«España salió de la cumbre del Eurogrupo con más deberes a corto plazo que cumplir. Nunca como ahora se ha manifestado con tanta crudeza la falta de autonomía de su política económica nacional. Dado por hecho que ha puesto en marcha la reforma laboral, la de las pensiones públicas y la del sistema financiero, Zapatero se va a confrontar, de manera inmediata, con dos nuevos problemas: hacer más rígida la Ley de Estabilidad Presupuestaria (lo que afectará sobre todo a las comunidades autónomas, con nuevas cláusulas antidéficit) y cambiar las normas de la negociación colectiva para hacer más explícita la vinculación entre salarios y productividad»
El residente declaró que anunciará estas nuevas reformas en la cumbre europea de los próximos días 24 y 25, lo que significa que no habrá prórroga en las negociaciones entre los agentes económicos y sociales (que teóricamente han de terminar el sábado) y que si no llegan a un acuerdo, determinará sus contenidos de forma ejecutiva. Además, dado que la agencia Moody’s ha rebajado la calificación de España manifestando sus sospechas sobre el esfuerzo fiscal de las comunidades autónomas, es de prever otro foco de tensión con ellas (EL PAÍS) EL MUNDO.- El PSOE no levanta cabeza. La distancia en intención de voto que le separa del PP se ha estabilizado en torno a los 16 puntos -en concreto 16,5 en marzo- y confirma la principal conclusión que viene repitiéndose en las encuestas realizadas por Sigma Dos para EL MUNDO desde octubre de 2010: de celebrarse mañana elecciones, los socialistas cosecharían el peor resultado de su historia y los populares, el mejor. El sondeo que hoy publicamos otorga una intención de voto del 47,9% al PP frente a un 31,4% al PSOE. Ello implica que la diferencia, que en la encuesta de febrero era de 16,1 puntos, se ensancha hasta los 16,5. O lo que es lo mismo, los populares conseguirían un 50% de votos más que los socialistas. Opinión. El País Diez días para cambiar el futuro Joaquín Estefanía Dentro de 10 días se reúnen los líderes de la Unión Europea (UE) para concretar su gobierno económico. Esta cumbre marcará un antes y un después, ya que pocas de ellas han tenido un contenido tan decisivo para el futuro. La primera paradoja es que, como siempre ha ocurrido en la UE, los resultados han venido determinados por una crisis, en este caso tan brutal como la de la deuda soberana, que ha puesto en duda la unión monetaria alrededor del euro. De nuevo, la UE ha hecho virtud de la necesidad. En esa cumbre se habrá de consolidar lo acordado hace unos días en la reunión de los 17 países del Eurogrupo: a cambio de ampliar y flexibilizar el mecanismo de ayuda a los países en dificultades (440.000 millones de euros de disposición efectiva, que se podrán utilizar en comprar directamente deuda de los países afectados por la especulación sin que tengan que pagar tipos de interés desorbitados) se establece con carácter estructural una política económica, denominada Pacto por el Euro, que contempla, una vinculación de los salarios con la productividad, mayor control del déficit, un aumento de la edad de jubilación, planes de recapitalización de los bancos con dificultades, y la disminución progresiva y anual de la deuda pública. Aunque matizada por la intervención de las autoridades, esta política supone un aval de las posiciones más duras (de rigor salarial, ajuste presupuestario, saneamiento financiero, condiciones de trabajo,…) de la señora Merkel, con grandes dificultades en su país para convencer a los alemanes de que tienen que poner más dinero para apoyar a los países periféricos para salir de sus problemas económicos. La segunda paradoja la reflejaba el vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, cuando declaraba en Le Monde que las mayores dificultades en materia de reestructuración bancaria se encuentran en el país que exige con fuerza a sus socios europeos que emprendan lo más rápidamente importantes reformas. España salió de la cumbre del Eurogrupo con más deberes a corto plazo que cumplir. Nunca como ahora se ha manifestado con tanta crudeza la falta de autonomía de su política económica nacional. Dado por hecho -lo cual es muy generoso- que ha puesto en marcha la reforma laboral, la de las pensiones públicas y la del sistema financiero, Zapatero se va a confrontar, de manera inmediata, con dos nuevos problemas: hacer más rígida la Ley de Estabilidad Presupuestaria (lo que afectará sobre todo a las comunidades autónomas, con nuevas cláusulas antidéficit) y cambiar las normas de la negociación colectiva para hacer más explícita la vinculación entre salarios y productividad, limitar el nivel de centralización de los procesos de negociación y los mecanismos de indexación de los sueldos, lo cual significa el aplauso de la patronal y la enemiga de los sindicatos. El presidente declaró que anunciará estas nuevas reformas en la cumbre europea de los próximos días 24 y 25, lo que significa que no habrá prórroga en las negociaciones entre los agentes económicos y sociales (que teóricamente han de terminar el sábado) y que si no llegan a un acuerdo, determinará sus contenidos de forma ejecutiva. Además, dado que la agencia Moody’s ha rebajado la calificación de España manifestando sus sospechas sobre el esfuerzo fiscal de las comunidades autónomas, es de prever otro foco de tensión con ellas. Para todo ello, ZP dispone de 10 días y un solo Consejo de Ministros ordinario en medio. La tercera paradoja tiene que ver con los contenidos del gobierno económico. Existe un consenso generalizado sobre la necesidad, pero un debate profundo sobre sus consecuencias para los ciudadanos. El expresidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, que tanto ha batallado para que la Unión Europea no quedase en una mera unión monetaria, ha calificado el pacto anual sobre el crecimiento presentado por Durão Barroso como "el documento más reaccionario jamás producido por la Comisión". Y las medidas para reducir el paro en Europa, que afecta a 23 millones de personas, sencillamente han desaparecido del terreno de juego. Ni siquiera hay una alusión retórica al empleo como prioridad de la zona. Hasta donde se conoce, el gobierno económico significa un nuevo giro de tuerca sobre las condiciones de vida de la mayoría. A ver cómo lo explican. ******************************************** Economía. La UE refuerza el fondo de rescate a cambio de un duro ajuste social Andreu Missé La cumbre de los líderes del euro del pasado viernes y la madrugada del sábado acabó con mejores resultados de lo previsto para estabilizar el euro. Al final se cumplieron los objetivos de Berlín y París. Ambos países aceptaron una mayor dotación del fondo de rescate y más flexibilidad para su uso a cambio del duro ajuste social que implica la aceptación del Pacto de Euro (anterior Pacto por la Competitividad). Grecia obtuvo importantes rebajas en las condiciones de los créditos de ayuda de la UE porque aceptó nuevos sacrificios. Portugal y España se comprometieron a más ajustes y reformas. Zapatero precisó: "Seguramente haremos algunas [reformas] más que concretaré en el próximo Consejo del 24 y 25 de marzo". A Grecia se le insta a "continuar de la manera más rigurosa las reformas estructurales" y a completar "el programa de privatización por valor de 50.000 millones de euros". A cambio se le rebajó en un punto el tipo de interés de los préstamos de ayuda, del 5,2% al 4,2%, y ampliará el vencimiento de los mismos hasta siete años y medio. Supone un ahorro de 6.000 millones. Irlanda provocó la mayor polémica del cónclave y fue una de las razones por las que duró más de siete horas. El nuevo primer ministro irlandés, Enda Kenny, que también pedía un recorte de los intereses de los créditos de ayuda de la UE, se fue con las manos vacías tras un duro enfrentamiento con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, al no aceptar una subida del impuesto sociedades. Irlanda mantiene un largo pulso con la UE, por mantener un tipo del 12,5% del impuesto de sociedades, que favorece la deslocalización de empresas hacia su país. El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, señaló: "Los irlandeses no han cumplido todas las condiciones, luego no se pueden beneficiar de los tipos reducidos por el momento". El Pacto del Euro significa un compromiso por parte de los Estados para emprender profundas reformas y ajustes, cuyos resultados se revisarán cada año. Hay aspectos socialmente muy sensibles. Así, se señala que se "prestará particular atención" a medidas como la "revisión de los acuerdos de fijación de salarios, y cuando sea necesario, del nivel de centralización del proceso de negociación colectiva y de los mecanismos de indexación". En materia de empleo el pacto propugna "reformas del mercado laboral para fomentar la flexiseguridad y la reducción del trabajo no declarado" y sobre las pensiones se propone como ejemplo "el ajuste de la edad de jubilación efectiva a la esperanza de vida o mediante el incremento de la tasa de actividad". Van Rompuy ha tenido un papel destacado en suavizar los objetivos del original Pacto de Competitividad y lograr a su vez que la canciller alemana, Angela Merkel, aceptase ampliar el fondo de rescate, a lo que se había negado sistemáticamente. En este clima, los líderes acordaron que "la capacidad de préstamo aprobada de 440.000 millones de euros del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, (FEEF) será plenamente efectiva". Este fondo de carácter temporal será sustituido a partir de junio de 2013 por otro de permanente Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (MEDE) con una dotación de 500.000 millones. Más significativo aún es el acuerdo de que ambos fondos "podrán intervenir también, como excepción, en el mercado primario de deuda dentro de un programa con condicionalidad estricta". Los jefes de Gobierno de la zona euro acordaron también que todos los Estados deben contar con planes para hacer frente a "las vulnerabilidades que aparezcan en las nuevas pruebas de resistencia a la banca que deberán estar acabadas antes de verano". De la misma manera se insiste en el compromiso de reducir a un ritmo anual de una veinteava parte la cuantía de deuda pública que exceda del 60% del PIB. EL PAÍS. 14/13-3-2011 Encuesta. El Mundo El PP ya supera a PSOE en 16,5 puntos Marisa Cruz El PSOE no levanta cabeza. La distancia en intención de voto que le separa del PP se ha estabilizado en torno a los 16 puntos -en concreto 16,5 en marzo- y confirma la principal conclusión que viene repitiéndose en las encuestas realizadas por Sigma Dos para EL MUNDO desde octubre de 2010: de celebrarse mañana elecciones, los socialistas cosecharían el peor resultado de su historia y los populares, el mejor. El sondeo que hoy publicamos otorga una intención de voto del 47,9% al PP frente a un 31,4% al PSOE. Ello implica que la diferencia, que en la encuesta de febrero era de 16,1 puntos, se ensancha hasta los 16,5. O lo que es lo mismo, los populares conseguirían un 50% de votos más que los socialistas. En las generales de 2008, el PSOE logró 11,3 millones de votos y el PP 10,3. La diferencia fue de cuatro puntos y un millón de votos. Ahora, extrapolando los datos de población votante y el porcentaje de abstención de tres años, con una diferencia de 16 puntos, el PP podría conseguir 12 millones de papeletas y el PSOE quedarse con ocho. La brecha entre populares y socialistas sería enorme: cuatro millones de votos. La encuesta viene a demostrar que, pese a los esfuerzos del Gobierno por intentar trasladar a los ciudadanos una imagen de responsabilidad en relación con las reformas económicas difíciles para superar la crisis, los españoles se muestran totalmente desencantados con la política de Zapatero y su partido. El hastío que denotan estos resultados puede deberse a que la ciudadanía, pese a los vaticinios del Gobierno, no ve por ahora ni un solo atisbo de brotes verdes en la economía. La encuesta de Sigma Dos para EL MUNDO se ha realizado entre los días 7 y 9 de marzo, ambos incluidos, lo que implica que recoge el impacto del último dato de desempleo: 4.299.263 personas, con una subida de 68.260 sólo en febrero. Rodríguez Zapatero dijo el mismo día que se conoció esa cifra -el pasado miércoles, día 2- que en la segunda mitad de este año empezaría a cambiar el signo de las cosas y que en 2012 la recuperación será «sentida y vivida por todos los españoles». A todas luces su nuevo pronóstico parece haber caído en saco roto. También se incluye el efecto que ha provocado en la ciudadanía las medidas acordadas por el Consejo de Ministros para hacer frente al alza de los precios del petróleo como consecuencia de la inestabilidad que se vive en los países árabes. Ideas como la limitación de la velocidad en autopistas a 110 km/h, so pena de ser multado, han sido objeto de duras críticas que sin duda también tienen su reflejo en las encuestas. De acuerdo con los resultados del sondeo, los populares conseguirían, de acudir mañana a las urnas, ocho puntos más que lo que obtuvieron en las elecciones generales de 2008. Así pasarían del 39,9% que cosecharon entonces, a un 47,9%. Por su parte, los socialistas verían recortarse sus resultados en 12,5 puntos, cayendo desde el 43,9% de los votos que obtuvieron hace tres años al 31,4% que lograrían ahora. Con este panorama no resulta extraño que una parte de los dirigentes del PSOE, entre ellos miembros destacados de la vieja guardia, teman un resultado en las generales, que deberían celebrarse dentro de un año, por debajo incluso del 30%. Tampoco choca, a la vista de lo que vaticinan las encuestas, el miedo de los barones y candidatos socialistas que concurren a los comicios municipales y autonómicos del 22 de mayo a verse perjudicados por el rechazo que genera la política del Gobierno y de su presidente. El efecto contaminación puede constatarse en el sondeo en función de los resultados que ofrece para el PNV, la formación parlamentaria que junto a Coalición Canaria mantiene un acuerdo de apoyo al Gobierno. PNV y CC permitieron, a cambio de transferencias y beneficios para sus comunidades, la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2011, sin la cual Zapatero se habría visto obligado a la convocatoria de elecciones anticipadas. El pacto que suscribieron ambos partidos con el PSOE se extiende en realidad para lo que resta de legislatura. El PNV es, en definitiva, la única formación, además del PSOE y ERC, que ve cómo desciende su intención de voto en comparación con las elecciones generales de marzo de 2008. Los nacionalistas vascos lograrían hoy un 1% del voto frente al 1,2 que obtuvieron hace tres años. Los republicanos catalanes (ERC), que mantuvieron un pacto de gobierno con los socialistas en Cataluña, también ven descender su marca en la misma proporción. Por el contrario, Izquierda Unida se presenta como la fuerza, tras el PP, que mayor rentabilidad obtendrá de la sangría de votos de los socialistas. La formación minoritaria de izquierdas que lidera Cayo Lara vería aumentar su cosecha de votos desde el 3,8% que consiguió en marzo de 2008 hasta un 6,2%. En definitiva, su subida sería de 2,4 puntos. La tercera formación que robaría votos al PSOE es la que lidera la ex socialista Rosa Díez (UPyD). De cumplirse los pronósticos de la encuesta, duplicaría su nicho de votantes pasando del 1,2% que logró en las pasadas generales, a un 2,4%. Los nacionalistas de CiU, que han adoptado una posición crítica pero comprometida con las reformas económicas del Ejecutivo, lograrían elevar sus perspectivas en las urnas en dos décimas, del 3% al 3,2%. EL MUNDO. 13-3-2011