Avances contra el cáncer

¿Dónde está el árbitro?

Se trata de reponer un déficit caracterí­stico de las células tumorales. En concreto, la no presencia de micro-ARN, unas moléculas que sirven de árbitro en el gran «partido» de la expresión genética. Una vez repuesta en células de ratones con cáncer hepático, se ha observado que las células tumorales morí­an rápidamente, mientras que las sanas no se veí­an afectadas. El camino hasta la práctica clí­nica puede ser largo, pero hay que empezarlo.

¿Qué es el micro-ARN? La cuestión del micro-ARN ya saltó a los medios el año asado a raíz de las investigaciones del científico catalán Joan Massagué sobre los mecanismos moleculares de las metástasis. Las investigaciones apuntaban que los micro-ARN, pequeñas cadenas de ácido ribonucléico moldeadas a partir del ADN que no originan proteínas sino que se quedan como ARN y regulan la traducción de decenas o cientos de genes a a proteínas, influyendo así sobre un número de estas de las que depende el fenómeno de la metástasis.En otras palabras, si en un partido de fútbol el árbitro se encarga de hacer cumplir la normativa cuando se produce una falta, un fuera de juego o el cambio de un jugador por otro, la ausencia de árbitro lleva a que estas prácticas negativas se descontrolen. Incidir en los mecanismos que regulan la extensión del tumor a otros órganos, que es lo que le confiere al cancer su letalidad, es un reto perseguido por la ciencia biomédica.Y, efectivamente, desde hace unos cinco años se sabe que en el cáncer hay un déficit de estas moléculas-árbitro. El científico catalán Joan Massagué, consiguió detallar este mecanismo en células del cáncer de mama que tienden a invadir otros órganos, comparando los perfiles genéticos de estas células con los de las células que no lo hacen. Identificó un número de micro-ARN –llamados respectivamente miR-126, miR-206 y miR-335–, ausentes en las células más agresivas que al ser repuestos impedian la metástasis de dichas células en hueso o pulmón de ratones.En pacientes humanos, la ausencia de estas moléculas estaba relacionada con mayor agresividad del tumor. Se identificaron hasta seis genes cuya traducción a proteínas estaba regulada por miR-335, alguno de ellos previamente implicado en la migración celular. La posibilidad, por esta vía, de predecir la agresividad de los tumores y abrir nuevas vías de tratamiento alternativas a la quimioterapia quedaban abiertas.Un grupo de científicos de la Universidad Johns Hopkins (EEUU) encabezados por Josh Mendell y del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Barcelona) del que forma parte Manel Esteller, pertenecientes al programa de Epigenética y Biología del Cáncer han dado un paso adelante en este camino. Han descubierto los mecanismos implicados en la inmortalidad de las células cancerosas (que se dividen ininterrumpidamente) y eliminar las células cancerosas sin afectar en absoluto a sus vecinas normales. ¿Cómo? Introduciendo miRNA en las células de tumores de hígado en ratones consiguieron que los ratones cancerosos se curaran en un 80% de los casos. El reemplazo de miRNA puede dar paso, según los resultados, a tratamientos eficaces que reparen los defectos genéticos o epigenéticos de los miRNA sin la toxicidad de la quimioterapia. Sólo en la genética no está la solución al cáncer, pero en desentrañar las leyes que la rigen están las claves para tener una comprensión científica de las causas que llevan a una célula sana a convertirse en una célula maligna.

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