La celebración del primer pleno de la legislatura en el Congreso ha puesto de manifiesto el complejo marco de contradicciones que determina esta legislatura.
La confluencia de dos guerras, en Ucrania y en Palestina, agudiza la situación internacional y sus repercusiones en todos los terrenos, económico político y militar, afectan de forma especialmente intensa a Europa y a España, a quienes la superpotencia norteamericana exige un mayor encuadramiento político y militar.
Y por otra parte, el marco político nacional viene determinado, no por la amnistía, sino por la crisis de inflación y subida de los tipos de interés que va a seguir marcando nuestras vidas. Ahora bajo las nuevas reglas de austeridad impuestas desde el FMI y Bruselas, que exigen nuevos recortes a cuenta de reducir la deuda y el déficit.
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Las dos guerras
Las tensiones geopolíticas y sus repercusiones económicas ya no solo vienen de la invasión imperialista rusa de Ucrania sino también de la guerra genocida de Israel en Palestina, amparada por EEUU.
Si en 2022 la invasión de Ucrania golpeó los mercados de materias primas y la energía contribuyendo a disparar los precios, ahora el peligro de extensión de la guerra en Oriente Próximo es real y sus consecuencias imprevisibles. Por la extensión de la ofensiva israelí en Cisjordania, el enfrentamiento con Hezbolá (la milicia apoyada por Irán) en el Líbano y el incendio del Mar Rojo -una de las arterias del comercio global- sobre todo desde que Estados Unidos ha lanzado ataques contra ciudades controladas por los hutíes en Yemen.
El genocidio israelí en Gaza sobrepasa todos los límites, con más de 23.000 palestinos asesinados en tres meses de guerra, más de la mitad niños y mujeres. El aislamiento internacional de Israel es cada vez mayor. Lo que genera rechazo y problemas a unos Estados Unidos que ven como el Tercer Mundo recorta su peso en el PIB global y no pueden evitar el avance de China y de nuevas potencias emergentes.
Las dos guerras sacuden la estabilidad de una Europa que se mueve entre las exigencias de la superpotencia norteamericana de un mayor encuadramiento político-militar, mientras descarga sobre los europeos los costes de la crisis, y el aumento de las contradicciones con los planes norteamericanos: seguidismo hacia Israel, el distanciamiento económico de China o la imposición del gran capital norteamericano para que los precios y los tipos de interés se mantengan altos en 2024.
La invasión rusa de Ucrania y la guerra de Gaza ponen en peligro la Paz mundial. La lucha para detener la guerra exige la denuncia de la invasión imperialista rusa en Ucrania y la denuncia del genocidio israelí con apoyo de EEUU en Gaza, desde “ni terrorismo ni genocidio”.
Una crisis impuesta desde el exterior
La apertura de la legislatura el 10 de enero en el Congreso ha estado marcada fundamentalmente por la presentación del decreto con el nuevo paquete de las medidas anticrisis y por la necesidad de que ese decreto y el llamado “decreto ómnibus” sobre la eficiencia de la Justicia salieran aprobados para recibir los 10.000 millones de euros del cuarto pago de los fondos europeos.
Esta es la segunda clave que determina la situación nacional con la que empezamos la legislatura: sufrimos una crisis provocada por el atraco de la inflación y la subida de los tipos de interés; impuesta desde el exterior por las necesidades crecientes de la hegemonía norteamericana y el nuevo marco de ajustes aprobado por la Unión Europea del que participa la oligarquía española.
Desde organismos internacionales como el FMI y la OCDE se exige acabar con las ayudas y recortar prestaciones sociales que se aprobaron por la pandemia o la guerra de Ucrania.
Esta es la segunda clave que determina la situación nacional: sufrimos una crisis impuesta desde el exterior
El nuevo paquete de medidas anticrisis aprobado en el Congreso, recortado respecto al anterior y con fecha de caducidad, pone de manifiesto los límites del gobierno de coalición encabezado por el PSOE. Colocado entre las exigencias como gestor de lo que quieren los centros de poder y las demandas populares por otro lado.
Más dependencia y encuadramiento político y militar
En España, gracias a nuestro nivel de dependencia, sufrimos de forma más intensa las necesidades de la superpotencia. De forma silenciosa pero constante, aumenta el control del capital extranjero sobre la economía nacional, y nuestro encuadramiento político y militar en los planes de EEUU.
Según el Banco de España, el 65% de las acciones del Ibex-35 están ya en manos del capital extranjero, principalmente norteamericano: banca, eléctricas, petroleras y gasistas, vivienda…, alimentación, sanidad…
Bajo el gobierno de Sánchez se ha aprobado el incremento de la presencia norteamericana en Rota. Estamos presentes en numerosas misiones militares bajo mando norteamericano, con más de 3.000 militares desplegados en enclaves “calientes” como Líbano. Y se ha pactado con la OTAN duplicar el gasto militar hasta alcanzar el 2% del PIB. Y al mismo tiempo se abren grietas, como la posición ante Palestina o la negativa a participar en la operación militar en el Mar Rojo.
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La batalla política y el ciclo electoral
El inicio de la investidura ha evidenciado el estado de la correlación de fuerzas política.
El gobierno de coalición ha conseguido su investidura, pero la aprobación de dos decretos por la mínima y el rechazo del tercero ha puesto de manifiesto también sus debilidades y las dificultades que afronta.
El rechazo a la amnistía y los acuerdos con el independentismo de importantes sectores de la izquierda. La compleja “mayoría de investidura”, con un eje PNV-Junts que supone un “freno de derechas”, y un ala izquierda con Podemos que exige negociar cada medida. Y sobre todo el coste de gestionar los nuevos ajustes impuestos por Washington y Bruselas. Este es el principal peaje y lastre del gobierno. Pagado no a Waterloo sino a Washington y Berlín.
Las elecciones europeas son la cita decisiva del ciclo electoral y van a tener importantes repercusiones en la política nacional
Al bloque de la derecha, PP y Vox, no le dan los números para imponer sus propuestas, pero importantes sectores del hegemonismo y la oligarquía apuestan por un gobierno con una política de recortes más dura y menos concesiones al “viento popular y patriótico”. Van a explotar los puntos débiles del gobierno, como la amnistía, y la tensión va a mantenerse hasta las elecciones europeas.
Sin embargo el viento popular y patriótico sigue teniendo una influencia determinante en lo que sucede en el país. En las elecciones del 23 de julio de 2023 vetó un gobierno de PP-Vox que se daba por hecho. Obligó a modular y retrasar las reformas más duras de las pensiones y está detrás de la posición del gobierno ante el genocidio israelí en Palestina…
Las elecciones europeas del 9 de junio son la cita decisiva del ciclo electoral de 2024 y van a tener importantes repercusiones en la política nacional. Antes se celebrarán los comicios gallegos y vascos. En todos ellos se medirá la resistencia del PSOE, el avance o no del PP, el lugar de Sumar y Podemos o si hay una parte importante del voto de izquierdas que busca otras alternativas.