SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Democracia o cacicada

Cuidado con la trampa: la elección directa del alcalde es una cosa; el ‘premio de mayoría’, otra

Supuesto 1.– La primera vuelta concluye en Barcelona con el siguiente resultado: Xavier Trias (CiU), 22%; Ada Colau (Guanyem Barcelona), 20%; Oriol Amorós (ERC), 19,5%; Alberto Fernández Díaz (PP), 12%; Jaume Collboni (PSC), 11%; Inés Arrimadas (Ciutadans), 9%; Laia Altarriba (CUP), 5%. Puesto que nadie ha conseguido la mitad más uno, se debe ir a una segunda vuelta con los dos candidatos más votados. Trias y Colau, finalistas. Los demás candidatos y partidos apoyarán a uno de los dos, o llamarán a la abstención. No todos sus electores les harán caso. En la primera vuelta se habrá votado a los concejales, en urna separada, y el alcalde ganador obtendrá un premio de mayoría, para garantizar la gobernabilidad. El alcalde tendrá un tope de dos mandatos. Modelo italiano, vigente desde 1993.

Supuesto 2.- El alcalde lo eligen los concejales, pero los partidos más votados se someten a una segunda vuelta. Para acceder al ballotage es necesario traspasar un umbral de voto (11% sobre censo, por ejemplo). Sólo CiU, Guanyem Barcelona y ERC consiguen superar el corte. Los demás partidos deberán decidir por quién piden el voto, previa negociación con los finalistas. PP, PSC, Ciutadans y CUP se pueden quedar sin concejales, aunque es posible que obtengan representación en algún consejo de distrito. Modelo francés para las grandes ciudades.

Supuesto 3.- El alcalde y el plenario son elegidos por procedimientos muy distintos. El alcalde es escogido de manera directa por los ciudadanos, con un mandato que puede oscilar entre los cinco y los diez años. En la primera vuelta es necesario superar el 50%. La segunda vuelta la disputan el primero y el segundo, y vence el que obtiene más votos, sin necesidad de mayoría absoluta. El pleno se renueva cada cuatro años, mediante un sistema de elección proporcional abierto a todos los partidos. El alcalde es el director de la administración local y preside el plenario, sin premio de mayoría. Su partido seguramente será el más votado, pero no necesariamente tendrá la mayoría absoluta. Las tensiones entre el alcalde y el plenario puede que sean frecuentes. El alcalde tiene la autoridad del voto directo y dirige la maquinaria municipal; los partidos expresan el sentir político de la ciudad y tienen la última palabra con la aprobación del presupuesto. Habrá conflictos, pero ni el alcalde ni el plenario pueden convertirse en tiranos. Tendrán que pactar. Xavier Trias podría ser alcalde con un plenario dominado por las izquierdas barcelonesas. Modelo vigente en algunos länder alemanes. (En las ciudades-estado de Berlín. Hamburgo y Bremen, el alcalde es elegido por el plenario, con mayoría absoluta).

Supuesto 4.- Los alcaldes españoles siguen siendo elegidos por los concejales, sin indicación directa de los ciudadanos. Las listas de siempre, controladas por los aparatos de siempre, excepto en aquellos partidos que comienzan a ensayar elecciones primarias. Todo sigue igual, con un cambio sustantivo: es elegido alcalde, de manera automática, el cabeza de lista del partido más votado, que recibe un premio de mayoría (un determinado número de concejales), para impedir la formación de una mayoría alternativa de los demás partidos. Una solución restauracionista: los concejales que nos ha quitado el malestar social nos los repone el Ministerio de la Gobernación.

Esta puede que sea la propuesta que esconde el Partido Popular, inquieto ante el previsible auge del rupturismo en las grandes ciudades, anunciado por la irrupción de Podemos en las recientes elecciones europeas. Las municipales y autonómicas de mayo del 2015 se avecinan con algunos aromas de 1931. Cánovas buscará el acuerdo de Sagasta -Sagasta/Sánchez, o Sagasta/Madina- y es posible que lo encuentre, puesto que el PSOE teme verse desbordado. Cuando el Gobierno muestre sus cartas, veremos si se pretende dar más protagonismo a los ciudadanos, o regresar el estatuto municipal de José Calvo Sotelo, con un dique de contención que salve a Rita Barberá y a Xavier García Albiol, entre otros.

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