«Se trata de una acción coordinada con la Fed y otros bancos centrales por la que llevará a cabo tres operaciones con vencimiento de tres meses hasta finales de año. En definitiva, se confirma que las entidades europeas están teniendo serios problemas para financiarse en dólares. El regulador quiere asegurarse que su banca comercial tenga suficiente liquidez en dólares al menos en lo que resta de año y evitar que a la crisis de deuda soberana se le sume, además, otro cerrojazo del crédito como el que ya se vivió en 2008 tras la quiebra de Lehman Brothers.»
De esta manera, el BCE llevará a cabo una acción coordinada con la Fed, el Banco de Inglaterra, el Banco de Jaón y el Banco Nacional Suizo (SNM) para proporcionar liquidez ilimitada en tres subastas, adicionales a la que se lleva a cabo todas las semanas, los días 2 de octubre, 9 de noviembre y 7 diciembre. El préstamo será a un tipo fijo de interés a cambio de garantías. En otras palabras, es el banco central estadounidense el que de facto presta dólares a las entidades europeas. (EL CONFIDENCIAL) EL PAÍS.- En el paisaje después de la batalla, los artífices del desastre están indemnes, porque lo que mantiene el sistema es su lógica amoral, no unos protagonistas concretos; los directivos implicados alegarán que seguían "tendencias del mercado" para "competir"; los políticos más hábiles son reelegidos sin mencionar en sus campañas los recortes que siguen a sus dispendios. Ahora necesitamos ajustar precios y rentas porque el exterior ya no nos presta como antes y porque no siempre invertimos inteligentemente. Quizá lo más triste no sea solo constatar cuánta riqueza hemos malgastado como sociedad a través de estos años, sino cómo la opacidad del conglomerado bancario-empresarial y la pobre comunicación política ha secuestrado nuestra razón colectiva para explicarnos qué sucede Eurocrisis. El Confidencial La Fed presta dólares a la banca europea para aliviar el bloqueo de la financiación María Igartua El Banco Central Europeo ha constatado el golpe de timón en su política monetaria con una fuerte inyección de liquidez en dólares al sistema bancario. Se trata de una acción coordinada con la Fed y otros bancos centrales por la que llevará a cabo tres operaciones con vencimiento de tres meses hasta finales de año. En definitiva, se confirma que las entidades europeas están teniendo serios problemas para financiarse en dólares. El regulador quiere asegurarse que su banca comercial tenga suficiente liquidez en dólares al menos en lo que resta de año y evitar que a la crisis de deuda soberana se le sume, además, otro cerrojazo del crédito como el que ya se vivió en 2008 tras la quiebra de Lehman Brothers. De esta manera, el BCE llevará a cabo una acción coordinada con la Fed, el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón y el Banco Nacional Suizo (SNM) para proporcionar liquidez ilimitada en tres subastas, adicionales a la que se lleva a cabo todas las semanas, los días 2 de octubre, 9 de noviembre y 7 diciembre. El préstamo será a un tipo fijo de interés a cambio de garantías. En otras palabras, es el banco central estadounidense el que de facto presta dólares a las entidades europeas. La decisión se ha conocido justo un día después de que la institución europea concediera 575 millones de dólares a un tipo fijo del 1,10% y cambio del euro de 1,3625 dólares a dos bancos de la eurozona. A raíz de ahí comenzaron las especulaciones sobre qué bancos están teniendo problemas para financiarse en dólares dado que no se publican los datos de las entidades que acuden al regulador. Tal es así, que The Wall Street Journal levantó ampollas al afirmar que el sector financiero galo estaba teniendo problemas y se refería a las declaraciones de un banquero de BNP que afirmaba que "no podemos pedir dinero prestado en dólares. Los mercados monetarios de EEUU no nos prestan ya más". Y es que las alarmas han saltado teniendo en cuenta que el BCE no había inyectado dólares en el mercado desde finales de febrero, lo que pone de manifiesto que la confianza sobre el sistema bancario europeo se ha deteriorado fuertemente en las últimas semanas. De hecho, ayer Moody´s rebajó el ‘rating’ de Credit Agricole y Société Générale por su elevada exposición a la deuda griega. ********************************************* Rajoy promete una gran reforma tributaria y un nuevo mapa bancario en pocos meses A. P. G. El líder del PP ha escogido Barcelona para desgranar su programa económico para el 20-N. En un discurso europeísta, plagado de citas literarias, ha querido lanzar un mensaje de optimismo y adelantar las propuestas principales en materia económica: una ley urgente de Estabilidad Presupuestaria, culminación de la reestructuración del sistema financiero que deje estabilizado en pocos meses el mapa bancario español y una amplia reforma tributaria.Mariano Rajoy cree que los tres principales problemas de la economía española son la baja competitividad, los desequilibrios macroeconómicos y la falta de confianza, y que el primero que hay que solucionar es este último. “Europa y el mundo debe saber muy claramente que España no va a sobrepasar un endeudamiento del 4,4% del PIB en 2012 bajo ninguna circunstancia”, ha recalcado en el foro Tribuna Barcelona. Para ello, si llega a La Moncloa tras el 20-N, Rajoy promete actuar en siete grandes campos de la economía: –Una nueva ley de Estabilidad Presupuestaria “que deberá ser aprobada de forma urgente por el Parlamento” que fijará un techo de gasto vinculante para las CCAA y recuperará los controles al gasto establecidos en la anterior ley de 2002, “rebajados por la ley socialista de 2006 e incumplido sistemáticamente a partir del 2008”, ha insistido. –Amplia remodelación estructural de las Administraciones públicas (Ayuntamientos, Diputaciones, Cabildos y Administración Central del Estado) para evitar la duplicación de funciones y servicios. El objetivo principal debe ser evitar las duplicidades de funciones y servicios, y por lo tanto, de gasto. Rajoy ha puesto como ejemplo la existencia de una Secretaría de Estado de Vivienda dentro del Ministerio de Fomento, Consejerías de Vivienda en todas las Comunidades Autónomas e Institutos Municipales de la Vivienda en muchos ayuntamientos. mitigar la demanda de crédito de las administraciones. –Reestructuración del sistema financiero que “debe culminarse ya”. Según Rajoy, las “instituciones financieras no cumplen hoy día la función para la que fueron creadas: servir de canal de comunicación entre el ahorro y la inversión y el consumo. Esos canales, esas ‘cañerías’, están atascadas y hay que devolverlas a su estado original a toda velocidad. La reestructuración del sistema financiero debe culminarse ya; y en ella debe primar la transparencia y el saneamiento sobre la recapitalización. En un plazo de meses el mapa bancario español debe estar estabilizado y contar con un marco competitivo, bien capitalizado, sin necesidad de ayudas públicas y con acceso normalizado a los mercados de capitales”. -En cuanto al problema del paro, Rajoy ya advierte que no hay plan de choque posible “que permita erradicar el problema de forma instantánea”, por lo que propone un ritmo sostenido de reformas en educación, administración de justicia, Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) sistema energético. En el caso del mercado de propondrá “descentralizar la negociación colectiva llevando la misma al ámbito de la empresa”. –Reforma tributaria. Para Rajoy, los rasgos distintivos deben ser “ampliar las bases de recaudación, ayudando a la generación de empleo y el incentivo a la actividad económica; prioridad en la mejora de la financiación de las empresas, en unos momentos en que los canales tradicionales están muy dañados; favorecer a cuantos promuevan el crecimiento económico a través de la creación de empleo, la inversión, el ahorro y la innovación”. Para ello, promete tipos reducidos para PYMES y autónomos, ajustes de módulos, adaptación de las tablas de amortización y “una verdadera deducción por reinversión de los beneficios de las empresas”. –Tributación de las plusvalías. El PP también se propone que “las empresas no tributen por las plusvalías que obtengan en la venta de sus activos fijos cuando las reinviertan” para fomentar que el capital invertido se reutilice en la modernización de la propia actividad empresarial.Actualmente, en lugar de esta exención, existe una deducción de la cuota con menores ventajas y que además es de difícil aplicación. “Igualmente, estudiamos modificar la fiscalidad de los beneficios no distribuidos, de manera que aquellos beneficios dedicados a hacer más competitiva la empresa mediante la adquisición de nuevos activos tributen diez puntos menos que aquellos destinados a ser distribuidos a los accionistas”, ha anunciado en Barcelona el jefe de la oposición. -Medidas para PYMES y autónomos. Estas propuestas se suman a otras en el ámbito de la gestión de los impuestos, como son que PYMES y autónomos “paguen el IVA cuando hayan cobrado efectivamente las facturas o la creación de una cuenta tributaria para las empresas de forma que puedan compensar los impuestos que deben a las Administraciones con los pagos que éstas les adeuden”, ha insistido en su discurso. También ha hecho una referencia, sin nombrarlo, al Impuesto de Patrimonio, al que ha calificado de “fiscalidad de ida y vuelta que responde a criterios puramente electorales y que no tiene ninguna importancia recaudatoria”. Para terminar, Rajoy ha empleado una frase muy parecida al eslogan personal con el que Zapatero llegó a la Moncloa de “honrar a la palabra dada”. El presidente del PP ha asegurado que “aún en estos tiempos inseguros, de acontecimientos que se suceden con ritmo vertiginoso, hay certidumbres a las que nos podemos aferrar: el cumplimiento de los compromisos, la valoración de la palabra dada y del trabajo bien hecho. Si nos hubiéramos atenido a ellos en los últimos años, es más que probable que nos hubiéramos evitado gran parte de los sobresaltos que estamos padeciendo en Europa”. EL CONFIDENCIAL. 15-9-2011 Crisis. El País Autopsia de la incertidumbre Emilio Trigueros Hoy se cumplen tres años de la quiebra de Lehman Brothers, que marcó el estallido de la crisis que todavía domina nuestras vidas: aunque durante las cíclicas tempestades mediáticas se vuelve imposible asimilar el relampagueo críptico de la jerga financiera, ha transcurrido suficiente tiempo para que la perspectiva haga más sencillo entender el encadenamiento de los hechos. La sinopsis resulta cinematográfica. Planteamiento: desde principios del siglo XXI, la masiva industrialización asiática acumula un fuerte exceso de dólares y euros en países exportadores cuyos Gobiernos fomentan esa acumulación. Trama: la banca internacional dispara su volumen de negocio, trasladando ese ahorro excedentario hacia nuevas inversiones, en forma de financiación barata. Nudo: maximizando beneficios a corto, los banqueros mundiales incurren en préstamos erróneos; cuando esto se evidencia (al caer Lehman Brothers), y nadie sabe cuántos "malos préstamos" esconde cada banco en su balance, el ahorro global se retira de la circulación interbancaria corriente. Desenlace: como ese ahorro (fondos de inversión, pensiones, etcétera) no se fía de los bancos privados internacionales, pasa a financiar solo a Gobiernos (el pagador más fiable a largo plazo) y son los Gobiernos quienes asumen el riesgo de prestar a los bancos en dificultades, por miedo a que una quiebra encadenada de estos paralice aún más la economía, cuya caída productiva fue comparable a la de una guerra. Hubo segunda parte. Continuación (2010): el ahorro global se ha volcado en invertir en deuda pública de los Gobiernos; cierto día, empieza a desconfiar de que algunos Gobiernos puedan devolverla, por lo que estos se ven obligados a recortar gastos para seguir recibiendo préstamos. En estos países deudores (como España) confluyen varios factores de crisis: la dificultad general de financiar la actividad económica en tiempos en que las rentas bajan, la resaca de los años de inversiones excesivas o erróneas, y la reducción de gasto público para garantizar que seguiremos siendo solventes tras los años de excesos. El interminable clímax final de esta segunda película tiene lugar en Europa y parece consistir en que los países deudores aceptan imposiciones presupuestarias de sus socios a cambio de mecanismos de apoyo para seguir consiguiendo financiación. Pero queda algo incomprensible flotando en la trama: ¿cómo pudo fracasar así el sistema bancario internacional, sobrefinanciando sectores enteros y bordeando la quiebra? La respuesta reside en una sola palabra: derivados. Los derivados son contratos en que dos partes acuerdan un pago futuro en función de la evolución del precio de alguna cosa. Son "papelitos" que tienen valor según el pago que impliquen y que permiten apostar sobre el precio futuro de las cosas, sin poner el dinero para comprarlas. Su función original era sencilla: tomemos el caso del petróleo, cuyo precio puede doblarse o caer a la mitad en cuestión de meses, por causas imprevisibles como guerras o parones económicos. Para empresas que venden o compran petróleo, resulta indeseable que sus ingresos o costes varíen tanto repentinamente; de modo que, por ejemplo, a un productor tejano le puede interesar cerrar hoy un precio de venta de 110 $/bbl para el próximo año, por si el precio se hunde; en cambio, una refinería coreana puede preferir cerrar su coste de compra a 110 $/bbl, por si el precio se dispara. Como productor tejano y refinería coreana no se conocen, un banco internacional vende a cada uno un "papel" por el que les asegura ese precio de 110 $/bbl, a través de un pago de liquidación al final del año. Se trata de un contrato financiero simple que el banco, siempre que case clientes complementarios, comercializa sin riesgo. Típicamente, el banco también reserva algunos "papelitos" para sí mismo, según piensen sus brokers que el petróleo subirá o bajará; mediante esos derivados, el banco se beneficia si acierta con la evolución del precio, sin necesidad de poseer ni un barril real de crudo. La banca internacional ofrece derivados sobre el precio de muchos activos, no solo materias primas: lo malo es que, cuando el activo es una acción o un bono, los derivados ("papelitos" sobre el precio de "papelitos") se vuelven inextricables y abstractos; los bancos comercializan derivados sobre cualquier cosa con precio, incluidos derivados sobre derivados, generando una madeja infinita de operaciones que solo conocen, con suerte, los ejecutivos al mando. Los derivados más famosos de la historia empezamos a conocerlos en 2007, cuando algunos inversores norteamericanos se lanzaron a apostar que la vivienda bajaría. ¿Cómo lo hicieron? Mientras que para apostar sobre petróleo hay mercados organizados muy conocidos, no había formas establecidas de apostar por un crash en chalets de Florida. Pero ciertos bancos encontraron modos sigilosos de hacerlo: contratando seguros contra impago de hipotecas con una aseguradora, que se hacía cargo del riesgo de impago del préstamo a cambio de un pago anual del banco (que la aseguradora ingresaba encantada, considerando el riesgo bajo). Cuando los impagos en Florida se dispararon, los bancos suscriptores del seguro empezaron a obtener enormes ganancias (ellos habían revendido mayoritariamente las hipotecas fallidas -las famosas subprime- a bancos extran-jeros, pero se habían quedado con el seguro, que empezaron a cobrar); y ello llevó a la quiebra a la mayor aseguradora norteamericana. Productos como estos seguros y sus derivados, que apenas existían hace 10 años, provocaron pérdidas astronómi-cas al sistema financiero estadounidense en 2008 -y rescates galácticos-. Los derivados son, pues, espirales de apuestas que periódicamente se alzan y deshacen y que, para generar beneficios, requieren de fluctuaciones, volatilidad e incertidumbres. Investigaciones de las autoridades de EE UU sugieren que algunos fondos llegaron a promover préstamos a insolventes porque ganarían si la vivienda bajaba luego; y resulta verosímil que quien hace negocio aprovechando las fluctuaciones de los mercados intente provocarlas. De hecho, a pesar de que las teorías convencionales postulen que los mercados financieros tienden al equilibrio, el magnate George Soros lleva años sosteniendo que producen burbujas intrínsecamente (Soros también advierte de que las expectativas de los mercados acaban determinando la realidad: como si antes del próximo Madrid-Barça, las apuestas por un empate fueran tan mayoritarias que los jugadores salieran al campo convencidos de que, dada la improbabilidad de una victoria, les conviniera precisamente jugar al empate). Los bancos de EE UU manejaban crédito del planeta entero; al parecer, nadie imaginaba que se hubieran enfangado así en derivados torticeros. Cuando, a través de la interconexión económica con ellos, muchas otras entidades internacionales entraron en apuros para obtener financiación, se les prestó dinero público, a costa de que sus Gobiernos sufrieran recabando ese dinero en los circuitos financieros, temblando al leer Financial Times y doblegados ante la opacidad de los riesgos bancarios. La versión española de la fiesta financiera internacional es ya un lugar común: bastó la capacidad nacional de montar tinglados inmobiliarios y obras estelares (bonus para directivos, votos para políticos) para captar ahorro global exterior; cuando este desconfió de la capacidad del país para mantener el ritmo en el nuevo escenario, impuso sus condiciones a una economía cautiva. En el paisaje después de la batalla, los artífices del desastre están indemnes, porque lo que mantiene el sistema es su lógica amoral, no unos protagonistas concretos; los directivos implicados alegarán que seguían "tendencias del mercado" para "competir"; los políticos más hábiles son reelegidos sin mencionar en sus campañas los recortes que siguen a sus dispendios. Ahora necesitamos ajustar precios y rentas porque el exterior ya no nos presta como antes y porque no siempre invertimos inteligentemente. Quizá lo más triste no sea solo constatar cuánta riqueza hemos malgastado como sociedad a través de estos años, sino cómo la opacidad del conglomerado bancario-empresarial y la pobre comunicación política ha secuestrado nuestra razón colectiva para explicarnos qué sucede. Ahora necesitamos ordenar la lista de nuestros problemas y debatir, hablando claro, soluciones. En un mundo donde el ahorro chino mal invertido en Florida acaba con miles de despidos en España, los ciudadanos estamos aprendiendo a vivir con la incertidumbre, pero no con la sinrazón. EL PAÍS. 15-9-2011