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Dilma Rousseff obtiene más del 51% de apoyo y gobernará Brasil por 4 años más

Un total de 142,8 millones de brasileños estuvieron ayer convocados a las urnas, por segunda vez en un mes, después de la primera vuelta presidencial celebrada el 5 de octubre.

Tropas federales reforzaron la seguridad en 224 ciudades del país, cuyos ciudadanos votaron en más de 530 mil urnas electrónicas llevadas hasta las zonas más aisladas de la Amazonía. En Brasil, el voto es obligatorio para los mayores de 18 años y facultativo para los analfabetos, los jóvenes de entre 16 y 18 años de edad y los que tienen más de 70 años.

Además del jefe de Estado, los electores escogieron a los gobernadores de Río de Janeiro, Río Grande do Sul, Acre, Amapá, Amazonas, Ceará, Goiás, Mato Grosso do Sul, Pará, Paraíba, Río Grande do Norte, Rondonia, Roraima y del Distrito Federal de Brasilia. El Partido de los Trabajadores (PT), de la presidenta Dilma Rousseff, logró 9 de las 14 gobernaciones en disputa, entre ellas las del estado amazónico de Acre (norte) y Ceará (noreste), aunque perdió su bastión de Río Grande do Sul (sur), donde el candidato a la reelección y líder histórico del partido, Tarso Genro, fue derrotado. Sumando la primera y la segunda vuelta electorales, 20 de los 28 gobernadores electos en Brasil son de partidos aliados del gobierno de Rousseff.

Rousseff, una exguerrillera de 66 años quien hasta el cierre de esta edición llevaba el 51,64% de los votos frente al 48,36% de su rival, Aécio Neves, del PSDB, con las urnas escrutadas al 99,95%, amplió a los 12 años del Partido de los Trabajadores (PT) en el poder.

Ella hizo una caminata por las calles de Porto Alegre, donde creció, y votó en esa zona, en un intento por convencer a millones de indecisos que podían definir el balotaje.

La dimensión de la reelección de Dilma Rousseff se agiganta no solo por obtener la victoria ante su rival Aécio Neves, sino porque consiguió una conquista popular que derrotó a los grandes poderes del país: las familias que controlan los grandes medios del país, la Bolsa de Valores de Sao Paulo, la revista The Economist, los que protestaron contra el Mundial 2014 con la inocencia de los indignados y a los portadores del odio racial y de clase que participaron en la campaña.

El gran tractor de votos en la última semana fue el expresidente Luis Inácio Lula da Silva (2003-2010), que logró con su gira por el país imponer su voz ronca frente a la diferencia informativa mostrada por los grandes medios respecto del oficialista Partido de los Trabajadores. En Pernambuco, su estado natal, Lula reunió a 53.000 personas en una tarde. “Naturalmente que es nuestro candidato para 2018”, dijo Rui Falcao, presidente del PT.

Una maniobra mediática de grandes proporciones de la revista Veja y el canal Globo lanzada el jueves pasado, cubrió de sospecha la elección. Veja, opositora y propiedad de la editorial Abril de la familia Civita, publicó en su tapa que Rousseff y su antecesor y jefe político, Luiz Inácio Lula da Silva, sabían del desvío de dinero de Petrobras, con base en la supuesta declaración de un contrabandista preso.

El escándalo de Petrobras no terminará con la reelección, y la oposición, que ha dejado el ribete socialdemócrata del sociólogo y expresidente Fernando Henrique Cardoso, intentará erosionar a Rousseff con este caso de corrupción en el que fueron nombrados varios dirigentes, incluso del propio PSDB de Neves.

La mandataria reelecta ya prometió una nueva ley de medios para la regulación de la propiedad en el ámbito audiovisual. En el ámbito económico, su gobierno en recesión técnica deberá cambiar al ministro de Economía, Guido Mantega, por otro que defienda el desarrollismo, pero que genere confianza entre los electores.

La Bolsa de Sao Paulo (Bovespa) hizo campaña a su manera, bajando cuando Rousseff avanzaba en las encuestas. Y para hoy, según anticiparon los columnistas de Veja, vendrá la respuesta del mercado con una disparada del dólar. El camino hasta 2019 de Rousseff no será fácil y no habrá luna de miel con los electores a partir del nuevo mandato, el 1 de enero de 2014.

El objetivo próximo antes de su segundo mandato es anunciar los resultados de la Comisión de la Verdad, que investigó los crímenes de la dictadura militar y que puede generar la discusión sobre el fin de la Ley de Amnistía, para juzgar a los autores de crímenes contra la humanidad.

La jornada en Ecuador

El gobierno de Ecuador felicitó a la presidenta por su victoria. En su cuenta Twitter, el presidente Rafael Correa escribió: “Maravilloso triunfo de Dilma en Brasil. Nuestro gigante sigue con el Partido de los Trabajadores. Felicitaciones Dilma, Lula, Brasil”.

El canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, también se sumó al festejo. “Felicitamos a la presidenta de Brasil Dilma Rousseff por su triunfo electoral de hoy”, anotó el diplomático en la misma red social. “Izquierda sigue consolidándose en nuestra América”, añadió.

En Ecuador, los ciudadanos brasileros se acercaron de a poco a sufragar desde las 08:00 hasta las 18:00. Según Catarina Araujo, agregada cultural de la Embajada de Brasil en el país, 754 brasileros residentes en el país estaban empadronados.

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