La industria aeronáutica española y 45.000 empleos en peligro

Desmantelamiento a la francesa

El próximo 1 de abril finaliza el proceso iniciado por el consorcio europeo EADS para la integración de la División de Aviones de Transporte Militar (MTAD) bajo el paraguas de Airbus, el mayor constructor de aviones del mundo, con sede en Toulouse (Francia). En la práctica significa la pérdida del control de la única unidad de EADS dirigida í­ntegramente por España -heredera de la tecnologí­a desarrollada durante años por Construcciones Aeronáuticas (CASA)-. Más de 45.000 empleos están en juego.

Más de un siglo de construcción aeronáutica esañola, uno de los sectores estratégicos de nuestra economía y uno de los sectores con más proyección de futuro (las previsiones apuntan a un volumen de negocio de más de 20.000 millones de euros en los próximos años), está en serio peligro de desaparecer bajo el “paraguas francés”. La integración de MTAD en Airbus supone el fin del control español sobre la única unidad de EADS, Airbus Military, dirigida íntegramente por España. Y amenaza en nuestro país directamente a 4.500 empleos directos de alta cualificación y otros 40.000 de la industria auxiliar.España puede pasar de fabricar los estabilizadores horizontales de los aviones, ensamblarlos y realizar las pruebas de vuelo a convertirse en un simple actor secundario; y lo que es más importante desde el punto de vista estratégico de futuro, el destino del sector, tanto de su desarrollo estratégico como la investigación y la industria auxiliar, así como el de los miles de puestos de trabajo que dependen del mismo están a punto de pasar a depender de manos extranjeras, y en concreto de las dos grandes potencias, Francia y Alemania, que controlan el consorcio aeroespacial europeo.Una silla demasiado cara. Algunos medios vinculan directamente el final de una CASA española como parte del pago que el gobierno de Zapatero estaría haciendo por la silla “cedida por Sarkozy” en la reunión del G-20. Zapatero ya habría pagado una primera factura de apoyo a las posiciones de “Sarko” en los foros internacionales y en la UE.Ahora podemos ver, una vez más, las consecuencias de entregar los sectores estratégicos de la industria a las multinacionales y potencias extranjeras. Una política de “pan para hoy y hambre para mañana” que acaba pasando factura, sobre todo en épocas de crisis, cuando las metrópolis monopolistas concentran las medidas “proteccionistas” en su propio país y descargan los costes de la crisis en los países dependientes o “colonizados”.

Deja una respuesta