Manifestaciones en Hong Kong

Democracia e injerencias externas

Ondeando la bandera de la democracia, hay el intento de fomentar una llamada «identidad de Hong Kong»

Que dirigentes de las movilizaciones estudiantiles se reúnen con frecuencia con el cónsul norteamericano en la ciudad o realizan cursillos pagados por ONG’s norteamericanas dedicadas a “promover la democracia en el mundo” era una cosa ya sabida. Pero es la primera vez que un portavoz oficial del gobierno denuncia influencias externas e injerencias de países extranjeros en las movilizaciones estudiantiles en Honk Kong.

Las manifestaciones arrancaron tras conocerse que en las elecciones para elegir al nuevo gobierno de Hong Kong -que serán por sufragio universal-, el gobierno chino se reserva la facultad de designar a los candidatos que concurrirán a ellas. Un método poco habitual y extraño para los cánones occidentales, pero que sin embargo está recogido en los acuerdos -conocidos como “un país, dos sistemas”- firmados en 1999, tras el reingreso de la antigua colonia británica a la madre patria.

La rápida declaración del secretario de Estado norteamericano John Kerry apoyando las movilizaciones, ha tensado las relaciones con China. «Detrás del movimiento estudiantil, ondeando la bandera de la democracia, hay el intento de fomentar una llamada “identidad de Hong Kong”», que hace hincapié en la particularidad del legado de su historia colonial con el objetivo último de convertir la ciudad en una entidad política independiente de Pekín.

Una especie de “segundo Taiwán” que debilite en uno de sus flancos más sensibles el ascenso de China como gran potencia mundial. Repitiendo un guión similar al de todas las “revoluciones multicolor” que el hegemonismo norteamericano ha impulsado en medio planeta; la “democratización” aparece una vez más como el ariete de intervención de la superpotencia yanqui contra todos aquellos países que se escapan a su control. El esquema que sigue en todas partes es idéntico. Las movilizaciones empiezan de forma pacífica y controlada, los medios de comunicación occidentales -que dominan la información a escala mundial- las difunden profusamente, mostrando su carácter amable. A continuación, pequeños grupos radicales provocan el enfrentamiento con las fuerzas de seguridad. Y ya está montado el guión perfecto de las imágenes que las televisiones llevarán a todo el planeta: pacíficos manifestantes que sólo quieren, como usted y como yo, democracia golpeados por un Estado totalitario que no tiene otra respuesta que la represión y la fuerza. Estas imágenes sí que recorren rápidamente el planeta entero. No ocurre lo mismo con las movilizaciones y luchas generadas por las contradicciones entre el pueblo y el Estado o los excesos del desarrollismo que ya se están enfrentando desde China. Las luchas de los trabajadores chinos que han conseguido elevar el salario medio en las ciudades hasta los 400 dólares mensuales, las huelgas y movilizaciones contra la súper-explotación de las multinacionales, esas no son recogidas por los medios occidentales. Por eso usted seguramente no sepa que China es el país del mundo donde se dan anualmente más huelgas y manifestaciones, con diferencia sobre cualquier otro país del mundo. Pero esas no interesan a los medios occidentales.

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