Educación

Digital o artesanal, pero fracaso

Este año el Informe PISA ha incorporado la evaluación de las destrezas en lectura digital en alumnos de 15 años en 19 de los paí­ses que normalmente se someten al estudio. La conclusión para nuestro paí­s es la misma que en la lectura de material impreso, ocupamos los últimos puestos con un porcentaje de estudiantes en los niveles más bajos superior a la media. Es obvio que aquí­ actúa una particularidad en torno al medio, pero la raí­z del problema sigue siendo la misma. Se impide aprender, pese a maestros y profesores.

El PISA digital deja a Esaña en el grupo de cola de los 19 países que han realizado el examen. Está en el puesto 14, con un 23,1% de estudiantes en los niveles más bajos (por debajo del nivel 2 de capacidad lectora de textos digitales). La media de los países de la OCDE que han participado en la prueba es del 16,9%. Estos alumnos, asegura el trabajo, no es que carezcan completamente de habilidades de lectura digital, pero es muy poco probable que sus destrezas "les permitan el pleno acceso a las oportunidades educativas, laborales y sociales que se ofrecen en el siglo XXI". En el lado contrario, España solo tiene un 3,9% de alumnos de 15 años en los niveles más altos (nivel 5 o por encima), frente al 7,8% de media. En definitiva, la media de los alumnos españoles está en el nivel 2 (sobre 5), asegura el informe, con 475 puntos, lo que les deja en el grupo de países de cola, por debajo de la media de la OCDE (499), algo por encima de Hungría (468), Polonia (464), y Austria (459), y más claramente lejos de Chile (435) y, sobre todo, de Colombia (368). La lectura de los datos por parte del Ministerio de Educación dice que el 77% de los alumnos españoles de 15 años muestra un rendimiento en lectura medio o alto que les permite localizar e interpretar información bien definida en contextos habituales para él". Lo que ocurre es que si se le da la vuelta a esta idea, el informe señala que casi la mitad de los estudiantes (48,5%) tiene dificultades si no hay orientaciones claras o se enfrenta a contextos poco habituales. De momento, los resultados españoles están bastante lejos de los puestos de cabeza. Los que han obtenido mejores resultados en esta prueba son Corea del Sur, muy por encima de los demás con 568 puntos, Nueva Zelanda y Australia, ambos con 537. Después vendría otro grupo de países y regiones que forman Japón (519), Hong Kong (515), Islandia (512) y Suecia (510). Todavía por encima de la media están Irlanda (509) y Bélgica (507), y justo en esa media, Noruega (500) y Francia (494). Un poco por debajo se encuentran Macao, en China (492) y Dinamarca (489). Todos ellos estarían, de media, en el nivel 3 de competencia en lectura digital, excepto Corea, que se situaría en el 4. A estos resultados hay que añadir una particularidad: los que lo hacen bien en impreso lo hacen mejor en digital (Corea, Australia, Nueva Zelanda, Irlanda, Suecia e Islandia), y los que lo hacen mal en digital, lo hacen mejor en papel: Polonia, Hungría, Chile, Austria o Dinamarca. Menos España que ha dado malos resultados en ambos formatos, sin diferencias significativas. Lo que no se escucha por parte de las autoridades españolas es qué es lo que hay que cambiar para mejorar los resultados. La única respuesta conocida es que hay que mejorar las destrezas digitales, y que el Informe se elaboró antes de que se implementara el plan de digitalización de las escuelas. Parece que los responsables políticos no se han estudiado el informe, sino sacarían la conclusión de que por mucho que mejore sus habilidades digitales, mientras la comprensión del material impreso no mejore, nada se puede hacer en el formato digital. Se atribuyen déficits vacíos y eluden la responsabilidad principal. Concluir con un pequeño fragmento de un artículo de Ricardo Moreno Castillo, autor del Panfleto Antipedagógico: “Este tipo de falacias es corriente en las utopías sociales: si fracasan es porque los ciudadanos no la han entendido, no han sabido adaptarse a la nueva situación y las nuevas necesidades, es, en definitiva, porque no hemos sabido crear el hombre nuevo. Pero sucede que el hombre es el mismo de siempre, con sus grandezas y sus miserias, con su capacidad de amar y de odiar, y todo proyecto político que no tenga esto presente irá al fracaso. Ahora bien, por mucho que fracase y sus efectos letales estén a la vista de todos, sus promotores estarán siempre acorazados contra cualquier crítica, porque el éxito dependía de una premisa de cuyo incumplimiento ellos no son responsables. de este modo, podrán seguir por el mundo sonriendo bondadosamente, porque sus intenciones han sido inmejorables, y dando paternales consejos para que los demás hagamos frente a los problemas que ellos mismos han creado.”

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