. ya no funcionen tan bien como antes. Según una encuesta de Gallup realizada en septiembre, 81% de los estadounidenses afirmaron que creían que el gobierno federal haría lo correcto sólo parte del tiempo o nunca, mientras que 19% indicó que confiaban en el gobierno la mayor parte del tiempo o siempre. El Foro Económico Mundial ubica a EE.UU. en el segundo puesto entre las economías más competitivas detrás de Suiza, pero coloca a sus instituciones públicas en el puesto 34, detrás de las de Islandia y Arabia Saudita. Sus ránkings se basan en encuestas realizadas entre unos 13.000 ejecutivos de todo el mundo. "Tenemos una capacidad de liderazgo débil, una alta polarización política, un extendido cinismo ciudadano, una cobertura de medios superficial y un entendimiento limitado de temas difíciles", escribe Darren West del centro de estudios de Washington Brookings Institution en un ensayo titulado "Política Rota". Este es un tema con importantes repercusiones económicas. Acemoglu y otros economistas han demostrado una relación clara entre el crecimiento económico y la salud de las instituciones públicas. Si el gobierno no puede resolver problemas como el déficit fiscal, si el público no confía en la información que recibe de los medios de comunicación, si los inversionistas temen perder su capital debido a lo que consideran como un cambio regulatorio arbitrario o sentencias injustas de la Justicia, entonces las contrataciones, la inversión y el gasto suelen verse perjudicados. Acemoglu tomó la delantera para trazar esta conexión entre la economía y las instituciones. Laura Alfaro, de la Escuela de Negocios de Harvard, estudió las relaciones entre instituciones e inversión directa extranjera. Según experiencias pasadas, calcula que las instituciones públicas estadounidenses de calidad relativamente alta experimentaran la situación aún muy poco probable de deteriorarse al nivel de, por ejemplo, Filipinas, cuyas instituciones figuran en la parte inferior del ránking mundial, EE.UU. atraería 55% menos de inversión directa extranjera. THE WALL STREET JOURNAL. 4-4-2010

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