Deuda griega, banca alemana y francesa

«Las Cajas de Ahorro francesas, y sus equivalentes alemanas, la KfW, serí­an solicitadas para acordar los préstamos, para garantizar las compras de bonos del Tesoro griego por bancos privados, o incluso para comprarlas ellas mismas».

La ministra de economía y finanzas, Cristine Lagarde, sugirió el domingo en Euroe 1 que el plan de ayuda podría exigir “bien de socios privados, bien de socios públicos, bien de ambos a la vez”. Los dos bancos europeos más activos en los mercados de la zona euro, el alemán Deutsche Bank y el francés BNP Paribas, son vistos por los poderes públicos (LE MONDE) THE NEW YORK TIMES.- En Nevada, el desempleo es del 13% y el 70% de los propietarios con hipotecas deben por sus casas más de lo que valen, lo que en la jerga de la industria se conoce como estar "bajo el agua." Puesto que la combinación entre el desempleo y los préstamos bajo el agua es el principal motor de ejecución hipotecaria, muchos habitantes de Nevada están claramente en alto riesgo de perder sus hogares, al igual que los propietarios de viviendas en los otros cuatro Estados. Francia. Le Monde Los bancos alemanes y franceses se movilizan para salvar a Grecia Cécile Calla Ángela Merkel aseguraba el domingo 28 de febrero que “ninguna decisión ha sido tomada todavía”. Pero ello no es obstáculo: los preparativos para dar apoyo a Grecia en caso de absoluta necesidad se aceleran. Olli Rehn, el comisario europeo de asuntos económicos y monetarios, debe presentarse el lunes en Atenas para examinar con los dirigentes griegos nuevas medidas de saneamiento. La canciller alemana debe, por su parte, recibir al primer ministro socialista griego, Georges Papandreu, el viernes 5 de marzo en Berlín. Con Alemania a la cabeza, los países de la zona euro no quieren moverse sin estar seguros de que el gobierno pone toda la carne en el asador para reducir el déficit en 4 puntos del PIB a lo largo 2010. “Grecia debe hacer sus deberes”, martilleó la señora Merkel, el domingo por la tarde en la cadena pública alemana ARD. Jean Claude Junncker, presidente del Eurogrupo, que reunió a los ministros de finanzas de la zona euro, está en la misma onda. “Grecia debe intensificar los esfuerzos para limitar su déficit público”, afirmó el sábado al diario griego Eleftheortypia. “Grecia debe comprender que los contribuyentes alemanes, belgas o luxemburgueses no están dispuestos a correr con gastos extras por las erróneas políticas presupuestarias griegas”, añadió Una manera de acentuar todavía más la presión sobre el gobierno griego, en un momento donde éste se apresta a endurecer su plan de ajuste: un alza del IVA, y de los impuestos sobre los productos de lujo y la energía están en estudio, así como nuevos recortes en el tratamiento a los funcionarios. Después de mostrarse reticente, Grecia pretende actuar de aquí a la próxima reunión de ministros de finanzas europeos, el 15 o 16 de marzo. En espera, los Estados de la zona euro quieren redoblar sus esfuerzos a fin de estar preparados en caso de necesidad. Todos los países del euro estarían más o menos dispuestos a saltarse financieramente la prohibida solidaridad, tras la última cumbre de jefes de Estado y de gobierno, el 11 de febrero en Bruselas. Las próximas semanas son consideradas como cruciales, Atenas espera sacar al mercado numerosas emisiones de deuda desde hoy hasta finales de abril. Igualmente, una operación de refinanciación así, según rumores de mercado no confirmados por las autoridades griegas, sería probable en los próximos días. ¿Se acerca el momento donde puede ser necesario pasar a la acción? Ni el montante –del orden de 20 a 25.000 millones de euros– ni las modalidades precisas de un eventual plan de ayuda han sido todavía acordadas. Pero múltiples opciones están en estudio. El dispositivo de ayuda podría tomar la forma de préstamos bilaterales acordados voluntariamente por los Estados en el seno de la zona euro. Las Cajas de Ahorro francesas, y sus equivalentes alemanas, la KfW, serían solicitadas para acordar los préstamos, para garantizar las compras de bonos del Tesoro griego por bancos privados, o incluso para comprarlas ellas mismas. La ministra de economía y finanzas, Cristine Lagarde, sugirió el domingo en Europe 1 que el plan de ayuda podría exigir “bien de socios privados, bien de socios públicos, bien de ambos a la vez”. Los dos bancos europeos más activos en los mercados de la zona euro, el alemán Deutsche Bank y el francés BNP Paribas, son vistos por los poderes públicos como los socios naturales para reestructurar la deuda de Grecia. Las negociaciones resultan muy delicadas debido a las reticencias alemanas. “Tenemos un Tratado cuyos términos no permiten pagar para rescatar a los Estados con dificultades”, repitió la señora Merkel el domingo. La canciller alemana debe hacer frente a una opinión pública hostil a la idea de una intervención en favor de un país que ha maquillado desde hace tiempo sus estadísticas oficiales. Y considera que no hay que actuar más que como último recurso, en la hipótesis de que el gobierno griego no fuera capaz de convencer a los inversores. Sea cual sea la vía escogida para ayudar a Grecia, la señora Merkel sabe que corre el riesgo de sufrir una demanda ante la corte constitucional de Karlsruhe. En 1998, esta alta magistratura, llevada a pronunciarse sobre la moneda europea a raíz de una demanda, dio una interpretación muy restrictiva de la cláusula de “no rescate”, que prohíbe, en el tratado de Mastrich, el rescate de un Estado de la zona euro. “Incluso las garantías contraídas por la banca pública KfW comprometen las finanzas del Estado”, subraya un alto funcionario alemán. Por otra parte, numerosas cuestiones políticas faltan por clarificarse a ojos de los responsables alemanes: ¿cómo evitar que una crisis así se repita? ¿Quién garantiza que Grecia no volverá a las andadas dentro de un año? ¿Quién vigila el programa de austeridad de Atenas? “No existe más que el Fondo Monetario Internacional con experiencia en esta clase de situaciones”, se observa desde Berlín. Un diputado cristiano-demócrata ha explicado que Alemania deberá, en caso de ayuda, “controlar ella misma” la eficacia del programa de reestructuración griego. Pero una condición así amenaza con levantar resistencias políticas en Atenas. “Vistas las tensiones actuales entre las opiniones públicas de nuestros dos países, ¿es verdaderamente inteligente enviar inspectores alemanes a Atenas?”, se pregunta un alto funcionario. La crisis griega y sus eventuales consecuencias sobre la estabilidad del sistema financiero mundial inquietan mucho más allá del Viejo Continente. La Casa Blanca ha hecho saber este viernes que el presidente. Barack Obama, recibirá, el 9 de marzo, a Georges Papandreu. LE MONDE. 1-3-2010 EEUU. The New York Times Las ejecuciones hipotecarias continúan… El presidente Obama fue a Henderson, Nevada, el otro día para mostrar a los estadounidenses que estaba dispuesto a responder a las peticiones de ayuda de propietarios de viviendas en apuros (y tal vez para dar un impulso a la re-elección del senador Harry Reid). Anunció un esfuerzo de 1.500 millones de dólares para evitar ejecuciones hipotecarias en los cinco Estados más afectados por la crisis de la vivienda –Nevada, Arizona, California, Florida y Michigan– mediante la transferencia de dinero a los programas que desarrollan y llevan a cabo los organismos públicos de vivienda en los Estados apuntados. La audiencia en Henderson aplaudió el anuncio, y es comprensible. En Nevada, el desempleo es del 13% y el 70% de los propietarios con hipotecas deben por sus casas más de lo que valen, lo que en la jerga de la industria se conoce como estar "bajo el agua." Puesto que la combinación entre el desempleo y los préstamos bajo el agua es el principal motor de ejecución hipotecaria, muchos habitantes de Nevada está claramente en alto riesgo de perder sus hogares, al igual que los propietarios de viviendas en los otros cuatro estados. Así que fue bueno ver a Obama centrándose en ayudar donde más se necesita. Sin embargo, aún quedan dos grandes problemas. En primer lugar, el nuevo plan debe ser aplicado de forma rápida y eficiente para que sea algo más que una estratagema de relaciones públicas, y aún no hay un calendario. En términos más generales, no está todavía claro si la administración se da cuenta de que la importancia del plan reside no sólo en lo que podría hacer por un puñado de Estados, sino en la orientación que debe establecer a nivel nacional. Los 75 mil millones de dólares del programa contra embargos de la administración, que subvenciona a los prestamistas para que reelaboren los préstamos incobrables, ha sido una gran decepción. Una razón es que su método habitual de modificación de los préstamos –reducir el pago mensual mediante la reducción de la tasa de interés– no funciona bien para los prestatarios desempleados y bajo el agua. Los propietarios desempleados a menudo no pueden hacer los pagos, aun reduciéndolos, y los prestatarios con préstamos bajo el agua necesitan reducciones del principal para tener éxito en el largo plazo, no tasas más bajas. Y, sin embargo, la administración se resiste a renovar el programa, por su costo y complejidad. Otro obstáculo es que los bancos son generalmente reacios a modificar los préstamos mediante la reducción de capital, ya que les obliga a contabilizar grandes pérdidas por adelantado, que preferirían posponer. En, por lo menos, un reconocimiento tácito de esas cuestiones, Obama dijo específicamente que el esfuerzo de los cinco Estados se destinará a la ayuda a los propietarios que están sin trabajo y bajo el agua. Para ayudar a los propietarios desempleados, los Estados podrían utilizar el dinero para préstamos para cubrir los pagos de la hipoteca, un enfoque utilizado con éxito en Pennsylvania. Como el desempleo seguirá siendo alto durante mucho tiempo, el Sr. Obama debería considerar un programa nacional de este tipo. Está menos claro cómo el nuevo fondo podría ayudar a los prestatarios bajo el agua. ¿Por qué los Estados iban a tener éxito en la negociación para las reducciones del principal cuando la administración no ha sido capaz de persuadir u obligar a los bancos a hacerlo? Sin embargo, ahora que Obama ha fijado el objetivo de ayudar a los prestatarios bajo el agua, corresponde a la Administración –mediante la colaboración con los Estados o mediante la modernización de sus propios esfuerzos– hacer que suceda. A los bancos no le va a gustar. Pero la alternativa es más ejecuciones de hipotecas, nuevas reducciones de precios y –si el mercado de la vivienda continúa bamboleándose– poner en peligro la recuperación económica. Por sí mismo, el nuevo plan de Obama para Nevada y otros Estados es demasiado pequeño como para provocar una reducción significativa en las ejecuciones hipotecarias. Pero por el objetivo de ayudar a los prestatarios desempleados y bajo el agua, va en la dirección correcta, si el gobierno está dispuesto a fijar un nuevo rumbo. THE NEW YORK TIMES. 28-2-2010

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