SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

¿Del bipartidismo hacia la gran coalición?

Al escribir el título de esta columna he dudado y al final he preferido unas interrogaciones en vez de una certeza. Es claro que algunos, cada vez más, están ya trabajando pensando en esa gran coalición PPPSOE pero lo que no está claro es que obtengan ese resultado.

Ese bipartidismo pierde credibilidad a chorros como lo muestran las encuestas con el rechazo casi unánime de la ciudadanía a los líderes de ambos partidos. Unido al descrédito de esos partidos sintetizado en respaldo electoral claramente a la baja y sólo ligeramente superior al cincuenta por ciento de los encuestados. En gran parte, el descrédito de los partidos políticos viene determinado por el descrédito de esos dos ya que para muchos ciudadanos son “los” partidos o la llamada “clase política”.

Se han encendido las luces de alarma hace ya algunos meses en eso que llamamos el bipartidismo pero que es un artefacto social mucho más amplio y poderoso que esas dos formaciones políticas. Es lo que se llama el “establishment”, el Sistema o que prefiero llamar el Régimen porque se trata de eso. Todo un conjunto de intereses cruzados que abarca la política, la gran empresa, la élite de los medios de comunicación y líderes de opinión, lo más destacado de intereses foráneos. En suma, lo que se llama el Poder dentro del cual la expresión partidista es simplemente una parte y no la más importante.

Alguna muestra de lo que está pasando. Tenemos en lo inmediato un test para medir el auge y la decadencia de ese bipartidismo que son las elecciones europeas. Échese un vistazo por ejemplo a TVE (esa que pagamos todos) y compruébese la absoluta parcialidad, el grosero sectarismo de sus “informativos” sobre la precampaña. Cualquier observador imparcial sacará la conclusión de que a estas elecciones sólo concurren los dos partidos: el de Cánovas y el de Sagasta, es decir el PP y el PSOE. Se reducen los espacios obligados para prácticamente eliminar a minoritarios que son parlamentarios y que están creciendo y se amplía la “información” de actualidad con los dos de siempre. O las conclusiones de muchos medios a las recientes encuestas, proclamando el fin de la caída del bipartidismo y el estancamiento de otras opciones políticas. Se trata no tanto de informar como de influir.

Esto es sólo el inicio de un proceso que continuará. Agitarán espantajos ya conocidos y empleados en otras partes desde el extremismo hasta la impericia de esas otras opciones para lo que contarán con grandes recursos económicos y de todo tipo. Y en último término como última “ratio” está la gran barrera: una ley electoral nacional injusta, no democrática, resultado de la transición que prima descaradamente a los mayoritarios y que castiga severamente a los minoritarios (excepto los nacionalistas) y, hasta desincentivarlos, a sus potenciales votantes. Millones de votos van a la papelera. Precisamente de eso se trata para mantener el poder y sus sinecuras.

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