Entrevista a Mohamed Sidati

«Desde Napoleón, la polí­tica española ha dependido de Francia»

Un dí­a antes de la celebración de la Cumbre la policí­a marroquí­ reprimí­a duramente una manifestación pací­fica en la ciudad de Dajla, y el recibimiento en El Aaiun de los once activistas que volví­an del Campamento de Refugiados. Mohamed Sidati es Ministro Delegado para Europa y miembro del Secretariado Nacional del Frente Polisario.

¿Cómo valora el resultado de la I Cumbre UE-Marruecos? Para los saharauis es bastante ambigua. Por una arte la UE que quiere estrechar sus relaciones con Marruecos, pero por otro lado la misma UE insiste sobre el respeto de los Derechos Humanos por parte de Marruecos. Al mismo tiempo los criterios para que un país pueda tener un estatuto privilegiado con la UE son el respeto de los Derechos Humanos. ¿Cumple Marruecos con esto?, por supuesto que no. Está la persecución de la libertad de expresión con la prensa, pero sobretodo está el Sáhara Occidental, que es un país ilegalmente ocupado en relación con el Derecho Internacional, donde Marruecos perpetra violaciones de estos derechos gravísimas. No creo que el momento fuera el oportuno. Hubo países que han forzado para que la UE otorgue este estatuto a Marruecos, que son Francia, durante cuya presidencia europea se aprobó, y España que estaba intentando ser anfitriona. Europa está dañando los propios principios fundadores de la UE al aceptar este “forcing”. ¿Cuáles son los intereses materiales que han movido esta Cumbre? Por una parte Francia ha apostado por Marruecos en su política neocolonial. Entre ellos existen relaciones que van desde lo más noble a lo más sórdido, y esto en detrimento de sus relaciones con otros países del Magreb. Muchas empresas, e incluso el Estado y la clase política francesa, han invertido en Marruecos. España tiene grandes intereses en el Sáhara, como la pesca, pero sea cuales sean estos intereses debe tener una visión más global. Ha preferido optar por el unilateralismo y yo creo que pierde mucho más que gana. España podría tener relaciones equilibradas reparando una injusticia cometida con el pueblo saharaui. Sigue siendo la potencia colonial con una responsabilidad histórica y moral inmensa y debe participar en el proceso de paz en el Sáhara asumiéndola, con voluntad de recuperar su credibilidad. Porque, además, las relaciones con la República Saharaui podrían incluso aumentar la eficiencia de sus inversiones. Así que España tampoco gana mucho en el terreno económico en esta relación con Marruecos. Llama la atención la coincidencia del retorno de la activista Aminetu Haidar con la firma de los acuerdos agrícolas de Marruecos con la UE… Eso daña claramente a los productos españoles y a los agricultores. Nadie puede entender por qué España perjudica sus propios intereses para lograr no se qué objetivo. Por otro lado la cuestión de Aminetu Haidar fue resuelta por la presión internacional. Hemos visto como España se quedó marginada y llamando al socorro a Francia y EEUU. Una política de ceder al chantaje marroquí no puede beneficiar ni a corto ni a medio plazo los intereses españoles. El acuerdo de pesca, por ejemplo, es claramente ilegal según el Derecho Internacional. Este acuerdo incluye ilegalmente las aguas territoriales del Sáhara Occidental. Se trata de un robo. Recientemente una opinión de juristas del Parlamento Europeo declaraba ilegal este acuerdo. Algún día los saharauis pedirán cuentas y reparaciones, así que no veo en qué sentido puede ganar España, porque el hecho de que se incluyan las aguas territoriales no significa que España pueda pescar en ellas. Lo están imponiendo por la fuerza, y yo no veo el provecho y la ganancia para los pueblos, ni el saharaui, ni el español. Es expoliación internacional. En España la gente tiene que saber que esto es algo robado. ¿No cree que la reivindicación común del pueblo español y del saharaui debe ser la independencia política de España respecto a Francia? Las relaciones del pueblo saharaui con España son históricas, de casi un siglo de convivencia, de carácter cultural, humano y tan sólidas que ni el pueblo español, ni el saharaui, deben descuidarlas ni darles la espalda. Hay un aspecto ético y moral, pero también lógico. La responsabilidad de España con lo ocurrido en 1975 implica una responsabilidad ética e histórica. De no ser por esta actitud entonces no asistiríamos hoy a esta situación tan trágica. Un alto responsable español anotó que desde la época de Napoleón, hasta finales del siglo XX, la política española dependió siempre de Francia, y por supuesto que hay una voluntad de cambiar esto y de tener una política independiente en sus relaciones con el resto del mundo. Pero desgraciadamente se nota que hay un seguidismo en la región con la política francesa. Se están creando ejes que pueden servir a los intereses de un gobierno, pero de ningún modo sirven a los intereses de los pueblos. Cuando digo una política independiente de Francia es que se tiene que acabar lo de ir por detrás, y eso significa tener relaciones equilibradas con todos los países con una política que de credibilidad y autoridad a España. Porque tampoco la actual política está a la altura de las aspiraciones de los pueblos, del español, el saharaui y del resto de países del Magreb. ¿Quiere añadir alguna cosa más? Son 35 años los que el pueblo saharaui lleva luchando y de ver conspiraciones, tentativas, de ignorarnos. Al final el Estado español debe abrir los ojos y acabar con lo que está pasando. La lógica de los sabios sería volver a una política clara y transparente de apoyo a la legalidad internacional que permita al pueblo saharaui ejercer su autodeterminación. La independencia del pueblo saharaui no es una utopía ni una exageración, sino una realidad que beneficiará a la estabilidad y la paz en la región, y también a los intereses españoles. El pueblo saharaui seguirá hasta lograr sus objetivos de libertad e independencia

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