La "España de Zapatero" y la "España real"

Dos paí­ses,dos alternativas

Cada dí­a que pasa resulta más obvio que en la España de hoy «conviven» dos visiones de la situación del paí­s y, en consecuencia, dos alternativas de futuro… completamente opuestas.

Una es la visión de Zaatero, el “país de Zapatero”, ese que se vislumbra con insólita precisión en el reportaje publicado por El País Semanal (Domingo 28 de junio de 2009), con el título “Retrato de un país”, y en el que “cien ciudadanos cuentan sus vidas en plena crisis”.El “retrato” se nos ofrece como una “radiografía” objetiva de la España del presente, pero en realidad es un descarado ejercicio de “ilusionismo óptico” con clara voluntad de engaño.Si exceptuamos a un bebé, a un ama de casa y a un jubilado, los otros 97 perfiles son de gente que está ahora mismo en el mercado laboral: pero, de ellas, sólo tres están en paro. Si las estadísticas no mienten, en la España de hoy los parados son ya el 18% de la población activa. En cambio, si hacemos caso a la “radiografía” de El País, el 94% de la población está trabajando (y a tenor de lo que se sugiere, bastante satisfecha con su trabajo). La distorsión es obvia, escandalosa. No es lo mismo el perfil de un país con el 5-6% de paro, que otro que se acerca al abismo del 20%. Pero, además, entre ese minúsculo número de parados seleccionados por el semanario no hay ninguno que pertenezca a esas 600.000 personas que no tienen nada: ni paro, ni subsidio ni ingresos de ningún tipo. ¡En “el país de Zapatero” la miseria no existe: esa “llaga” no entra dentro del retrato! Como tampoco hay empresarios que han tenido que cerrar sus negocios o familias deshauciadas de sus casas por los bancos.Y otro tanto puede decirse de los inmigrantes. Son ya el 12% de la población y, como mínimo, otro tanto en el mercado laboral. En el “retrato” de El País sólo caben seis (el 6%, otra distorsión de la realidad). Los seleccionados, además, son bien poco representativos: una empresaria china, una ladrona rumana, un imán islámico, una gogó venezolana…La mayoría de los inmigrantes trabajan en la construcción y en la agricultura, pero, en este “retrato”, no hay ni albañiles ni jornaleros inmigrantes… ni siquiera “manteros”.Como mínimo, el 25% de la realidad se ha quedado fuera del retrato. No aparece. Ha sido excluida. ¿Y quién ocupa su lugar? Prácticamente el 50% de los perfiles corresponden a profesionales de clases medias que, en la realidad, no son ni el 10% de la verdadera población activa de el país: catedráticos, actores, jueces, diseñadores, estudiantes de máster, funcionarios, sindicalistas, músicos, escritores, bloggers, cineastas, directores de bancos, informáticos, pilotos, periodistas, policías, modelos, rectores de Universidad,… a los que la crisis apenas si les ha arañado todavía y que ven el paro más como una amenaza que como una realidad.Para “ese país” y para esa “minicrisis”, va dirigida la alternativa de Zapatero: una alternativa cuyo eje no es otro que “capear el temporal” por la vía de concentrar todos los recursos en impedir el colapso financiero de bancos y cajas (a través de unos planes de rescate, para los que ya ha puesto encima de la mesa más de 300.000 millones de euros)… mientras ofrece a los parados “cuidados paliativos”.Frente a esa radiografía falsificada y mentirosa, la realidad va abriendo paso a otra “visión”. España es un país sacudido ahora misno por una triple crisis que amenaza seriamente su futuro. A la crisis financiera internacional, se suma aquí el pinchazo de la burbuja inmobiliaria y la crisis del modelo productivo.Eso ha desencadenado una tormenta que ha llevado al país al abismo de los 4 millones de parados, cientos de miles de empresas quebradas y un horizonte negro.En ese contexto, la “medicina” que España necesita para la crisis tiene que ser muy distinta a la propuesta por el gobierno. Los recursos fundamentales del país deben dedicarse a crear riqueza y empleo y a cambiar el sistema productivo, y no a los bancos. Y tales recursos no deben proceder sólo del endeudamiento público (otra soga para el futuro), sino también de acabar drásticamente con el despilfarrode las administraciones públicas y de gravar los inmensos beneficios de bancos y monopolios.La alternativa que la España real necesita pasa por crear riqueza y empleo, no por salvar a la banca y dar limosnas a los parados.

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