Por un lado, la Generalitat ha anticipado que recurrirá la supuesta invasión de competencias autonómicas en materia de cajas en la que, a su juicio, incurre el Fondo para la Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), que está todavía pendiente de ser aprobado en el Congreso de los Diputados la próxima semana. Por otro lado, la Asociación Española de la Banca (AEB) afirma que «no cabe excluir que algunas entidades pueden experimentar serias dificultades en un futuro no lejano», en su informe económico-financiero de junio, publicado ayer en su página web. ¿Son coincidencias en el tiempo? No. Son contradicciones en el espacio, en el espacio financiero español. Contradicciones entre la gran banca española y las castas burocráticas regionales.
Ante la posibilidad de un estallido del sistema financiero español debido a que en un número importante de Cajas medianas y pequeñas se produjera un aumento descontrolado de la morosidad en el pago de los créditos y las hipotecas, al que se añadiría la caída del valor de las propiedades inmobiliarias, el Banco de España se ha planteado la intervención en las Cajas. Intervención llevada adelante a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). El Fondo, aprobado ya por el Consejo de Ministros, tenía que sortear un obstáculo que le impedía disponer de manos libres. El obstáculo son las competencias exclusivas de los gobiernos autonómicos sobre fusiones de las cajas de ahorros situadas en su territorio. Ya se sabe, el que hace la ley hace la trampa. El FROB aparentemente no pasa por encima de esta potestad. Eso sí, cuando sean entidades más o menos sanas las que quieran integrarse. Pero si son entidades en apuros que pueden ser intervenidas por el Banco de España, o sus planes de fusión y de viabilidad no gustan, entonces el Banco de España puede pasar directamente a intervenirlas. En palabras de la AEB, “el objetivo debe ser reforzar el sistema en su conjunto y no el de reflotar transitoriamente algunas entidades concretas; y las medidas de apoyo deben limitarse a entidades con viabilidad y supeditarse a un firme compromiso de reestructuración”. Ante eso la Generalitat se opone. Junto con la “Santa Alianza”, el cuatripartito, PSC-ERC-ICLV con CiU, no quieren que una caja “autóctona” en apuros acabe engullida por otra de fuera. Consideran que “debemos evitar perder una sábana en cada colada”. Porque esas cajas son, en realidad, la principal base económica de las castas político-burocráticas regionales. Por eso, de forma inmediata, la Generalitat de Cataluña, y la Junta de Andalucía, se han opuesto. Por eso, la gran banca española ha declarado su apoyo y las condiciones deseadas. Este “cortar por lo sano”, esta cirugía masivamente invasiva del sistema financiero de las Cajas está produciendo y sacando a la luz una seria contradicción entre la oligarquía financiera española y las burguesías burocráticas regionales. Y donde manda banca, no manda casta. La gran banca ha expresado claramente las condiciones para que la intervención sea favorable a sus intereses. En palabras de Matías Rodríguez Inciarte, vicepresidente del Santander (“palabra del Santander, te alabamos Botín”), en primer lugar “sólo se debe ayudar a los que sean viables”, sin elevar la ratio de capital “de forma artificial” y con inyección de dinero que “debería hacerse a precios de mercado”, es decir, a menor solvencia pagar más. Así mismo exige que el Estado, “esté poco tiempo”. En definitiva, ‘mi querido amigo Zapatero, use el dinero público para quitarme problemas y competencia; y déjeme las Cajas listas para tragármelas’ porque ya se sabe, ‘tiempos de crisis, tiempo de engorde’.