Balance de un ciclo electoral

¡Deprisa, deprisa!

Si hubiera que definir de una sola manera el ciclo electoral que acabamos de terminar, ésta no podrí­a ser otra que la que encabeza este articulo: ¡Deprisa, deprisa! Posiblemente, ni siquiera en el turbulento y veloz periodo de la Transición, nos ha sido dado contemplar una aceleración tal de los cambios polí­ticos. Sí­ más abruptos, pero no tan veloces. Sólo hace falta echar mano de la memoria para comprobarlo.

Tras revalidar su mayoría simple en las elecciones generales de marzo de 2008, Zapatero se da de bruces con una crisis con epicentro en Wall Street, pero cuyo tsunami no tardará en alcanzar, y de forma devastadora, las orillas españolas.Después de dos años dando bandazos y palos de ciego, finalmente, en mayo de 2010 y tras recibir una llamada telefónica del mismísimo Obama conminándole a tomar una batería de medidas de recorte y rebaja de salarios y pensiones, Zapatero presenta en 24 horas ante el parlamento el mayor plan de ajuste de los últimos 50 años. Es el principio del fin político de Zapatero y del naufragio electoral en que a partir de entonces se va a sumergir el PSOE. Zapatero conduce al PSOE a la debacleJusto un año después de iniciada la política de recortes y ajustes tienen lugar las elecciones municipales y autonómicas en 13 comunidades. Y con ellas llega el momento de que sus votantes empiecen a pasarle la factura. El PSOE pierde casi 1,5 millones de votos respecto a las municipales de cuatro años antes, su porcentaje de votos baja en casi un 8% y se queda a una distancia también de 8 puntos con respecto al PP. Pero el descalabro político va más allá de lo que indican los mismos números.

«El ciclo se cierra con sorpresa en Andalucía: el PP pierde 400.000 votos en 100 días de gobierno» El PSOE es desalojado de todas las comunidades autónomas en las que gobernaba hasta entonces, incluidas aquellas que, como Castilla-La Mancha y Extremadura, se consideraban bastiones inexpugnables. Asimismo, se queda sin gobernar ninguno de los grandes Ayuntamientos del país, algunos tan emblemáticos como Sevilla o como Barcelona, que desde la llegada de la democracia siempre había tenido alcalde socialista. La debacle electoral del PSOE es de tal magnitud, que al PP le basta con sumar sólo medio millón de nuevos votantes para hacerse con el gobierno de todas las comunidades en disputa –con la única excepción de Asturias, donde una división interna de la derecha hace que el nuevo partido de Álvarez Cascos sea el más votado– y con todos los ayuntamientos relevantes. Lo que es presentado por todos los medios de comunicación como una “marea azul” que se abate sobre el país, es en realidad mas bien la consecuencia del castigo y el voto de rechazo recogido por Zapatero. No es que España se haya vuelto de repente conservadora o de derechas, sino que una importante masa de votantes de izquierdas no está dispuesta a respaldar la política del PSOE de Zapatero, dándole la espalda pero sin encontrar todavía un cauce político a través del cual expresarse. Pero, con ser muy importante su retroceso, lo peor está todavía por llegar. 20-N: las falsas aparienciasSiguiendo a pies juntillas los mandatos del FMI y Bruselas, Zapatero persiste en el mismo camino y a finales del verano de 2011 aprueba, junto con el PP, una reforma de la Constitución, con nocturnidad y alevosía, que establece que el gobierno está obligado a pagar antes a los banqueros alemanes y franceses los intereses de la deuda pública que a los jubilados españoles su pensiones.«Si Rajoy se empeña en seguir el camino de Zapatero, el de FMI y Bruselas, su futuro no será muy distinto» Reforma que es rechazada por todas las fuerzas parlamentarias (excepto PSOE y PP), por todos los sindicatos y que tiene la oposición activa en la calle del movimiento 15-M, nacido en medio de las anteriores elecciones municipales. Zapatero está conduciendo al PSOE al suicidio electoral y sus consecuencias políticas se van a dejar sentir de una manera brutal en la siguientes elecciones: las generales del 20 de noviembre de 2011. En ellas, el PSOE registra el peor resultado electoral de su historia, perdiendo 4,3 millones de votos y más de una tercera parte de sus diputados. La debacle es absoluta, y vuelve a repetirse la misma mecánica de las municipales y autonómicas. El PP sólo consigue sumar 500 mil nuevos votantes respecto a las generales de 2008, pero esto, gracias al modelo bipartidista y una ley electoral injusta, le es suficiente para obtener una holgada mayoría absoluta ante el descalabro de su rival. Rajoy pasa a tener un poder administrativo y territorial casi absoluto, pero no es principalmente –como ocurrió en el 82 con Felipe González y su programa de cambio– porque haya sido capaz de levantar una marea incontenible de apoyos a su programa y su partido, le ha bastado simplemente con mejorar algo sus resultados y esperar el hundimiento del PSOE. El ciclo se cierra con sorpresaSin embargo, cuando todo parecía apuntar a que Rajoy se encaminaba a cerrar el ciclo electoral con un broche de oro, arrebatándole al PSOE la última y principal joya de la corona, Andalucía, una corriente subterránea imprevisible de esas tan frecuentes en la historia de nuestro país, tuerce el rumbo de los acontecimientos. Y en lugar de cerrar un ciclo en la dirección que se esperaba, sienta las bases para que se abra otro nuevo completamente distinto.El PP no sólo fracasa en su objetivo de conseguir la mayoría absoluta, a pesar de que el PSOE sigue desangrándose y pierde 650.000 votos, sino que, sorprendentemente, pierde 420.000 votantes andaluces que le habían apoyado sólo 4 meses atrás. Tal cantidad de votos perdidos en apenas 100 días de gobierno es una clara advertencia: si Rajoy se empeña en seguir el mismo camino que su antecesor, el camino de ejecutar a pies juntillas los mandatos de Washington y Berlín, el futuro que le espera no será muy distinto del de Zapatero. Después de Andalucía, hay que mirar con otros ojos el ciclo electoral del último año.Primer hielo en las alas de RajoyEnric JulianaCon casi todo en contra (…) el PSOE logrará retener la presidencia de la Junta de Andalucía con el decisivo apoyo de Izquierda Unida, que consigue un resultado que tendrá consecuencias en el escenario político español. Lo veremos el próximo jueves en la jornada de huelga general convocada por los sindicatos CCOO y UGT.Primeras señales de hielo en las alas de Mariano Rajoy, cuando están a punto de cumplirse sus primeros cien días en la presidencia del Gobierno (…)El PP ha ganado, sí, pero con 200.000 votos menos que en las elecciones autonómicas del 2008 y cinco puntos menos (400.000 votos abajo) que en las elecciones generales del pasado mes de noviembre. Cuatro cientos mil votos menos que el 20-N: claro indicio de hielo en las alas del Gobierno central (…)El PSOE se salva de una humillación histórica, pero deberá pagar un buen precio a Izquierda Unida, verdadera ganadora moral de los comicios de ayer en Andalucía (…)

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