Entrevista a Xulio Ríos

“Del XX Congreso del PCCh sale la determinación de culminar el proceso de modernización del país”

Nadie mejor para revelarnos los secretos de la política china que Xulio Ríos, con toda seguridad el mayor experto en el gigante asiático de nuestro país. Le preguntamos sobre los resultados del XX Congreso del Partido Comunista de China (PCCh).

Leer a Xulio Ríos -con toda seguridad el mayor experto en China de nuestro país-es obligatorio para entender los entresijos de la política del gigante asiático.

Xulio Ríos ha sido director -y ahora es asesor emérito- del Observatorio de la Política China y autor de varias obras sobre China. En los últimos años ha publicado ensayos como «La metamorfosis del comunismo en China» (2021), «Taiwan» (2020), «La China de Xi Jinping» o «China pide paso» (2012). De Hu Jintao a Xi Jinping. Es coordinador de la Red Iberoamericana de Sinología y miembro de la Cátedra China. Forma parte del consejo de redacción de la revista china Shijie Minzu y dirige el Informe Anual sobre la Política China que se elabora desde 2007. También coordina Jiexi Zhongguo, revista iberoamericana de análisis sobre China. Es asesor de Casa Asia, profesor consultor del Instituto de Altos Estudios Universitarios y colaborador habitual en diferentes medios de comunicación. Ha sido investigador visitante en universidades y centros de investigación de China continental y Taiwán.

Entrevistamos a Xulio Ríos tras la celebración del XX Congreso del Partido Comunista de China (PCCh).

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La celebración del XX Congreso del Partido Comunista de China ha despertado el máximo interés ¿cuáles son las conclusiones más trascendentes del Congreso?

Quizá lo más concluyente sea la determinación expresada por el PCCh para encarar esa etapa decisiva que tiene por delante para culminar, en las próximas décadas, el proceso de modernización del país. Por otra parte, el XX Congreso ha enfatizado igualmente la firme voluntad del PCCh de liderar ese último impulso con plena fidelidad a la misión fundacional del propio Partido, es decir, sin concesiones a enfoques liberales y conforme a su ideario tradicional, que se ha visto reafirmado, y también sin abdicar de la soberanía para congraciarse con Occidente.

Xi se ha rodeado de líderes cuya clave es el compromiso con el xiísmo, entendido como la guía para vertebrar la actual etapa

Es conocido el refrán chino que dice “si uno ha recorrido 90 pasos de un camino de 100 le falta la mitad del camino”. Esa es la tesitura china actual: es mucho lo que China ha conseguido en las últimas décadas saltando de la posición 32 (1978) en el ranking de las economías globales a la actual segunda (desde 2011) pero el periodo que viene será altamente exigente, con un cambio en el modelo de desarrollo que no será fácil y en un contexto internacional bien diferente al de épocas precedentes.

Culminar el proceso de modernización económica con fidelidad a la misión fundacional del propio partido

Si la modernización en lo económico es su principal meta histórica ¿hay un modelo de modernización de Xi Jinping?

Lo que el PCCh dice es que su vía hacia la modernización es original y responde a sus singularidades históricas, culturales, demográficas, etc. Indudablemente, hay elementos en común con otros procesos similares desarrollados en otras partes del mundo, en especial en las economías liberales occidentales, pero resalta sobre todo su originalidad, un extremo en el que quiere profundizar rechazando una hipotética homologación con otros modelos. En realidad, es una vieja idea que se remonta al enfoque de las “cuatro modernizaciones” de los años 60 y también al énfasis chino en conformar soluciones propias alejadas en su día del modelo de inspiración soviética. Que la modernización esté conducida por el PCCh sugiere bases diferentes que apuntan no solo a su idiosincrasia interna, en evolución permanente, sino también al modelo de relaciones internacionales que pretende impulsar. Y otra cosa más: por ello mismo, reitera su renuncia a exportar el modelo, su negativa a importar el de otros y su apelo a que cada cual elija soberanamente su propia vía. Por otra parte, la modernización, que tiene en lo económico una dimensión notable, abarca todos los dominios y, a la postre, debe acercar a China al núcleo central de la gobernanza global.

¿Qué es “la prosperidad común?

China ha obtenido un éxito mundial acabando con la pobreza extrema de 800 millones de personas. ¿Qué es “la prosperidad común” de la que hablan los actuales dirigentes chinos y qué tiene que ver con redistribuir más eficazmente la riqueza?

Es un elemento destacado en el proyecto del PCCh. En efecto, se ha anunciado la erradicación de la pobreza extrema y los avances en materia social son importantes, probablemente mayores que en ningún otro país del mundo; no obstante, los niveles de desigualdad y los desequilibrios son aun de gran magnitud. La segunda economía del mundo está en la posición 90 en el índice de renta per cápita o en la posición 82 en IDH. Los beneficios del crecimiento de las últimas décadas no se han distribuido con la justicia exigible entre la población. El nivel de concentración de la riqueza ha aumentado en los últimos años. Por tanto, la redistribución es un imperativo insoslayable para ampliar la base de esa clase media llamada a erigirse en un vector de crecimiento de la economía china en los próximos lustros, pero también una exigencia política básica para un partido que se reclama de obediencia e inspiración marxista. La experiencia piloto se está desarrollando en Zhejiang, una de las provincias más desarrolladas del país, y el primer balance debe efectuarse en 2035. El jefe del PCCh en esta provincia, Yuan Jiajun, ingeniero aeroespacial y responsable del envío del primer chino al espacio.

La redistribución es una exigencia política básica para un partido que se reclama de  inspiración marxista

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Los cambios en la dirección del PCCh

En el terreno político, cómo valorar los cambios en la cúpula dirigente. ¿Hay alguna otra clave de línea política interna?

A mi entender, se ha producido un punto y aparte con el esquema denguista. Es decir, la institucionalidad trazada en la era de Deng Xiaoping para evitar la reiteración de los desmanes de la época maoísta (desde la dirección colegiada a los límites de edad o de los dos mandatos) está en la picota y en proceso de acusado abandono. Por otra parte, Xi se ha rodeado de líderes afines en los principales órganos de poder excluyendo de forma contundente otras sensibilidades, instituyendo una dirección cuya clave principal es el compromiso con el xiísmo, entendido como la guía para vertebrar la actual etapa sin vacilaciones de ningún tipo. El incidente con Hu Jintao o la exclusión de figuras como Wang Yang o Hu Chunhua –además del primer ministro Li Keqiang que ya se daba por descontada por haber cumplido los dos mandatos- debe contextualizarse en ese ámbito. Por tanto, cabe esperarse para los próximos años un despliegue más intenso de la visión de Xi en todos los órdenes de la política interna y exterior con ese denominador común de una aceleración de las decisiones clave y una expresión más contundente de los intereses del país. El riesgo es la falta de un contrapunto interno y quizá una pérdida sustancial de la calidad del debate político con un reclamo de lealtad que puede convertir la mera discrepancia en disidencia.

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La política exterior

Existe una preocupación internacional por la dirección de las relaciones China-EEUU. ¿Es éste el principal reto que define la política exterior de China?¿Qué propone China frente a la confrontación impulsada por EEUU?

Cumbre virtual UE-China, septiembre 2020.

Indudablemente, es la relación hoy más importante. Y es probable que a medida que China afiance la trayectoria trazada por el xiísmo las tensiones actuales vayan en aumento. Es claro que China aspira a trascender la actual hegemonía unilateral por un orden multipolar. En ese esquema, podemos imaginar la reacción de EEUU en cuya política hacia China pesa cada vez más la confrontación sobre cualquier otra actitud, ya nos refiramos a la tecnología o incluso a la política y la ideología. Hemos podido constatar como la diferencia entre Donald Trump y Joe Biden se resume en la mayor capacidad de este para conseguir apoyos a esta política, que no tiene trazas de cambiar cualquiera que sea la Administración futura en los EEUU.

En lo estratégico también la presión irá en aumento, con la defensa y la seguridad como vectores de proyección principal junto a la pugna tecnológica. Y la reacción china tiene varios puntos de apoyo: lo primero es la estabilidad interna y la solución de sus propios problemas estructurales, es decir, cuanto más fuerte dentro en mejores condiciones estará para afrontar los retos exteriores, y en eso la palma se la lleva la apuesta por la innovación; en segundo lugar, evitar la conformación de una alianza global anti-China explorando los matices existentes entre las potenciales occidentales. Por último, multiplicando su oferta a los países en desarrollo con propuestas atractivas que sirvan también de complemento a su estrategia interna.

El interés de la UE debiera ser moderar la confrontación, apostar por la multipolaridad y fortalecer el diálogo con China

¿Qué papel juegan las nuevas tensiones en torno a Taiwán?

Taiwán es la cara B del proceso de modernización. La reunificación constituye un imperativo histórico para el PCCh. Lo que podemos esperar es un incremento de la presión contra el independentismo que actual gobierna en la isla y contra la interferencia externa, muy particularmente de los EEUU, pero también de Japón. Probablemente, no es casual que el general He Weidong, artífice del bloqueo de la isla en agosto tras la visita de Nancy Pelosi, haya sido promovido a la vicepresidencia de la Comisión Militar Central. China insistirá en que Taiwán es la más roja de sus líneas rojas. Es una tesitura difícil para el PCCh: cuanta más presión, más riesgo de desafección de la sociedad taiwanesa, alejándola del “sueño” de la reunificación, y también más implicación de EEUU en el contencioso. Esa conjunción eleva el riesgo de crisis grave en el Estrecho y complicará esa apuesta preferente por una solución pacífica que sigue primando en la estrategia del continente.

China se ha abstenido en la ONU de apoyar las resoluciones a favor de Rusia. ¿Cómo entender la posición China  respecto a la invasión rusa de Ucrania?

La posición de China se basa en la comprensión de las razones de Moscú, en la defensa de la integridad territorial de Ucrania y en la responsabilización última de EEUU y la OTAN al insistir con la ampliación de la Alianza. La guerra perjudica los intereses inmediatos de China, que condena las sanciones occidentales y reclama una solución política.

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China y un nuevo orden mundial

Asistimos a la configuración de un nuevo orden mundial. ¿Puede y debe Europa jugar un papel diferente al seguidismo a Estados Unidos?

¿Cómo ve las relaciones de España con China y el papel que debería jugar en la UE?

La naturaleza del conflicto entre EEUU y China tiene que ver con una disputa hegemónica. Será difícil para EEUU evitar que China le supere en cuanto a poder económico y eso tendrá consecuencias en otros campos. No es el caso de la UE salvo que nos decidamos a apostar por una reedición de la guerra fría de nuevo tipo después de vivirla en suelo europeo durante décadas. El interés de la UE debiera ser moderar la confrontación y no adherirse inquebrantablemente a ninguna de las partes, sino apostar por una multipolaridad que le afiance como actor estratégico genuino y también fortalecer el diálogo con China. Los retos que la sociedad internacional tiene planteados exigen poner sobre la mesa ideas constructivas que nos permitan avanzar en soluciones compartidas. España debiera apoyar esa tesis en el marco de la UE.

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