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Del ataque de Moody’s al nuevo ajuste de Rajoy

MOODY’S asestó anoche un duro golpe a la banca española al rebajar hasta el nivel de bono basura la deuda de la mayoría de las entidades, exceptuadas las más grandes. Es chocante que el mismo día en el que el Gobierno pide formalmente el rescate financiero que puede empezar a resolver los principales problemas del sector, la agencia norteamericana decida sacar del circuito de los inversores -eso significa la nueva rebaja del rating- a la mayor parte del mismo.Podemos buscar una explicación a esta decisión de Moody’s en la rebaja del rating del Reino de España hasta Baa3, a un paso del grado especulativo, el pasado 13 de junio. Tiene sentido que los bancos que trabajan mayoritariamente en el territorio nacional y que tienen en sus carteras deuda española vean deteriorada su calificación de forma paralela a la del Estado.

Con todo, Moody’s reavivó ayer el debate sobre el papel de las agencias y la oportunidad de sus informes. Pero hay que tener en cuenta que las calificadoras de riesgos tienen el poder que los organismos oficiales les han conferido. Por ejemplo, el BCE sólo acepta como garantía en sus operaciones deuda que tenga un buen rating, aunque que el banco ha rebajado hace unos días esas exigencias porque el rápido deterioro de muchas instituciones y entidades amenazaba con estrangular el sistema. El reconocimiento de ese estatus explica que, a pesar de sonoros fracasos como tener calificado al banco Lehman Brothers como Triple A en el momento de su quiebra, las agencias hayan sobrevivido a la crisis. Como a corto plazo esta influencia va a permanecer, el camino más realista para que suban la nota a España y a sus empresas es intentar cuadrar las cuentas.Así lo anticipó ayer el presidente del Gobierno en la Asamblea de CEOE al anunciar nuevas medidas «duras y difíciles», que tendrán como objetivo crecer y crear empleo. Rajoy rectificó así sus palabras de mayo, cuando con la prima de riesgo disparada, él mismo y Luis de Guindos solicitaban al BCE que comprara nuestra deuda «porque España ya había hecho todo lo que estaba en sus manos». El presidente tuvo que reconocer que el camino del ajuste no ha llegado a su fin, como este periódico ha alertado en varias ocasiones. Rajoy no concretó el nuevo plan, pero dos advertencias llegadas desde la Comisión indican cómo se desarrollará. Olli Rehn contestó a la carta de petición del rescate bancario con un comunicado en el que expresaba que vigilará «de cerca» el cumplimiento de los compromisos del Gobierno con el déficit y con las reformas estructurales.Joaquín Almunia detalló que, tras la solicitud de ayuda, la subida del IVA no es una recomendación sino una «obligación» y hoy desvelamos que el Ejecutivo estudia aumentar la base de ese impuesto para pasar productos de los tipos reducidos al normal. El Gobierno lograría así una especie de cuadratura del círculo: podría decir que técnicamente no ha subido el IVA y salvar la cara ante declaraciones anteriores, aunque en la práctica haya que pagar hasta 10 puntos más en hoteles, cines o restaurantes. En este nuevo paquete, el Gobierno debería acometer sin dilación la profunda reforma de la Administración que necesita España para frenar el despilfarro. Para muestra un botón: ayer se supo que sólo 26 de las 192 embajadas autonómicas cerrarán sus puertas para integrarse en las sedes diplomáticas del Estado. ¿Hasta cuándo lo consentiremos?

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