El Ayuntamiento de Madrid retira la placa a Largo Caballero

Degradar la memoria para enfrentar y dividir

Con motivo del 151º aniversario del nacimiento de Largo Caballero el Ayuntamiento de Madrid retira a mazazos la placa que lleva su nombre. Cumpliendo así la moción aprobada por Vox y respaldada por el PP y Ciudadanos. Al margen de lo arbitrario y probablemente contraria a la ley de esta decisión, motivo por el que Más Madrid llevará el caso a los tribunales, hay una ofensiva intolerable que busca degradar la vida política, enfrentar y dividir a los madrileños y a los españoles

Aunque se le esté denominando como “revisionismo histórico” no es otra cosa que una subversión descarada de la historia en la que se pretende igualar a Franco con Largo Caballero, al bando fascista y al bando republicano, a Hitler y a Rosa Luxemburgo, algo que ningún historiador serio puede dejar de denunciar como de hecho está pasando. 

Sin ningún tipo de pudor, pretenden hacernos creer que la culpa de la Guerra Civil no es del bando fascista que realizó un golpe militar con el apoyo de Italia y Alemania. Sino que la culpa la tiene el bando republicano, el bando que representaba la legalidad y había sido elegido democráticamente. 

En el fondo se busca degradar y crispar la vida política española, en este caso la madrileña, una intolerable política que enfrenta y polariza a la gente. Los que chillan “guerracivilismo” cuando se toca a Franco o se quitan calles de generales fascistas, son los que más alientan el enfrentamiento dentro de la sociedad española.

La línea de subvertir los hechos históricos para enfrentar a la población ha provocado que la mayor parte de los catedráticos de historia denuncien estas falsedades. Ningún historiador serio, con independencia de su ideología o trayectoria política, puede consentir que adulteren nuestro pasado.

Recientemente se ha publicado un manifiesto firmado por más de 250 historiadores donde desmontan las acusaciones de Vox. Uno de los ataques favoritos de la ultraderecha, el de que “se produjeron mayores atrocidades en el bando republicano”, queda más que desmontado por los historiadores: “todo lo contrario: la recuperación de la autoridad del Estado con la eliminación de las milicias de vigilancia en retaguardia y la limitación de la represión política (habitual en toda guerra) por medio de los tribunales populares”.

La trayectoria de Largo Caballero

Largo Caballero nació el 15 de octubre de 1869 en Madrid, de padre carpintero y madre criada. Desde los 7 años empezó a trabajar en el gremio de la construcción, especializándose en ser estuquista. A los 20 años se afilia a la UGT tras participar en el 1º de Mayo y escuchar el mitin de Pablo Iglesias sobre la importancia de la organización obrera. Desde su entrada trabajó por organizar a los obreros de su sector, abriendo la sección de estuquistas dentro de la UGT. 

Tras diez años de activismo sindical, y siete de militancia en el PSOE, fue elegido vicetesorero de la UGT y vocal del Comité Nacional del PSOE. Cargo que perdió en 1902, pero que recuperó en 1915 al ser reelegido. Fue uno de los pilares clave para la realización de la gran Huelga General Revolucionaria de 1917. Donde no solo se pedían mejores condiciones para los trabajadores, sino que se reclamaba un cambio en el modelo político realizando “unas elecciones sinceras de unas cortes constituyentes”. Fue encarcelado bajo los crímenes de sedición y condenado a cadena perpetua. En 1918 fue amnistiado y fue elegido secretario general de la UGT y miembro de la ejecutiva del PSOE. Fue una de las principales figuras que encabezaron la negativa a sumarse a la Internacional Comunista, provocando que las juventudes socialistas se escindieran y bajo la dirección de Manuel Núñez de Arenas fundaran el Partido Comunista de España.

Durante la dictadura de Primo de Rivera encontramos en Largo Caballero a uno de sus principales colaboradores en el “tema social”. ¿Cómo es posible que un dirigente sindical y socialista encarcelado por organizar una huelga fuese un colaborador de peso a los pocos años?  No es de extrañar si observamos qué reforma llevó para la industria y los trabajadores: nacionalizó las industrias que hoy conocemos como CAMPSA  o Telefónica, mejoró las infraestructuras y las condiciones laborales. Si no se tratase de un general africanista, los que hoy atacan a Caballero dirían que Primo de Rivera era un bolivariano. Tras el fin de la dictadura formó parte del comité revolucionario, el gobierno provisional de la Segunda República y posteriormente es diputado del PSOE hasta 1936. Fue una de las figuras claves al instigar la insurrección de Asturias, aunque luego, a diferencia del PCE, retiró su apoyo al ver que esa insurrección estaba condenada al fracaso.

Durante la guerra civil, encabezó de forma revolucionaria la defensa de la legalidad democrática frente al fascismo. Aunque lo hizo desde una línea errónea, al querer formar un gobierno sindical y obrero. Esta posición obrerista no le dejaba ver que había sectores de la iglesia y de la derecha democrática que eran aliables y, por lo tanto, era posible y necesario hacer un frente amplio de unidad contra el fascismo. Si bien Largo Caballero representa al ala del PSOE más en sintonía con el PCE y el leninismo, no fue comunista. Nunca militó en el PC, de hecho peleó activamente en contra de la injerencia política por parte de la Unión Soviética durante la Guerra Civil. Pero sí revolucionarios, y nada socialdemócratas, como sí lo eran los otros partidos socialistas europeos que abogaban por convivir y colaborar con el fascismo. Esa línea colaboracionista la podemos ver en Julián Besteiro, quien pactó con los sublevados fascistas para entregarles Madrid.

Largo Caballero forma parte de nuestra historia. La historia de la lucha revolucionaria de la clase obrera, que aunque cometió errores de izquierdismo es un ejemplo de lucha por la democracia y contra el imperialismo. Frente a los que quieren enterrar el pasado, borrando la lucha revolucionaria de nuestro pueblo, es vital que se estudien figuras como Largo Caballero. Quiénes son, qué representan, para sacar enseñanzas y conclusiones que nos permitan llevar adelante la lucha revolucionaria.

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