El conflicto energético entre Brasil y Paraguay

Desencuentro entre Lula y Lugo

Ayer los presidentes de Brasil y Paraguay, Luiz Inácio Lula da Silva y Fernando Lugo, se enfrentaron a la prensa, serios y cansados. «No hemos llegado a ningún compromiso», dijo Lugo en una conferencia conjunta en la base aérea militar de Brasilia, antes de viajar al estado de Mato Grosso do Sul, para participar de la inauguración del tren del Pantanal, un proyecto turí­stico que une a las dos naciones.

No fue osible, pero los dos mandatarios se esforzaron en dejar en claro que el diálogo sigue abierto. «Discutimos Itaipú porque no hay temas que sean tabúes en nuestra relación. Es un tema sensible para Paraguay y para Brasil, pero estamos dispuestos a conversar. No hay nada que no pueda ser discutido entre nosotros». Para garantizar que la negociación continuará, los dos mandatarios accedieron a añadir a su agenda una segunda reunión, la segunda semana de junio, en Asunción. La cita les dará unos 45 dí­as a los técnicos de cada paí­s para reintentar nuevas fórmulas, nuevas soluciones.La modificación del tratado que busca Lugo apunta a dos aspectos clave. Por un lado, reclama una mejora en el precio de la energí­a excedente que Paraguay le cede a Brasil. Y, por otro lado, pretende que se deje sin efecto la cláusula por la cual la única compradora de la energí­a no utilizada es la empresa Electrobras. Paraguay quiere disponer libremente del excedente para comercializarlo con otros compradores brasileños o con los paí­ses vecinos. El año pasado Paraguay cobró US$ 120 millones por la cesión de energí­a a Brasil. Pero si esa energí­a se hubiera vendido en mercado brasileño no regulado, los ingresos habrí­an sido entre 3 y 4 veces superiores.Paraguay es dueño de la mitad de las dos represas más grandes de Sudamérica: Itaipú (compartida con Brasil) y Yaciretá (cmpartida con Argentina) Entre ambas, son capaces de producir 110.000 GWh de electricidad cada año, de los cuales 55.000 le pertenecen a Paraguay. Sin embargo, el consumo de electricidad paraguayo es de 4.400 GWh anuales y es el segundo paí­s de menor consumo de electricidad en América del Sur, luego de Bolivia.»Tanto para Brasil como para Paraguay el tema de Itaipú es una cuestión sensible», explicó Lula, luego de que su colega paraguayo destacara insistentemente que no habí­a renunciado a ninguna de las reivindicaciones sobre la hidroeléctrica de Itaipú. Lugo se encuentra bajo fuerte presión de la oposición y los medios paraguayos para cumplir su promesa de campaña y renegociar el tratado de Itaipú. Actualmente Paraguay sólo consume el cinco por ciento de lo que produce Itaipú; el 45 por ciento restante se lo vende a Brasil por un promedio de 45 dólares el megavatio/hora. En 2007, el 95 por ciento de la energí­a de Itaipú representó un 20 por ciento del consumo interno brasileño. Pero según el gobierno paraguayo, el dinero apenas pasa por sus manos ya que deben utilizar la mayor parte para pagar la millonaria deuda que mantienen con Brasil.En 1973, Brasilia asumió solo la construcción de la represa y aportó unos 50 millones de dólares extras para poner en funcionamiento la empresa binacional que se encarga de la administración. A cambio, Paraguay aceptó venderle todo el excedente de su 50 por ciento de la energí­a hasta el año 2023, cuando quedarí­a saldada la deuda con el Estado brasileño.Esa es la cláusula que Paraguay quiere renegociar, cambiar los términos de la deuda y revisar el precio preferencial que paga Brasil por la energí­a paraguaya. Brasilia paga alrededor de 300 millones de dólares por año y, según la propuesta de Lugo, la cifra deberí­a acercarse a los 2000 millones de dólares.Aunque decepcionado, ayer el ex obispo intentó mantenerse optimista. «Valoramos que hemos instalado una mesa de conversación, de diálogo respetuoso, de negociación en referencia a las reivindicaciones paraguayas, como el caso de la hidroeléctrica de Itaipú», aseguró. Pero puertas adentro hizo saber su malestar al negarse a firmar tres acuerdos de cooperación que habí­a preparado el gobierno brasileño. Según la prensa brasileña, los acuerdos no tocaban los temas en discusión.Al ser recibido por el presidente del Senado Federal, José Sarney, Fernando Lugo abogó por el avance en el progreso de integración polí­tica, económica y social de América del Sur.»Somos un paí­s que tiene una cultura agroexportadora y tenemos que dar un paso en el rumbo de la industrialización. Los paí­ses que ya consiguieron dar ese paso, como Brasil, pueden ayudarnos. A nadie conviene tener un vecino pobre», aseveró Lugo.Para los medios paraguayos, fue la forma de protestar de Lugo, sin patear el tablero y romper la negociación. «No hay razón para firmar tres acuerdos ahora y cuatro después. Mejor firmar un acuerdo general», respondió el mandatario. Pero el acuerdo general será un hueso duro de roer para el golpeado Lugo. Aun si consigue convencer a Lula, también necesitará ganarse el apoyo del Congreso brasileño, cuyo Senado está controlado por caciques regionales, proteccionistas y conservadores.

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