Dice que es Robin Hood, pero es Hood Robin

En la reciente ceremonia de la confusión, una más, de la subida de impuestos, el presidente del Gobierno afirmó que esa subida afectarí­a sobre todo a las rentas más altas. Lo dado a conocer este sábado por su ministra de Economí­a desmiente rotundamente esa afirmación. No parece ser Robin Hood, más bien Hood Robin. Como estaba cantado, el peso de esta chapuza fiscal recae sobre el IVA, impuesto indirecto y, por definición, aunque intentan hacernos creer lo contrario, regresivo e injusto.

El toque "rogre" lo da esta vez el Gobierno con una subida de tres puntos en las rentas de capital para aquellas plusvalías que superen los 90.000 euros. Las famosas SICAV, donde se refugian los más ricos y poderosos, ni se tocan. ¿Tendrá algo que ver eso precisamente, que es el refugio fiscal (no el único, hay más) de esos ricos y poderosos con que no se toquen? No seamos mal pensados, aunque ya Marx (el malo, el bueno es Groucho) decía aquello que los gobiernos son los consejos de administración de la gran burguesía. EL MUNDO.- Camps está obligado a tomar decisiones. En primer lugar, porque Rajoy le ha indicado el camino. Hoy sólo le está solicitando que aclare lo ocurrido, pero es fácil adivinar que, si no lo hace, aumentará esa presión a medida que transcurran los días. Otro motivo para actuar es la necesidad que tiene el PP de detener la revuelta interna que ha generado este caso. En Valencia se ha desatado una guerra entre algunos dirigentes por ver quién asume las culpas del tinglado montado con Álvaro Pérez, El Bigotes, y los constructores que supuestamente pagaban actos del PP valenciano. Opinión. Estrella Digital Dice que es Robin Hood, pero es Hood Robin Luis de Velasco La idea del título de esta columna no es mía. Durante una de las muchas dictaduras argentinas hubo un ministro de Economía llamado Martínez de Hoz al que se le apodó "Hood Robin" porque quitaba el dinero a los pobres para dárselo a los ricos. En la reciente ceremonia de la confusión, una más, de la subida de impuestos, el presidente del Gobierno afirmó que esa subida afectaría sobre todo a las rentas más altas. Lo dado a conocer este sábado por su ministra de Economía desmiente rotundamente esa afirmación. No parece ser Robin Hood, más bien Hood Robin. Como estaba cantado a pesar de esas afirmaciones, el peso de esta chapuza fiscal, que simplemente intenta tapar graves y crecientes agujeros presupuestarios causados en gran parte por la propia política del Gobierno, recae sobre el IVA, impuesto indirecto y, por definición, aunque intentan hacernos creer lo contrario, regresivo e injusto. El impacto sobre las rentas medias y bajas aumenta con la desaparición de la deducción de los cuatrocientos euros. Aquí el error monumental fue en el origen porque dicha deducción sólo se debió haber establecido, si para alguien, para las rentas más bajas. Como se ha señalado, el 95 por ciento del aumento de la recaudación prevista caerá sobre las clases medias y bajas, los paganos de siempre. El toque "progre" lo da esta vez el Gobierno con una subida de tres puntos en las rentas de capital para aquellas plusvalías que superen los 90.000 euros. Las famosas SICAV, donde se refugian los más ricos y poderosos, ni se tocan. ¿Tendrá algo que ver eso precisamente, que es el refugio fiscal (no el único, hay más) de esos ricos y poderosos con que no se toquen? No seamos mal pensados, aunque ya Marx (el malo, el bueno es Groucho) decía aquello que los gobiernos son los consejos de administración de la gran burguesía. No sabemos en qué previsiones macroeconómicas se enmarcan estas medidas, aunque las escasas cifras conocidas hacen suponer que son excesivamente optimistas, y en ellas brilla la falta de coherencia. Lo poco que se conoce del gasto público permite suponer que el recorte, si lo hay, será mínimo y que el despilfarro, en gran parte causado por un Estado de las Autonomías que siempre crece, no cesará. También ofrece serias dudas el momento. Se prevé que el alza del IVA sea partir de julio, momento en que, según declaraciones oficiales, la economía española empezará a crecer. Permítasenos dudar de ello. Si eso no ocurre, la subida del IVA será un factor que agudice la recesión y que aumente simultáneamente el fraude, ya enorme, en este impuesto. Terminada, en principio, una chapuza, empieza otra, que es la de buscar apoyos parlamentarios para aprobar los Presupuestos "como sea". Será otro ejemplo más de la incapacidad de este Gobierno, de su falta de responsabilidad y de su frivolidad cuando estamos en una gravísima crisis no sólo económica sino institucional y social. ESTRELLA DIGITAL. 29-9-2009 Opinión. La Vanguardia Hora de dimisiones José Antich LAS noticias que se van conociendo de la trama de financiación ilegal y de dinero negro en el Partido Popular de la Comunidad Valenciana están muy lejos de poder ser consideradas un suceso menor de corrupción política. El caso afecta de lleno además a una de las autonomías donde los populares rozan resultados de entre el 40% y el 50% de los votos en los diferentes comicios y no es exagerado decir por tanto que su dominio político es absoluto. No es la primera vez que el PP valenciano aborda desde el poder dificultades con la justicia e incluso el propio presidente de la comunidad, Francisco Camps, ha tenido que acudir a declarar por el regalo de varios trajes por parte de un personaje conocido con el apodo del Bigotes, aunque la justicia lo exoneró de culpa. Este caso de supuesta financiación ilegal es a todas luces mucho más grave y no se entendería la pasividad de Camps en la adopción de medidas drásticas. Es más: como estas no se produzcan en muy pocas horas, habrán llegado tarde. El final del debate de la comunidad que tiene el presidente a partir de hoy mismo debería ser el plazo máximo que Francisco Camps se diera. Aunque muchas veces los electores han tenido una enorme desmemoria con los casos de corrupción y hayan acabado premiando a políticos con un comportamiento muy discutible, no debería ser de recibo la ingravidez absoluta en un asunto como este. Mariano Rajoy no puede acabar perdiendo el timón de una situación política en la que muchos indicadores de la coyuntura general juegan a su favor. Sus acusaciones al Gobierno de Zapatero por una errónea política económica precisan también de gestos de autoridad que acaben con un cierto sonrojo de la ciudadanía. LA VANGUARDIA. 29-9-2009 Editorial. El Mundo Lo que tenga que hacer Camps, que lo haga pronto EL NUEVO discurso con el que la dirección del PP responde a las últimas informaciones sobre la trama Gürtel en Valencia coloca bajo el foco a Francisco Camps. Si hasta ahora Rajoy había cerrado filas con la organización valenciana, ayer le pidió «un esfuerzo» para «explicar mejor» el caso. La secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, fue incluso más allá al animar a Camps a actuar «de manera contundente». Ya adelantamos al abordar este asunto que no estábamos, como sucedió meses atrás, ante un problema de cuatro trajes. De hecho, el PP nacional entiende que no es suficiente defenderse de la denuncia de financiación ilegal limitándose a tildar de «montaje» el comprometedor informe de la Brigada de Blanqueo de Capitales. Al dar ese paso, Rajoy está admitiendo que se han podido producir irregularidades y que, por lo tanto, puede haber responsabilidades que asumir. Camps está obligado a tomar decisiones. En primer lugar, porque Rajoy le ha indicado el camino. Hoy sólo le está solicitando que aclare lo ocurrido, pero es fácil adivinar que, si no lo hace, aumentará esa presión a medida que transcurran los días. Otro motivo para actuar es la necesidad que tiene el PP de detener la revuelta interna que ha generado este caso. En Valencia se ha desatado una guerra entre algunos dirigentes por ver quién asume las culpas del tinglado montado con Álvaro Pérez, El Bigotes, y los constructores que supuestamente pagaban actos del PP valenciano. Por ejemplo, el secretario general, Ricardo Costa, ya ha hecho saber que no está dispuesto a dimitir y señala al vicepresidente primero, Vicente Rambla, por ser el contacto de El Bigotes en la Generalitat. Con todo, Costa tiene difícil salir indemne, no sólo porque es él quien controla el aparato del partido, sino porque también dirige el grupo parlamentario en las Cortes Valencianas. Según desvelamos hoy, el grupo popular pagó 123.000 euros a Orange Market por servicios sin especificar, una cantidad que según la Policía habría servido para pagar una deuda del partido a esta empresa. Pero el malestar interno también está en Madrid, donde se ha visto con recelo que Gürtel haya forzado algunas dimisiones -caso de dos alcaldes y un consejero de Esperanza Aguirre, además del tesorero nacional del PP, Luis Bárcenas- mientras en Valencia se ha optado por dejar pasar el tiempo. El problema para Camps es tremendo, porque ve cómo están salpicados directamente él -por su estrecha relación con El Bigotes- y sus hombres de máxima confianza, su número dos en las Cortes Valencianas y en el partido (Costa) y su número dos en el Gobierno (Rambla). Camps sabe mejor que nadie qué es lo que tiene que hacer. Si está convencido de la completa legalidad de las actuaciones de su Gobierno y de su partido, debe aguantar el tirón y defender a su equipo. Si tiene la menor duda y está en condiciones de demostrar que sus colaboradores actuaron a sus espaldas, debe cortar por lo sano y depurar responsabilidades. Si algo se hizo fuera de la ley con su conocimiento tendrá que asumirlas él. Quedan dos años para los comicios autonómicos y hay tiempo suficiente para cambiar la alineación. Si actúa con determinación y rapidez, el PP estaría en disposición de poder remontar el desgaste político de este caso y revalidar incluso su mayoría absoluta en la Comunidad Valenciana. Lo que de ninguna forma pueda hacer Camps es andarse con medias tintas ni mirar para otro lado. EL MUNDO. 29-9-2009

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