Devaluar el euro: ¡he ahí­ la solución!

«Se pueden imaginar dos maneras en que estalle la zona euro: bajo una forma atenuada, algunos paí­ses en problemas deciden irse, esperando ganar así­ un margen de la competitividad (ví­a precios de exportación); de una forma más grave, Francia y Alemania deciden poner fin a la unión monetaria. Ni una ni otra son muy plausibles.»

Pero Alemania arrastra los ies. Angela Merkel se debate entre dos tendencias políticas. La de los extremistas del poder alemán, los seguidores de Peter Sloterdijk, que consideran que su país habiendo recuperado su potencia de antaño y olvidado sus complejos, ya no necesita a Europa, al menos a esta Europa con los países del "Club Med". La de los más realistas, que saben que Europa sigue suponiendo más del 60% de sus exportaciones, y que saben también que los datos fundamentales alemanes no son tan buenos y queda mucho por hacer. Pero en última instancia, Angela Merkel sigue "jugando" en Europa y en el euro. También se puede pensar que tiene otra idea en mente al tener que rogarle para cada nuevo paso adelante. ¡Bajar el euro! (LE MONDE) BREAKING VIEWS.- La política económica de América Latina se ha desviado hacia los extremos. Con Hugo Chávez en Venezuela y Sebastián Piñera en Chile liderando la izquierda y la derecha, pocos países emplean en este momento un término medio del Consenso de Washington o sus variantes. Las raíces y beneficios de las políticas extremas se están mostrando, pero los resultados completos tendrán que esperar a la contracción del crédito en 2011. Francia. Le Monde Devaluar el euro: ¡he ahí la solución! Jean Matouk Se pueden imaginar dos maneras en que estalle la zona euro: bajo una forma atenuada, algunos países en problemas deciden irse, esperando ganar así un margen de la competitividad (vía precios de exportación); de una forma más grave, Francia y Alemania deciden poner fin a la unión monetaria. Ni una ni otra son muy plausibles. Imagínese que Grecia, Irlanda y Portugal decidieran regresar a sus dracmas, libras y escudos. Estas monedas se hundiría inmediatamente en comparación con otras, y darían lugar a males mucho más violentos que las pequeñas ventajas para la exportación. ¿Dónde están las capacidades industriales que les permitirían volver a exportar masivamente? Los turistas acudirían probablemente en masa a Grecia. ¡Pero ya son demasiado numerosos! ¿Y que podría hacer una caída del 30% o 40% frente a los precios chinos de importación? Por contra, el aumento en el precio de las materias primas y el petróleo importados generarían una alta inflación, lo que reduciría aún más el poder adquisitivo, ya afectado por las medidas de austeridad. Más importante aún, el pago de su deuda en euros se convertiría en insostenible. Por su parte, ni Francia ni Alemania tienen ningún interés en la disolución de la zona. Francia, por las mismas razones que los países mencionados: la devaluación de más del 180% del franco frente al marco entre 1949 y 2000, nunca permitió reequilibrar nuestra balanza comercial. En cuanto a Alemania, por el contrario, la apreciación inmediata de su marco frenaría drásticamente sus exportaciones tanto a los países de Europa como a Asia. Pero ¿qué debemos hacer entonces para consolidar la zona euro? Pasos importantes ya se han dado. En primer lugar, la decisión de salvar a Grecia y crear un fondo de 750.000 millones de euros, y ayudar a Irlanda, en esta ocasión con la decisión de crear, a partir de 2013, un sistema sostenible de apoyo a los países de la zona. Otro paso importante es el control a priori, sin verdaderas sanciones todavía, excepto la publicidad de los avisos, sobre los presupuestos nacionales. Todos los países, por otra parte, se han comprometido con las políticas de austeridad fiscal –el término "rigor" en boga en Francia es inadecuado–: los fondos públicos siempre deben ser gestionados cuidadosamente – lo que ayuda a tranquilizar a los mercados. Estas curas de austeridad son, en ocasiones, excesivas, ya que lastran la recaudación tributaria, desacelerando el crecimiento económico. Pero todo esto muestra una cierta voluntad política común. El siguiente paso, dado por Jean Claude Junker y Giulio Tremonti, pero aún lejos de ser políticamente aceptado, debería ser la emisión de eurobonos, que constituiría un mercado profundo y líquido de deuda pública, los Estados podrían abastecerse en el fondo así constituido, obviamente bajo condiciones diferentes en función de su situación, pero ya no estarían directamente en primera línea frente a los mercados. Pero Alemania arrastra los pies. Angela Merkel se debate entre dos tendencias políticas. La de los extremistas del poder alemán, los seguidores de Peter Sloterdijk, que consideran que su país habiendo recuperado su potencia de antaño y olvidado de sus complejos, ya no necesita a Europa, al menos a esta Europa con los países del "Club Med". La de los más realistas, que saben que Europa sigue suponiendo más del 60% de sus exportaciones, y que saben también que los datos fundamentales alemanes no son tan buenos y queda mucho por hacer. Pero en última instancia, Angela Merkel, sigue "jugando" en Europa y en el euro. También se puede pensar que tiene otra idea en mente al tener que rogarle para cada nuevo paso adelante. ¡Bajar el euro! ¿El descenso del euro sería entonces un objetivo? En cuanto a las dudas de Angela Merkel, se trata de una hipótesis muy audaz. Pero en contra de la opinión mayoritaria en los comentarios, el descenso del euro a raíz de los dos ataques a la deuda griega e irlandesa, en última instancia es una buena cosa. Nos olvidamos demasiado a menudo que el euro se puso en marcha en 1999 a 1,15 dólares. Se llegó a 0,83 dólares a finales de 2000, pero ha vuelto a subir, con un corto hundimiento en el período 2005-2006, a niveles cercanos a 1,6 dólares, lo que no tienen ningún efecto en la zona euro, pero conduce a golpes mortales contra las exportaciones fuera de la región. A principios de 2010, todavía estaba en 1,44 dólares. Hace falta que nuestra moneda común salga del papel de cabeza de turco del dúo dólar-yuan, y regrese de nuevo a los 1,15 o 1,20 dólares. Tanto el programa de "imprimir dinero" de la Reserva Federal de EEUU (Fed), el famoso "QE 2", como el anuncio de la ayuda concedida por China a Grecia y Portugal, han dado como resultado que vuelva remontar. Si una crisis portuguesa y una amenaza para España son la única manera de volver a una paridad soportable, uno se ve obligado a decir que son deseables. LE MONDE. 29-12-2010 R. Unido. Breaking Views Corrientes políticas latinoamericanas Martin Hutchinson La política económica de América Latina se ha desviado hacia los extremos. Con Hugo Chávez en Venezuela y Sebastián Piñera en Chile liderando la izquierda y la derecha, pocos países emplean en este momento un término medio del Consenso de Washington o sus variantes. Las raíces y beneficios de las políticas extremas se están mostrando, pero los resultados completos tendrán que esperar a la contracción del crédito en 2011. Los países latinoamericanos han tendido históricamente a seguir políticas económicas similares. Entre 1960 y 1980 hubo un considerable control del Estado -a menudo por gobiernos no democráticos- con una fuerte financiación estatal para la industria pesada. En los 90, las políticas centristas del Consenso de Washington estaban en auge. Con los subsidios y la reducción de las barreras arancelarias, la industria se privatizó y la interacción económica entre los países se elevó. Pero siguió el control central de las políticas económicas, los pobres sistemas de educación, el clientelismo, la corrupción y un fuerte gasto público. La baja persistente de los precios de los productos básicos impidió el despegue de Asia y el aumento de la polarización del ingreso. Desde 2002 los precios de los productos básicos se han disparado, eliminando la mayoría de las restricciones sobre las finanzas de los gobiernos. Esta liberalización se ha usado en Venezuela y Argentina para ampliar el gasto público, expropiar bienes privados cuando los fondos se ponen tensos. Bolivia, Ecuador y Nicaragua se han unido a este grupo que ha tenido un éxito económicamente desigual. Las proyecciones de The Economist sugieren que Venezuela sigue sumida en un declive, mientras que Argentina ha reanudado el crecimiento con rapidez tras la recesión de 2008-2009. En el otro extremo está Chile, que incluso bajo el Gobierno de centro-izquierda de Michelle Bachelet crea un fondo de estabilización de 19.000 millones de dólares que amortiguó la crisis y e impulsa una política de crecimiento de libre mercado. Colombia se une a este grupo y Perú da muestras de ello. Brasil y México siguen siendo imponderables. Brasil privatizó en los 90, pero ha elevado el gasto público. La presidenta Dilma Rousseff ha indicado que quiere una mayor intervención estatal en la economía. México, pese al Gobierno de centro-derecha, no ha privatizado el sector eléctrico. La continuación del dinero barato puede dirigir a ambos hacia la izquierda. BREAKING VIEWS. 29-12-2010

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