Dilemas de Zapatero

«Las principales empresas de la construcción y el presidente Zapatero han cancelado, por su excesiva visibilidad, la reunión prevista para hoy. El ministro de Fomento ha lanzado un globo sonda sobre una posible subida de impuestos con el argumento de que no podemos tener servicios de primera con tributos de segunda. ¿Hay alguna relación entre ambas noticias?»

Cualquier aumento del gasto en infraestructuras debería comensarse con recortes en otras partidas. A no ser que el efecto de la suavización del recorte de gasto se equilibre mediante una subida de impuestos. Es lo que ha sugerido el ministro de Fomento, nadie se lo ha tomado a broma, porque hace justo un año dijo algo parecido y poco después se aprobaba la subida del IVA. Ese antecedente hace dudar de que, de producirse, sea una subida solo "para los que más tienen", como dicen Zapatero y Blanco. El riesgo para la economía es que frene el despegue del consumo; y el político, que si, como otras veces, acaba afectando sobre todo a los asalariados de las clases medias, irrite aún más a ese sector, sin cuyo apoyo ningún partido ha ganado nunca unas elecciones. (EL PAÍS) EL ECONOMISTA.- La cuestión es que tenemos un sector público sobredimensionado y no hay datos que apunten a un cambio profundo del modelo. Hay administraciones que hacen las mismas cosas y la eficiencia en el gasto público es cuestionable. Y frente a lo que se hace en una familia o en una empresa en una situación de crisis, los gobiernos tienen la capacidad de ampliar sus ingresos con los impuestos. Y ése es, realmente, el peligro. EL CONFIDENCIAL.- España ha dejado de ser un país barato. Al menos para la gran mayoría de los ciudadanos españoles, que han visto como en los últimos años el coste de la vida no da dejado de aumentar. Hasta el extremo de que los datos más recientes de Eurostat indican que España y Grecia son los países europeos en donde el coste de la vida ha crecido más desde el año 2000, poco antes de la puesta en circulación del euro. La convergencia en precios, sin embargo, no se ha correspondido con una aproximación en salarios. Según los datos últimos del Ministerio de Industria, la remuneración por asalariado (que incluye el pago de cotizaciones sociales) se situó en 2009 un 15,1% por debajo de la media de la eurozona Editorial. El País Dilemas de Zapatero Las principales empresas de la construcción y el presidente Zapatero han cancelado, por su excesiva visibilidad, la reunión prevista para hoy. El ministro de Fomento ha lanzado un globo sonda sobre una posible subida de impuestos con el argumento de que no podemos tener servicios de primera con tributos de segunda. ¿Hay alguna relación entre ambas noticias? La reunión con los empresarios era consecuencia de las quejas del sector por el drástico recorte de 6.400 millones de euros en inversiones en infraestructuras aprobado por el Gobierno en mayo pasado. Las empresas habían advertido de que esa reducción costaría miles de empleos. También habían llamado la atención sobre la alta morosidad de los Ayuntamientos españoles con las grandes empresas de la construcción, muchas de las cuales son concesionarias de servicios públicos como la recogida de basuras y otros. Problema, el de la morosidad, agravado por la prohibición de nuevo endeudamiento de las asfixiadas corporaciones municipales. El Gobierno ya sabía que un recorte tan grande de las inversiones tendría efectos sobre el empleo, pero en el momento crítico en que lo decidió, bajo la presión de los mercados internacionales, una reducción del déficit público como la que planteaba Bruselas (del 11% al 3% del PIB en cuatro años) solo era creíble si se basaba en las principales partidas de gasto: los salarios de los funcionarios, las pensiones y las inversiones públicas. Pero esto último era contradictorio con el objetivo de contener la recesión y el paro. Zapatero declaró la semana pasada en Mallorca que una vez controlada la presión sobre la deuda española y tras dos trimestres de (ligerísimo) crecimiento, tal vez podría moderarse el recorte previsto en obra pública. La colocación, ayer, de más de 5.500 millones de euros en letras del Tesoro a un interés inferior al de la anterior subasta se considera prueba de una mayor confianza en la deuda española. Pero el mismo Zapatero advirtió en Mallorca de que la recuperación puede sufrir un parón en el tercer trimestre. Lo que significa que la situación es frágil y que cualquier aumento del gasto en infraestructuras debería compensarse con recortes en otras partidas. A no ser que el efecto de la suavización del recorte de gasto se equilibre mediante una subida de impuestos. Es lo que ha sugerido el ministro de Fomento. La propuesta ha indignado a la oposición, pero nadie se la ha tomado a broma, porque hace justo un año dijo algo parecido y poco después se aprobaba la subida del IVA. Ese antecedente hace dudar de que, de producirse, sea una subida solo "para los que más tienen", como dicen Zapatero y Blanco. El riesgo para la economía es que frene el despegue del consumo; y el político, que si, como otras veces, acaba afectando sobre todo a los asalariados de las clases medias, irrite aún más a ese sector, sin cuyo apoyo ningún partido ha ganado nunca unas elecciones. EL PAÍS. 18-8-2010 Entrevista. El Economista La subida de impuestos “es inevitable y, además, urgente” Fernando H. Calleja El ministro de Fomento, José Blanco, ha soltado la serpiente de verano económica, la subida de los impuestos, vinculándola a la necesidad de proveer infraestructuras, servicios y prestaciones que de otra manera no serán posibles. El argumento de fuerza de Blanco ha sido que los españoles pagan menos impuestos que los demás europeos, afirmación que elEconomista demostró ayer como, al menos, arriesgada. Hoy hemos recurrido a la opinión autorizada de quien representa a los economistas españoles a través de la presidencia del Consejo General de Colegios de Economistas, Valentí Pich i Rosell. Plantear la subida de impuestos como lo ha hecho el ministro de Fomento, en términos de o impuestos o servicios públicos, ¿no es un chantaje emocional? Lo primero que hay que señalar es una realidad que se da ya desde hace más de seis meses en España. Son subidas de impuestos la retirada del cheque bebé, la eliminación casi total de la deducción de 400 euros, la subida superior al 10% del IVA, la subida de las rentas del ahorro, los impuestos especiales… Además, multitud de ayuntamientos han subido el IBI y han establecido nuevas tasas, y las comunidades autónomas han subido el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados y han anunciado elevaciones en el tramo autonómico del IRPF. En este contexto, hablar de subir los impuestos a futuro es redundar en las subidas. Sin embargo hay que reconocer al ministro de Fomento la valentía de decirlo, independientemente de estar o no de acuerdo con ello. Con ese relato de subidas que acaba de hacer, ¿no es demasiado volver a hablar de subir impuestos? La intervención del ministro Blanco, al menos, abre un debate sobre los impuestos. Siempre es mejor que se debata, que una subida imprevista y a escondidas. El debate requiere un cierto relato sobre qué sector público se quiere y cómo debe funcionar. Su problema como ministro de Fomento es que se encuentra en una situación muy difícil y ya lleva tiempo planteando iniciativas, como la euroviñeta para los transportistas, porque su departamento ni siquiera puede mantener las infraestructuras sin nuevos recursos. Entonces, ¿es inevitable la subida? Mi respuesta es que sí, que es inevitable. Ante la rebaja de la recaudación enorme que se ha producido, las dificultades financieras internacionales para financiar los déficits, cuyo 70% o más, según el Banco de España, es estructural, me parece que se plantea en términos de inevitable y, además, urgente. Pero, ¿cuáles serían las consecuencias de tocar cada una de las figuras impositivas? La urgencia de recaudar limita la capacidad de maniobra. Para recaudar rápidamente o se actúa nuevamente sobre el IVA o los impuestos especiales o se actúa sobre el IRPF porque, con el sistema de retenciones a cuenta en las nóminas, el efecto recaudatorio es inmediato. Cada una de estas decisiones tiene sus consecuencias negativas. El IVA retrae el consumo de las familias y, además, tiene una repercusión sobre las clases populares. El de renta perjudica a las clases medias y, además, incentiva el fraude; y los especiales pueden tener una gran incidencia en la competitividad de nuestra primera industria nacional, que es la actividad turística. ¿Hay impuestos que son peores que otros en la coyuntura actual o todos son negativos? Todas las subidas tienen de inmediato un efecto perverso, que incitan o hacen más rentable intentar el fraude. Y lo peor que podría pasar es que los agentes económicos dediquen su tiempo a ver cómo se zafan de los impuestos en lugar de trabajar. Por otro lado, ya sabemos que las subidas nominales de impuestos no incrementan automáticamente la recaudación de manera proporcional y, por si fuera poco, desincentivan la inversión y perjudican a la economía formal y favorecen la informal. Hasta ahora estábamos instalados en el ajuste por la vía del gasto. ¿Está agotada esta vía para tener que recurrir a elevar los impuestos? La cuestión es que tenemos un sector público sobredimensionado y no hay datos que apunten a un cambio profundo del modelo. Hay administraciones que hacen las mismas cosas y la eficiencia en el gasto público es cuestionable. Y frente a lo que se hace en una familia o en una empresa en una situación de crisis, los gobiernos tienen la capacidad de ampliar sus ingresos con los impuestos. Y ése es, realmente, el peligro. EL ECONOMISTA. 18-8-2010 Opinión. El Confidencial El coste de la vida en España roza ya la media de la UE con salarios 15% más bajos Carlos Sánchez España ha dejado de ser un país barato. Al menos para la gran mayoría de los ciudadanos europeos, y, por supuesto, para los propios españoles, que han visto como en los últimos años el coste de la vida no da dejado de aumentar. Hasta el extremo de que los datos más recientes de Eurostat indican que España y Grecia son los países europeos en donde el coste de la vida ha crecido más desde el año 2000, poco antes de la puesta en circulación del euro. Un 14,5% en el primer caso y un 14,8% en el segundo. Para el caso español, la consecuencia ha sido que hoy el coste de la vida roza ya la media de la Unión Europea. Asignando a la media de la UE a 27 un valor 100, España alcanzó el año pasado los 97 puntos, muy lejos de los 85 que se estimaron en el año 2000, cuando España era todavía un país ‘barato’. Entre esos años, el coste de la vida se ha mantenido prácticamente estable en Alemania (de los 106,5 puntos al comenzar la década se ha pasado a 106,4), ha crecido un 8% en Francia, un 7,5% en Portugal o un 9,2% en Italia. Incluso en Irlanda, donde como en España han coincidido un boom inmobiliario y un fuerte aumento de la actividad económica, el coste de la vida ha crecido bastante menos. En concreto, un 9,1%. El país con coste de la vida más elevado es Dinamarca (144,6 puntos sobre una media de 100), seguido de Finlandia e Irlanda. Si la comparación se hace con la media de la eurozona -los países de mayor renta y poder de compra- la distancia de España se sitúa todavía en 7,5 puntos (104,9 frente a 97,4) pero aún así se observa un creciente deterioro. En el año 2000, la distancia era de nada menos que de casi 20 puntos. Por lo tanto, cerca del triple que ahora. Eurostat ofrece todos estos datos en términos de paridad de poder de compra, lo que facilita las comparaciones al eliminar el efecto de la inflación. Se trata, por lo tanto, de datos reales y no nominales. Convergencia en precios, divergencia en salarios La convergencia en precios, sin embargo, no se ha correspondido con una aproximación en salarios. Los datos últimos así lo atestiguan. Según este informe del Ministerio de Industria, la remuneración por asalariado (que incluye el pago de cotizaciones sociales) se situó en 2009 en 30.948 euros. Es decir, un 15,1% por debajo de la media de la eurozona, establecida en 35.645 euros. La diferencia es significativamente más elevada si se compara con las naciones más avanzadas. La remuneración media de un asalariado alemán es un 10,2% superior a la española, pero se dispara hasta un 39,7% en relación a un trabajador francés. Frente a Irlanda, incluso, se puede hablar de una distancia extraordinaria. La remuneración estándar se sitúa en 46.228 euros, un 49,3% más que en el caso español. Según estos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), ver la primera tabla, en 14 de los 27 países de la Unión Europea los salarios son más altos que en España. A la cabeza de todos ellos Luxemburgo, Bélgica y Reino Unido. Por debajo de España se sitúan los antiguos países del bloque soviético y Malta, también en términos de paridad de poder adquisitivo. Sólo los salarios de Portugal se colocan por detrás de España entre las naciones que forman parte del euro.La causa de esta evidente contradicción entre coste de la vida y salarios tiene que ver con la escasa productividad de la economía española, que ha conformado una estructura social de sueldos bajos. Mientras que la productividad por ocupado se situó el año pasado en España en 40.495 euros (a precios constantes del año 2000), en la zona euro se alcanza los 51.379 euros. Pero es que en Alemania llega a 53.638 euros, muy por debajo de los 62.550 euros de Francia. En Irlanda, incluso, se alcanza los 70.453 euros. El alza del coste de la vida en España es más significativa si se compara con lo sucedido en EEUU, que se ha convertido en un país ‘barato’ para los españoles si se hace caso a las cifras oficiales. El nivel de precios en el gigante americano se sitúa en el 88,2% de la media europea, frente al 120,9% que se registraba al comenzar la década. La debilidad del dólar explica este fenómeno. Algo parecido sucede con Japón, que de ser un 56% más caro que la Unión Europea ahora es ‘sólo’ un 19%. En los años previos al lanzamiento del euro siempre se dio como seguro que una de sus consecuencias de todo el proceso sería la convergencia en el coste de la vida. La causa tiene que ver con el hecho de que al tratarse de un mercado único sin barreras, las empresas tenderían a fijar los precios para el conjunto de la unión monetaria y no sólo en términos nacionales. Y así ha sido. Los últimos datos de Eurostat indican que la distancia entre los países con menor y mayor coste de la vida se ha reducido de 32 puntos en 2000 a 25,1 puntos en 2009. En el caso de la eurozona, la distancia ha caído casi cinco puntos (de 19,7 a 14,8), con una particular aceleración hacia la convergencia en precios -no en salarios- en el caso español. EL CONFIDENCIAL. 18-8-2010

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