El peso de la deuda de las empresas sobre su facturación se dispara un 40% en sólo un año

Devorados por la deuda

Durante los años de crecimiento, el desarrollo se ha sustentado, no en la innovación, el incremento de la roductividad o la reinversión, sino en un infernal bucle de recurso permanente a la financiación exterior, acumulación de créditos y sobreendeudamiento. Mientras el dinero fluía barato y abundante, las empresas podían crecer más recurriendo a nuevos créditos e incrementando su endeudamiento. Cuando, con la crisis, los bancos han secado el crédito, el peso de la deuda devora a las empresas. Según los datos del Banco de España, en 2008 el porcentaje de la facturación de las empresas puesto al servicio de la deuda aumentó un 40% y se lleva ya siete de cada cien euros generados con el desarrollo de su actividad ordinaria. Mientras los ingresos y los beneficios crecían a ritmos de dos dígitos, el peso de los gastos financieros en sus balances se mantendría a raya. Pero ha bastado un ejercicio de caída de la actividad económica y, en consecuencia, de descenso de los ingresos empresariales para demostrar la fragilidad de este planteamiento. Este fuerte incremento en los recursos que las empresas deben poner al servicio de la deuda se explica tanto por la caída de su facturación como por el incremento de las cargas asociadas a la financiación de la deuda, según explica el Banco de España. Estas últimas se elevaron un 18,9% en 2008, explicadas a partes iguales por el mayor endeudamiento y por la subida de los tipos de interés. Hasta el punto de que el beneficio neto de las empresas no financieras descendió en 2008 un 24%. Estamos ante un trasvase de rentas, que primero se produce desde los bolsillos de los trabajadores al capital, pero que inmediatamente vuela desde el capital productivo hacia los grandes bancos, que se apropian, por medio del “recorte del cupón” financiero, de una buena parte de la ganancia industrial.

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