SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Draghi discrepa del optimismo de De Guindos

Fráncfort envía un mensaje de mucha cautela. El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, no solo ha dejado los tipos de interés en su mínimo histórico del 0,50% sino que ha dejado abierta la puerta para una nueva rebaja. Tras reiterar que el precio del dinero seguirá en los niveles actuales, o más bajos, ha insistido en que la recuperación es todavía muy tenue. Sorprende la prudencia de quien tiene en su mano tanta información, como es el caso del presidente del BCE, frente al optimismo de los mercados a la hora de financiar a los Estados e incluso de la euforia en los mercados bursátiles. Todos los mensajes enviados por Draghi en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo han sido similares: no comparte el optimismo general.

Pero tampoco ha adoptado nuevas medidas para que fluya el crédito en Europa, sobre todo en los países periféricos. Ni ha ofrecido medida alguna para reducir la fragmentación financiera existente entre los países del Norte y del Sur. Resulta paradójico que sostenga que el dinero estará en los niveles actuales o incluso más bajos para mantener su mensaje claro frente a los mercados y que estos apuesten justamente por lo contrario. Así lo evidencian los tipos de la deuda alemana que están en máximos anuales ante el temor de que el BCE siga la política de la FED y reduzca las políticas de apoyo a la economía.

El presidente del emisor europeo sabe que las interpretaciones son muy diferentes en algunos agentes por lo que les ha dicho con claridad que «si el mercado reacciona injustificadamente, entonces podríamos usar algún instrumento». También se ha mostrado prudente al responder sobre si España debería utilizar todos los fondos del rescate bancario o al menos si debería ampliar su plazo de utilización. Su respuesta ha sido de libro. Claro, de libro para no responder la pregunta: «El programa va según lo previsto; quedan algunas cosas, que se resolverán sin impacto en la liquidez o solvencia de las entidades». Bueno, que siguen los problemas abiertos, pero que no vamos a echar más leña al fuego.

Tantas cautelas por parte del presidente del BCE al valorar la economía europea y la situación del sector financiero español aconsejan mantenerse muy prudentes y no levantar la guardia. Resulta paradójico que hayamos lanzado las campanas al vuelo con los datos de la reducción en 31 personas del paro registrado en el mes de agosto interpretando que se debe a que ya se ha producido un cambio en la estructura de la economía española. Pues pese a ese supuesto cambio, donde se ha generado empleo ha sido en la construcción y en la agricultura, los sectores malditos. La industria y los servicios, los eventuales impulsores de esa supuesta nueva economía española, siguen en cambio expulsando trabajadores.

Con los ritmos de crecimiento de los motores económicos de la Eurozona, previstos por el BCE en el entorno del 1 % para el próximo año, y con España haciéndolo algo por debajo, resultará muy dificil poder resolver el princiopal problema que afronta la sociedad española como es el del paro. Es cierto que De Guindos ha anticipado que el Gobierno revisará al alza la previsión de crecimiento de medio punto de la economía española para el año que viene. Como es cierto que ya se da por hecho que con un crecimientos del 1 % se generará empleo estable. Pero cuesta creer que con estos niveles de aumentos del ritmo de crecimiento de la economía del 1 % a partir del segundo o tercer trimestre del año que viene se pueda dar por resuelto el problema social más importante que afronta España.

Tiene mucha razón cuando el portavoz en el Congreso de los Diputados de los convergentes catalanes, Josep Sánchez Llibre, plantea un gran pacto nacional para resovler el problema ahora que las coasas en economía parecen encauzadas. Pero una cosa es haber encauzado el problema y otro tenerlo resuelto, como bien ha dejado claro Mario Draghi en Fráncfort .

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