EEUU ataca las bases talibanes en Pakistán

Drones sin fronteras

Aviones no tripulados -drones, en la jerga del Pentágono- han atacado una zona tribal en Waziristán del Sur, feudo talibán cercano a la difusa frontera entre Afganistán y Pakistán. El ataque, que causó cinco muertes, según las fuentes oficiales, se suman a la lista de ataques contra insurgentes en suelo paquistaní­ en los últimos meses. Las milicias de talibanes del señor de la guerra Baitulá Mehsud cruzan la lí­nea fronteriza con facilidad, lo que habí­a causado gran inquietud en el Pentágono. «Nos enfrentamos a una zona -Afpak- delimitada por una lí­nea imaginaria: a un lado de ella podemos actuar, a la otra no», dijo el enviado especial de EEUU para Afganistán y Pakistán hace unos meses. Sin embargo parece que las fuerzas norteamericanas se aventuran cada vez con más frecuencia en territorio paquistaní­, lo que puede inclinar aún más a este paí­s al abismo del caos.

El ataque se registró en el feudo del líder de los talibanes aquistaníes, Baitulá Mehsud. Fuentes oficiales precisaron que los misiles, lanzados desde aviones no tripulados,alcanzaron un campo de entrenamiento de la insurgencia, y que las muertes de supuestos talibanes se elevaron a cinco. El pasado 8 de abril, una acción similar también registrada en Waziristán del Sur dejó cuatro víctimas mortales. Desde septiembre de 2008, cuando Asif Alí Zardari tomó posesión como presidente de Pakistán, se han registrado una cuarentena de ataques de aviones espía en las áreas tribales cercanas a la frontera con Afganistán. Aunque el gobierno de Islamabad mantiene una postura oficial contraria a las incursiones norteamericanas, se conoce que las fuerzas armadas paquistaníes son informadas de los ataques. Pero al mismo tiempo, estas violaciones de la soberanía son una base para que en el ejército y en los servicios de inteligencia de Pakistán –los poderosos ISI- los sectores pro-taliban avancen posiciones e influencia. En la permisividad y colaboración con que los sectores pro-yanquis tratan los ataques debe pesar sin duda la desastrosa situación económica del país, y los 1.500 millones de dólares anuales que la administración Obama se ha comprometido a abonar a Pakistán –en concepto de “ayuda no militar”- durante los próximos cinco años. Sin embargo, la Casa Blanca insiste de que no se trata de un “cheque en blanco” y exige a Pakistán resultados en la lucha contra Al Qaeda y los talibanes. Seguramente exige también que sus drones, al igual que los talibanes, no tengan “nada que declarar” en la aduana con Afganistán.

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