Diario cuarenta y tres, y cuatro

Día peronista. Uno más de una historia que nos tañe y nos tiñe. No. Perón no fue un mal necesario. Ahora recuerdo. Esto va muy en serio.

Bienvenido Fran Bueno. Al fin estás donde tenías que estar.

Un ensayo. Una clase. Siguen siendo para mi el mejor afrodisíaco. Algo en la yema de mis dedos me dice que todo lo hago para una mujer.

Celso que es Piñón. Piñón que es Mariasun. Todos somos uno y la vida sigue siendo vida, aunque este tan pegada a la muerte. Tenemos un nieto.

A veces voy medio sonámbulo por las cercanías de los lugares cada vez más imposibles.

Escribir un libro. Dejar un testimonio. ¿De qué?

Derrida. Me lo inspira. La sexualidad como fantasía y fuga. Antes de la rutina y siempre por descubrirse otra forma de amor.

Ensayo de domingo. El trono de Ricardo III es Macbeth. Hoy constato y soy un poco feliz. Las actrices son el territorio. Estoy dentro.

Siempre Goyo. Era Piazzolla. En la Sala Planeta La Opereta de Buenos Aires. Inaugure mi vida musical y Goyo se encargó de abrirme la puerta. 1970. Yo sigo escuchando a Piazzolla. Y a mi amigo.«La ansiedad por un error cometido es una mala anécdota»

Lo anecdótico y lo deductivo. La ansiedad por un error cometido es una mala anécdota. Lo deductivo es que cada vez estoy menos ansioso y no por eso reduzco las anécdotas de lo cotidiano a un lugar equilibrado. Quiero escuchar desde otro lugar. La ansiedad de los demás me sumerge en la mía. No puedo evitar el contagio.

Gritos. Llantos. Imprecaciones. Deprecaciones. La familia como infierno. Siempre queda lugar para el insulto y la desesperación. Gente nueva viejos dolores. La muerte acecha. Ese instante donde uno decide que todo se vaya a la mierda. Somos el resto. Lo que queda.

En una semana estaré en México. Añejo alimento que cada vez consumo mejor. El cansancio.

El amor y el silencio. Palabras sin alternativa de olvido. No tengo tiempo. Soy el tiempo. ¿Hay alguien ahí?

Tomo mate con Alfredo. Gedisa. Me habla de juvenecidio. En Latinoamérica se elimina por distintos medios a la juventud. El liberalismo salvaje tiene un plan y por lo que vemos lo está llevando a cabo.

Creo que el sexo tiene que ver con la biología. La orientación sexual es cultural. Cambio la palabra identidad por orientación. Me lo enseña Camila.

La madurez me ha enseñado a desear mejor. No más.

Un bar bajo la arena. José Ramón Fernández. Y es tanto lo que evoca como lo que duele. ¡Qué pena, que bien nos la pasamos!

Dice Paco de la Zaranda, “yo hago teatro porque quiero volver a abrazar a mi padre”. Yo hice Peer Gynt, para volver a llorar con mi madre. Mientras tanto admiro cada vez más a Carmen Vals.

Blanche Dubois sabe tanto de los miedos como yo de la melancolía. A veces un ensayo invita a que algo nos interpele. Aguanto y escribo.«¿Y la gente que no tiene para comer? ¿Come fútbol?»

Otra vez Macbeth. Yo ya no creo que no me voy a morir.

Me llama por Skype Felipe Botero desde Bogotá. Una hora y media hablando de la contingencia. Creo. No creo. Creo. No creo. Creo.

Claudio Garofalo. El sabe estar. Yo sé que el sabe. En la vida y en el escenario.

Una especulación. El Teatro no existe en Hegel. Bueno, quizás como carencia o como un lejano eco espiritual. Eso de la escena no le importaba mucho. Un espacio inexistente que hoy por la mañana se me ha ocurrido identificar.

Estoy atrapado en la neurosis. La de preguntar. Preguntar y preguntar y preguntar y preguntar.

¡México lindo!

Lejos. Muy lejos. ¿De dónde? Gracias Claudio Magris.

México. Paseo de la Reforma. Enrique me lustra los zapatos y me cuenta su vida. Chapultepec me ofrece 500 años de un árbol y yo imagino Tenochtitlan como laguna y no como zócalo. Se ve que hace 500 años Dios no tenia que dirigir el tráfico y hacia cosas más interesantes.

Martain. Algo nos convoca. Una vieja fidelidad se actualiza. Nunca dejo de saber que él ha sido y será Ricardo III. Yo no dejo de creer en él. No dejo de agradecerle que sea un actor de los que me gustan.

Seminario. Una escalera muy angosta. Mas amplia es la mirada de los alumnos que me esperan. Dar clase. Un miedo que me gusta. No puedo escaparme, voy a seguir dando pensamiento y palabra a pesar de todo.

¿Porque otro Seminario? El arte del actor como testimonio y resistencia. Para los mas generosos, solidarios y sensibles. Pero también para mezquinos y mediocres.

Jorge Sandoval. Me mira y le creo. Pone Adiós Nonino y ya sé que será mi amigo. Quizás no me equivoque.

Cuando haces una pausa en una máquina, presionas un botón y se detiene. Cuando hace una pausa un actor es cuando algo comienza.

Teotihuacan. Con Carla y Ernesto. El imperio no contraataca. Sin embargo, lo veo por todos lados. Incluso en el discurso de mis amigos. Hoy soy Moctezuma.

ENAT. Todos profesores de actuación. Contra quien peleo. Algo me atrapa y me expulsa. Un saber difícil de distribuir. Será que no tengo ninguna riqueza. Un alumno sí. Escuchaba. Muy comprometido con mi relato. Me da su comida. Me entrega aquello que era para el y me exige que lo reciba. Lo acepto. Como en el hotel y lloro.

Luz pone Luz y testigos y tantas ganas que su personaje flota por encima de ella y aterriza. Flota y regresa. Aunque se vaya por la ventana regresa. Allí donde la espera Paloma algo empieza. Voló. Sin anticipar porque manda la acción. ¿Dónde lo aprendió? ¿Dónde está el profesor gordo estúpido y equivocado?

Siempre Goyo. 1979. Aquí cuando era DF empezó Baruj Spinoza. El me lo presentó. “El hombre libre busca apartar lo que se opone al conocimiento: Odio. Ira. Envidia. Burla. Soberbia”

De Uber en Uber y esto es así. En esta ciudad nadie va a ningún lado caminando. CITRU. Arturo Ruiz. La Feria del Libro Teatral. Soy Maestro, pero no de Clases Magistrales. El ruido no me deja pensar.

Como es habitual, Gedisa está y también no está. Hay muchas Gedisas en cada uno de mis libros. A veces me toca la buena y a veces la no tan buena.

Repetir para no Repetir. Ernesto Anaya dice el Filósofo de la Técnica. Me gusta tanto que lo diga como saber que no lo soy.

Me hablan de Jorge Valdano. No puedo responder. El se escurre entro los pliegues de su prestigio. Aparece y desaparece y hay preguntas que nunca podré hacerle. A pesar de todo hay algo inmarcesible. Borges tiene razón.

Llueve en Buenos Aires. Boca y River ahogan la pasión. La pasión flota. Nunca se ahoga. Renace. ¿Y la gente que no tiene para comer? ¿Come fútbol?

Chejov. Tío Vania. Janneth, la mujer de Monterrey y Mileth. Si y no del comienzo al final. En la cuerda floja todo el tiempo. Casi un milagro. Los rayos de sol que entran en Lima por una ventana y se expanden hasta aquí. Mares negros en los ojos. Se diluyen. Se expanden. Se van. Raros y vacilantes. Personajes de los paraísos perdidos. Muy lejos. ¿De dónde? Otra vez Magris.

CUT. UNAM. Otro Espinosa. Mario. “Quería escucharte” Así lo hace. Me aguanta ocho horas y en muchos momentos yo hablo para él.

Aeropuerto. Una y otra vez deseamos creer en que podrá haber continuidad de lo que hemos hecho durante diez días. Una estructura que copia la escuela de Madrid puede ser un buen intento. Debemos intentarlo.

Luciana Silveira. “Me presentaste con una parte de mí, eso y no otra cosa para mí es un maestro.”

Me acuerdo de Irene. Tiene su pradera. Me acuerdo de Irina. Va detrás y la alcanza con técnica y respeto. México.

José Camacho. José Luis Espinoza. Los relámpagos de agosto. Jorge Ibargüengoitia.

Animales empapados con sueño. Cansancio y hambre.

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