Jubilación a los 67 años, un ataque a las clases populares

Dos años más para la banca

El gobierno y los voceros del gran capital financiero afirman que el incremento en la esperanza de vida ha multiplicado el número de jubilados, poniendo en peligro la continuidad del sistema público de pensiones si no se imponen recortes, como el aplazamiento hasta los 67 años de la edad de jubilación. Lo que se callan es que ese incremento en la esperanza de vida no es equitativo, sino que tiene un diabólico sello de clase. En los últimos treinta años, la esperanza de vida de los más ricos ha aumentado cinco años, mientras que la de las personas de rentas inferiores sólo se ha incrementado un año.

Así, la diferencia en los años de vida existente entre una ersona perteneciente a la decila de renta más baja del país (los más pobres) y la decila superior (los más ricos) en España es nada menos que de diez años (ha leído bien, diez años). En EE.UU. son quince y en el promedio de los países de la UE-15 son siete. Estas diferencias en longevidad se deben a que el nivel de salud de la población depende, sobre todo, de la clase social a la cual se pertenece. Un trabajador no cualificado (en paro frecuente durante más de cinco años) tiene, a los sesenta años, el nivel de salud que un banquero tiene a los setenta años. Este último sobrevivirá al primero diez años. ¿Qué ocurriría al aplazar la edad de jubilación general hasta los 67 años? Que el grueso de las clases populares estará cotizando dos años más para pagar la jubilación de los más ricos, que disfrutan, como media de diez años más de pensión al tener una esperanza de vida mayor. La injusticia es mucho más sangrante, porque en España, como en EEUU, la carga impositiva para la Seguridad Social tiene un umbral por encima del cual no se pagan impuestos para financiar las pensiones. Así, Emilio Botín paga a la Seguridad Social prácticamente la misma cantidad que un empleado medio de su empresa, a pesar de cobrar más de cien veces más. Al ampliar la edad de jubilación a los 67 años se está golpeando especialmente al grueso de trabajadores. Y beneficiando a las clases de mayores rentes que viven más años.

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