El precio de la vivienda baja un 6,8% y cae a niveles de 2006

Demasiado poco, demasiado lento

Los datos oficiales hechos públicos por el ministerio de Vivienda, indican que el precio de la vivienda libre cayó un 6,8% en el primer trimestre del año, hasta los 1.958 euros por metro cuadrado, lo que sitúa el precio de la vivienda en los niveles de 2006. Y a pesar de eso los pisos siguen sin venderse. La compraventa de viviendas cayó en febrero el 37,5%, según el INE. ¿Por qué?

A esar de esta bajada el precio de la vivienda no se ajusta a su valor real, sigue hiperinflacionado. Si hemos de coger lo que decía The Economist, aún con esta bajada estaríamos en una inflación del precio de los pisos superior al 37%.Si a eso añadimos el aumento vertiginoso del paro y la inseguridad en el trabajo, junto con el cierre de los créditos para vivienda (la banca ha endurecido las condiciones hasta hacerlos inasequibles para la inmensa mayoría de las familias trabajadoras) es fácil comprender cómo se cierra el círculo de hierro que impide la venta de pisos.Un estudio de La Gaceta de los Negocios señalaba que en las condiciones actuales, para una familia con unos ingresos de 3.000 euros, el precio de la vivienda debería caer un 57% para poder acceder a una vivienda de 180.000 euros. En definitiva para invertir la tendencia es preciso que el precio de la vivienda llegue a bajar hasta un 50% ajustándose a su valor real.¿Pero si siguen hiperinflacionados y no se venden por qué no bajan más y más rápidamente? Esta es la auténtica pregunta del millón. El control monopolista que a través del control del crédito ejerce la banca sobre el mercado inmobiliario está reteniendo la caída de los precios. Bancos y cajas se están quedando con los inmuebles de las constructoras e inmobiliarias en quiebra y contienen la bajada de los precios a la espera de tiempos mejores.Tomar medidas para que el precio de la vivienda bajara un 50% hasta aproximarse a su valor real, ese es el camino que tendría que tomar el ministerio para reactivar realmente el mercado de la vivienda, haciéndolo asequible a los jóvenes y las familias trabajadoras. ¿Pero están dispuestos a ponerle el cascabel al gran gato bancario?

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