Según denuncian los sindicatos, estos despidos, que ya han impactado en ciudades como Alcorcón, Málaga, Sevilla y Zaragoza, forman parte de una estrategia empresarial para reducir costes a costa de los derechos de los empleados más veteranos. La empresa ha justificado las salidas argumentando «bajo rendimiento», pero los representantes sindicales sospechan que se trata de una táctica para reemplazar a estos trabajadores por personal con contratos más precarios y condiciones laborales menos favorables.
Uno de los puntos más críticos es la supuesta represión sindical que la compañía estaría ejerciendo. Los sindicatos aseguran que, junto con los despidos, Ikea ha intensificado sus acciones contra la organización sindical, llegando a acosar a representantes y dificultando sus labores en las tiendas. Recientemente, un tribunal de Málaga falló a favor de una trabajadora que fue discriminada por su actividad sindical, aunque esta sentencia no ha frenado la supuesta campaña de represalias. Desde el SOA (Sindicato Obrero Aragonés) destacan que “también se intentó iniciar un procedimiento sancionador contra el delegado de nuestra sección sindical en el centro de trabajo, que tuvo que ser abortado por la empresa ante la falsedad de lo que se imputaba al trabajador”.
El panorama es aún más preocupante si se considera que Ikea sigue contratando nuevo personal, tanto para sus tiendas físicas como para su plataforma digital, lo que ha generado mayores suspicacias. Los sindicatos temen que la empresa esté buscando eliminar a los empleados con más derechos adquiridos para sustituirlos por una fuerza laboral más vulnerable y menos organizada. Esta situación ha encendido las alarmas en el sector, que ve en Ikea un ejemplo de las malas prácticas laborales que comienzan a extenderse entre grandes multinacionales en España.
Este conflicto ha generado un clima de tensión y preocupación no solo entre los trabajadores afectados, sino también entre aquellos que temen ser las próximas víctimas de una empresa que, a pesar de sus beneficios económicos, parece estar sacrificando el bienestar de sus empleados en nombre de la rentabilidad.