Contaminación farmacéutica

Eaux d’Ibuprofeno

«los compuestos farmacéuticos son sustancias contaminantes desde el momento en que mantienen su actividad farmacológica fuera de los ambientes para los que fueron diseñados».

Normalmente no ensamos que los medicamentos ejerzan sus propiedades una vez han sido consumidos para tratar nuestras enfermedades, pero nada más lejos de la realidad, suponen un auténtico peligro si, a través de aguas residuales o vertidos, se expanden por el medio ambiente. Científicos norteamericanos han demostrado que los antidepresivos retrasan el desarrollo de las extremidades de los renacuajos o las fragancias, provocan toxicidad sobre el varias especies marinas.Este es el punto de partida de un equipo de investigadores de varias universidades que ha desarrollado un método basado en los ultrasonidos para depurar el ibuprofeno de las aguas. Como lo oyen. Uno de los AINEs (antiinflamatorio no esteroideo) más usado en los países occidentales consitutye un peligro cuando pasa a medios acuáticos que no sea el medio interno de nuestro cuerpo. Este es, según el estudio, un problema sanitario a escala mundial, sobre el que hay un conocimiento muy limitado y una ausencia total de medidas, una situación que no es de extrañar dado que es nada menos el poderoso sector farmacéutico el que se vería en el brete de tener que contribuir a paliar otro desastre. Quizás por ello se considera muy difícil conocer la cantidad de contaminantes farmacéuticos que se encuentra en el agua, o que no exista ningún marco legal que regule este tipo de contaminación. Las propiedades físicas que los laboratorios dan a los medicamentos, como la alta solubilidad o la resistencia biológica, para hacerlos útiles a la medicina, son las que permiten que estos lleguen a expandirse por el medio ambiente una vez usados, y se conviertan en auténtica contaminación.El mecanismo, tal como explica la investigadora Fabiola Méndez-Arriaga., del departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Barcelona que ha participado en el equipo internacional, consiste en generar ondas de ultrasonidos con un transductor piezoeléctrico, un convertidor de energía eléctrica a mecánica, en el tanque de agua a depurar. Las ondas generan una reacción llamada “sonólisis”, por la que la molécula de agua se rompe. De la disociación del agua se forman sustancias llamadas radicales hidroxilos, por su elevada capacidad de reaccionar y oxidar otras moléculas. Y ahí es donde el ibuprofeno, al ser oxidado, se degrada en compuestos de menor masa molecular. El efecto es contundente. Después de media hora, el 98% del ibuprofeno ha sido degradado. Después de dos horas el medicamenteo ha sido totalmente transformado en sustancias biodegradables que se pueden eliminar en una planta depuradora convencional.Es precisamente en las plantas depuradoras donde se le puede dar a este método su utilidad, para evitar el paso de los fármacos, que se liberan al entorno por las excreciones domésticas, en el ámbito veterinario u hospitalario, o los vertidos de productos sobrantes o caducados, inclusive en las plantas de fabricación de medicamentos. La utilidad de este método consiste en su aplicación en plantas depuradoras y evitar su paso a ríos, lagos, mares y otras aguas superficiales. ¿Su financiación? Que lo paguen las farmacéuticas, claro.

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