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Dura negociación con Irán

En las últimas semanas, la administración Obama ha irradiado optimismo sobre la posibilidad de un acuerdo con Irán sobre su programa nuclear. La última ronda de conversaciones en Bagdad esta semana debería reducir esas expectativas. Los negociadores de Teherán rechazaron un paquete ofrecido por los Estados Unidos y sus cinco socios que abarcan propuestas de establecimiento de medidas de confianza, exigiendo el reconocimiento del «derecho» iraní a enriquecer uranio, concesiones que algunos funcionarios estadounidenses dicen que no están preparados para hacer. El único acuerdo sustancial fue la celebración de otra reunión el mes próximo en Moscú.Por ahora la prolongación de los trabajos diplomáticos sirve a ambos lados. Irán puede continuar su trabajo nuclear: informes basados en las últimas inspecciones internacionales dicen que continúa añadiendo centrifugadoras para una instalación subterránea llamada Fordow. Estados Unidos y sus aliados, mientras tanto, pueden esperar a que se aproxime final de junio para la aplicación de nuevas sanciones, incluyendo un embargo europeo sobre el petróleo iraní – que es dará más influencia. Ambas partes desean evitar un ataque militar de Israel, que es poco probable que actúe siempre y cuando las negociaciones continúen.Un poco de paciencia por parte de EEUU está justificado. Pero las negociaciones ampliadas sólo beneficiará a Irán, por que le permite continuar trabajando en la instalación subterránea de Fordow, que puede convertirse en prácticamente inmune a los ataques militares israelíes. Lo que más preocupa acerca de las conversaciones en Bagdad es que no han podido demostrar que el régimen del líder supremo, Ali Jamenei, haya tomado una decisión estratégica para cerrar un acuerdo. En su lugar, Teherán busca sacar algo de la nada: la aceptación por parte de Occidente de su enriquecimiento de uranio a cambio de las afirmaciones de que no está buscando armas nucleares y se compromete a cooperar con los inspectores internacionales.De hecho, no existe ningún «derecho» de proceso de enriquecimiento de uranio en el marco del Tratado de No Proliferación Nuclear, y hay múltiples resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU pidiendo a Irán que cese el enriquecimiento. El gobierno de Obama con razón, ha tomado la posición que va a considerar la aceptación de enriquecimiento de uranio iraní sólo al final de un proceso de negociación, e incluso entonces tal concesión sería muy arriesgada y probablemente inaceptable para Israel.Por ahora, la pregunta crucial es si incluso con carácter preventivo, la compra de tiempo para un acuerdo es posible. El optimismo de la administración se basa en la idea de que Irán estaría de acuerdo en poner fin a su forma más avanzada de enriquecimiento de uranio, exportar las reservas de ese material a Occidente y detener las operaciones en Fordow, a cambio de varias concesiones de Occidente, como el suministro de piezas de repuesto para aviones comerciales y de combustible para un reactor que produce isótopos médicos. En Bagdad, sin embargo, Irán rechazó ese acuerdo por unilateral, dado que parece esperar un alivio importante de sanciones a cambio de una congelación del enriquecimiento avanzado.Eso también debe ser inaceptable para Occidente. Las sanciones están empezando a apretar en serio el régimen iraní, y deben permanecer en su lugar hasta que la amenaza planteada por sus actividades nucleares haya sido eliminada. Las posibilidades de que el régimen de Jamenei ceda siguen siendo remotas. Mientras que un pacto provisional que detenga lo que puede ser visto como un deslizamiento hacia la guerra sigue siendo deseable, a Irán no se le puede conceder mucho más tiempo para construir e instalar centrifugadoras. La próxima ronda de conversaciones debe ser más productiva.

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