El proyecto de Gas Natural en Doñana pretende alojar en su subsuelo un almacén de gas, con 14 pozos y 20 kilómetros de gasoductos, poniendo en grave peligro su conservación.
Gas Natural Fenosa lleva 30 años trabajando en la zona de Doñana para la extracción de gas, ¿por qué el nuevo proyecto que quieren llevar adelante está despertando tantas protestas? ¿en qué consiste exactamente?
Efectivamente, Gas Natural lleva varias décadas de trabajo en Doñana, ¿qué es lo que ha cambiado con todo este proyecto nuevo?
Primero hemos de saber que lo que hasta ahora se venía haciendo en Doñana era extracción de gas. Ahora la actividad cambia, se quiere seguir extrayendo en los pozos donde todavía quede gas. Y al mismo tiempo, en los pozos que se agoten, empezar una actividad distinta, de almacenamiento, es decir, meter y sacar gas.
Ha cambiado la propia sociedad donde se intenta hacer el proyecto. Hace 30 años a nadie se le ocurría hablar de cuestiones como el cambio climático y los efectos que puede tener sobre la marisma, los cultivos, la propia dinámica litoral de la zona o el Estuario del Guadalquivir.
Hoy en día los informes del Estado sobre costas dicen que la zona del Estuario del Guadalquivir es una de las que están en mayor riesgo en toda España, junto con el Delta del Ebro, por los efectos del cambio climático, alteraciones en el nivel del mar o descenso de las precipitaciones. «El último documento de ordenación del Espacio Natural prohíbe expresamente las actividades de extracción de gas en todo Doñana «
Estos problemas vienen motivados por el consumo y la producción de energía. El gas natural es una energía no renovable, uno de los culpables del cambio climático. Nos venden que es mejor que otras energías fósiles pero no es una energía limpia.
Todo esto hace que la gente empiece a plantearse si estos proyectos son los que quieren en una sociedad del siglo XXI. La gente no quiere ese proyecto en su territorio, al lado de su casa.
Por último, hay otra cuestión importante que es la experiencia de Castor. No se había dado nunca una actividad de almacenamiento de gas hasta este caso. La experiencia ha despertado mucho recelo y preocupación en la población. De hecho, el tema del riesgo sísmico es de lo que más se está hablando.
El CSIC se ha pronunciado alertando del riesgo sísmico que acarrea el proyecto, ¿hay antecedentes de terremotos provocados por extracciones?
El caso del almacén de gas de Castor es el más reciente que tenemos. Pero se conocen otros, no solo relacionados con el gas, también con el petróleo o el fracking, relacionados con movimientos sísmicos y contaminación de aguas.
Hay que tener en cuenta una cuestión importante, todos los proyectos no son el mismo. En los informes técnicos objetivos que se han hecho (porque hay informes que cuando se encargan ya se sabe cuál será el resultado), se ha demostrado la preocupación por el tipo de suelo que hay en Doñana y porque estamos en una zona de alto riesgo sísmico.
Normalmente la gente no le da tanta importancia a este peligro porque hace un par de siglos que no ocurre nada gordo. Pero los expertos en geología y sismicidad advierten que estamos en una zona de bastante riesgo.
El proyecto de almacenamiento de gas en Doñana está dividido en cuatro partes, y ninguna entra dentro del área del Parque Nacional, pero ¿de qué manera puede afectar a la biodiversidad del Parque?
Lo primero es que tenemos un pequeño problema en Doñana con el tema de Parque Nacional y Parque Natural. Hay que empezar a olvidarse de esta distinción que es totalmente artificial.
Está claro que hay un corazón, que se crea a partir de la Marisma y de la Reserva Biológica de Doñana (que fue comprada por WWF y cedida al Estado en su momento, en los años 60) y conforme ha ido pasando el tiempo se han ido incorporando poco a poco nuevos terrenos.
En el año 2007 hay una unión de Parque Nacional y Natural, se forma la figura de Espacio Natural de Doñana, y todo queda incluido en un mismo sistema de gestión de la Junta de Andalucía. «Gas Natural está demostrando que no le importa la conservación de un espacio tan importante como Doñana «
Es cierto que hay cuestiones específicas derivadas de leyes que son diferentes. Por ejemplo, en el Parque Nacional no puede cazar o no hay acceso público, mientras que en el Parque Natural sí se pueden atravesar algunas zonas con vehículo particular.
Pero quitando eso, estamos hablando de territorio del mismo valor en ambas zonas, no se pueden separar. El Espacio Natural conforma un todo, tanto a nivel de gestión como de hábitat, de ecosistema.
No podemos fragmentarlo porque, por distintos avatares históricos, se haya ampliado el territorio incluyéndolo en una figura o en otra, por ejemplo a día de hoy hay más territorio de lince fuera del Parque Nacional que dentro.
El proyecto de Gas Natural afecta legalmente al Espacio Natural, a la parte correspondiente del Parque Natural de Doñana, y hay impactos tanto directos como indirectos. «La distinción entre Parque Nacional y Parque Natural es totalmente artificial «
Entre los impactos directos, se incluyen los riesgos que conllevan la destrucción del habitat. Por un lado, la construcción de un gasoducto, que supone eliminar cientos de metros y kilómetros de vegetación, ya que necesita una zona libre totalmente de vegetación a ambos lados. Además, se requiere abrir caminos y carriles para llegar hasta donde están los pozos. Junto con la ocupación de la zona para la construcción del propio pozo.
Respecto a los impactos indirectos, la quema del gas natural, un combustible fósil y no renovable (este impacto no se ha valorado realmente) contribuye negativamente a la lucha contra el cambio climático.
Una de las propuestas del plan que más controversia ha generado es la construcción de un gasoducto de interconexión que recorrería los parajes del Saladillo y el Rincón, ¿por qué?
Estamos hablando la zona occidental del Parque Natural, de potencialidad muy grande para el lince. Es territorio lincero, es decir, en el momento que haya un crecimiento de conejo (ahora mismo se esta luchando por ello) podría ser ocupado por más ejemplares de lince de los que ahora mismo tiene.
Se trata de zonas clasificadas como “zonas A”, en la zonificación del Espacio Natural, de máxima importancia. Solo deberían estar destinadas a la conservación y las actividades realizadas deberían ser mínimas, educación ambiental e investigación; las actividades industriales no están permitidas. De hecho, en el último documento de ordenación del Espacio Natural, que se aprobó el año pasado, se prohíbe expresamente que se puedan abrir actividades de extracción de gas en esta zona y en todo Doñana.
A pesar de que ya se han iniciado las expropiaciones en “marismas occidental”, el proyecto de Gas Natural está en “stand by”, ¿a qué se debe?
Si está o no en “stand by” quien lo debe aclarar es la empresa, porque las últimas semanas ha dado mensajes contradictorios.
En el caso de que haya decidido parar es por un solo motivo. Ellos mismos demuestran algo que se ha venido denunciando: el proyecto es uno solo y no son cuatro, como vienen defendiendo.
Se ha aceptado únicamente una parte del proyecto, Marismas Occidental, y una vez acabado no pueden continuar. En Marismas Oriental no cuentan con los permisos, mientras que el proyecto de Aznalcázar está tan ligado, que si no se realiza el que está paralizado, este no te sirve para nada.
Para el proyecto de Saladillo, directamente, Gas Natural no es capaz de presentar la solicitud en el Espacio Natural para poderlo llevar, porque sabe que la resolución posiblemente vaya en la misma dirección que en el caso de Marismas Oriental.
Como es un solo proyecto, si no consiguen que todas las partes funcionen y puedan tener autorización no puede salir adelante.
¿Cómo valoras la actuación de la Junta de Andalucía?
La actuación de la Junta hay que verla en dos etapas. En una primera etapa, al igual que pasó con muchas instituciones, no vieron que este proyecto pudiera significar mucho problema, amparados en que ya se venía haciendo extracción de gas en Doñana.
Desde WWF y Ecologistas en Acción, que estamos presentes en el Consejo de Participación de Doñana, explicamos porqué el proyecto suponía un riesgo evidente.
Lógicamente cuando uno se equivoca tiene derecho a rectificar y creo que, sobre todo con la entrada del nuevo consejero, José Fiscal, ha habido un claro posicionamiento a favor de Doñana.
A partir de ese momento, la Junta, a través de informes técnicos, bien fundamentados, ha decidido no autorizar estos proyectos y solicitar que haya una sola evaluación de impacto ambiental. Además conforme todos -también nosotros- hemos ido conociendo los riesgos sísmicos (el tema de Castor “levantó las orejas” de todo el mundo) la Junta especialmente se ha preocupado de que se lleven a cabo los estudios necesarios y se aplique el principio de precaución.
En estos momentos está siendo bastante firme frente a los proyectos de Gas Natural, demostrando que su principal deber es proteger Doñana frente a estos riesgos.
¿De qué dependerá que siga adelante finalmente el proyecto o se consiga frenar?
En primer lugar depende de la voluntad de la empresa. Si entendiera de una vez por todas que en Doñana no se quiere este proyecto y que lo que se busca es otro tipo de iniciativas empresariales,
se podría cerrar el proyecto mañana por la mañana, no tiene más recorrido.
Es lo que haría una gran empresa que quiera conservar un espacio natural. En este caso Gas Natural está demostrando que no le importa la conservación de un espacio tan importante como Doñana, y que cuando habla de responsabilidad corporativa es solo una fachada, a la hora de la verdad no toma las decisiones correctas.
Un segundo actor principal es el Gobierno, que igual que en su momento declaró estos proyectos de interés, podría ahora echarlos para atrás.
Y un tercer factor es la UE, ya que se está quebrantando de la normativa europea, y desde ahí podría llegar la solución.
Estas son las tres vías, después están los tribunales, donde Gas Natural (empeñada en sus proyectos por encima de todo y de todos) acudirá cuando no consiga los permisos. Esperemos que valoren la conservación de un espacio único antes que una explotación de gas que podría hacerse en otro lugar. O mejor, que apostaran por las energías renovables, que las fósiles lo único que están trayendo son problemas.
A parte de la amenaza de Gas Natural, Doñana está en un momento crítico de conservación, hasta la UNESCO ha amenazado con incluirla en la lista de “Patrimonio de la Humanidad en Peligro”, ¿cuáles son las principales amenazas a su conservación?
La principal amenaza tiene que ver con el agua, fundamental no solo para conservar la marisma sino todo el ecosistema. Doñana tiene la suerte y desgracia de su ubicación, al final de una cuenca hidrográfica tan potente como es la del Guadalquivir, depende de la calidad y la cantidad del agua que le llega. Ahora mismo hay un problema de contaminación y sobreexplotación importante, con más de 1000 pozos ilegales y 3000 hectáreas de cultivo ilegales, que podría llevar al colapso si no se controla. Pero hay otros muchos factores que hacen peligrar la conservación de Doñana, como el proyecto de dragado del Guadalquivir (aplazado a 2020) o las poblaciones menguantes de conejo, base de la alimentación de muchos depredadores y carroñeros del Espacio Natural. Doñana es única, un paraíso natural y hay que disfrutarlo, y conservarlo.